Cristo quiere hacer de ti una nueva criatura. Para eso es necesario poner en práctica Sus palabras de conversión y cambio de vida
“Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación” (Lucas 11,30).
En este pasaje bíblico vemos que Jesús no está contento con los hombres de Su época y llama aquella generación mala y perversa porque ellos buscan una señal, quieren una garantía, una seguridad de Dios, de cómo y cuando Su Reino se va a manifestar. Pero, en realidad, ellos son incrédulos, indiferentes a eso y también malos, porque, hacia mucho tiempo, Dios ya había dado la señal de Jonas, la cual, en aquellos días, se hizo vida, realidad concretizada en la persona de Jesús.
Primeramente porque Jonas fue el profeta de la penitencia y de la conversión, porque, cuando casi toda Nínive se echó a llorar por causa de sus pecados, él predicó a aquellas personas pidiendo un espíritu de penitencia y de conversión, y Dios vino a ayudar a estas personas porque aceptaron hacer penitencia y purificar nuestros pecados.
Aquí esta Jesús entre nosotros anunciando el Reino de Dios, llamándonos a la conversión y creer en el Evangelio, para hacer penitencia y liberarnos de los pecados. Los ninivitas escucharon a Jonas, pero estas personas no escuchan a Jesús en este momento, por eso la vida de ellos no cambia y camina hacia atrás.
Es necesario escuchar a Jesús, no basta solo pensar que es bonito lo que Él predica y lo que Él enseña. Es necesario dejar que Sus palabras caigan en nuestros corazones, fecunde y haga una transformación en nuestra forma de actuar y de pensar. Es por eso que en este tiempo cuaresmal, somos llamados para hacer cuarenta días de penitencia, sea por la oración, o por la caridad o por el ayuno. Somos llamados, sobre todo, para enfocar nuestra vida en aquello en que necesitamos urgentemente de conversión para que la gracia de Dios venga en nuestra ayuda.
El profeta Jonas pasó tres días en el vientre de la ballena, esto es una señal de aquello que iba a suceder con Jesús, que va a pasar tres días allí en el fondo del sepulcro o, mejor dicho en las profundidades de la muerte. Así como Jonas fue escupido de fuera del vientre de la ballena, Jesús saldrá de la tierra, de Su sepulcro, vivo y resucitado, para darnos una vida nueva.
Sin embargo, si no escuchamos primeramente las palabras de conversión y cambio de vida de Jesús, así como ocurrió con las personas elegidas por Dios, tampoco sabremos reconocer que Él está presente en medio de nosotros por Su resurrección. Si la penitencia es la muerte, el “hombre viejo” queda para atrás, la resurrección es la vida nueva. Solo experimenta la resurrección quien pasa por la pasión y por la purificación interior.
¡Dios te bendiga!
Padre Roger Araújo
Sacerdote de la Comunidad Canción Nueva
Sacerdote de la Comunidad Canción Nueva
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