Para vencer el orgullo es necesario un anti-veneno que lo combata.
María siempre fue casta, humilde y simple. Fue la humildad de ella la que atrajo los ojos de Dios. ¿Sabes qué fue lo que expulsó a Lucifer del cielo? El orgullo de él. El pecado de Lucifer fue el orgullo, la soberbia, porque él quería igualarse al Señor. Todo pecado vino al mundo por causa de satanás. Nosotros sabemos que, para todo veneno, es necesario un antiveneno para combatirlo. En ése mundo tomado por el orgullo, la humildad de Nuestra Señora es ese antiveneno. El Hijo de María vino al mundo para salvarnos del orgullo, de la vanidad y de la soberbia. Mira cuánto Jesús se tuvo que humillar!
Nosotros podemos decir que María y Jesús formaron un dupla maravillosa. Primero María, que se hizo humilde y obediente; después, Jesús, que fue obediente hasta la muerte en cruz para salvar a la humanidad. De los dos vino nuestra salvación. Dios dio a Nuestra Señora, la más humilde de las criaturas, la tarea de rescatarnos y salvar juntamente con Jesús. No tengamos miedo de asumirla ahora como Madre!
"Quién es ésta que avanza como la Aurora, bella como la Luna, brillante como el sol, temible como ejército en orden de batalla?! Cn 6,10
Tu hermano, Monsenhor Jonas Abib
Fundador da Comunidade Canção Nova - fuente Portal Canción Nueva
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