Señor, en la mañana de domingo,
cuando la resurrección de la naturaleza
me habla de Tu Resurrección,
cuando la luz que irrumpe en el horizonte
me recuerda Tu Luz que rompe toda tiniebla
pido y clamo ¡envía Tu Espíritu Santo!
Llena mi vida entera con la Fuerza y el Amor de Tu Espíritu,
y si él me manda al desierto,
si en mi día debo caminar tiempos y senderos de desierto,
recuérdame que caminas conmigo,
¡Recuérdame que Tu Espíritu me asiste!
Que Tus Ángeles vienen en mi auxilio!
y Dame la gracia de la perseverancia,
de la fidelidad.
Que mis oídos se abran,
mis ojos te contemplen,
mi corazón te adore
y mi lengua te proclame: ¡Tú eres mi Señor,
Tú eres mi Salvador!
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