¡Que sea un buen día, Señor,
qué sea Contigo, éste, un muy buen día!
Que descubra Tu Presencia,
Que todo vuelva tenga a tener su brillo,
Que la esperanza se asome en el horizonte,
que todos los esfuerzos tengan su recompensa,
tengan su crecimiento, den el fruto esperado.
Que mis pasos no se aparten del sendero;
ni mi vista de tu mirada,
ni mis oídos de Tu Palabra,
ni mis sentires de Tu querer.
Que no se cierren mis ojos a mi entorno,
ni desconozca a los cercanos
y a los lejanos que están cercanos.
Y en todo, y por sobre todo...
¡Dame Tu Espíritu Santo!
y habla despacio... aún en mis distracciones,
¡habla despacio!,
sólo para que Te escuche:
¿qué podemos hacer juntos hoy?
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