miércoles, 31 de enero de 2024
COMPRENDIENDO LA PALABRA
RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 6,1-6
Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos.Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos?¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo.Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa".Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos.Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
domingo, 28 de enero de 2024
COMPRENDIENDO LA PALABRA
RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 1,21-28
Entraron en Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar.Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar:"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre".El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre.Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!".Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.
Cállate y sal de él.
Queridos hermanos, paz y bien.
Sus palabras llegaban al corazón. Eran palabras dichas con fuerza y con poder, como si brotaran de una fuente interior creadora. Eran palabras vivas y entrañables, que producían efecto. No se parecían en nada a las palabras de otros maestros y escribas, palabras viejas, cansadas, frías. Hace un comentario del texto que no le ha escuchado a nadie. Es suyo, vivo, adecuado a las circunstancias. E interpela de verdad, mueve los corazones. No deja indiferente a nadie.
Al escucharle, los vecinos de Jesús se dieron cuenta de que ahí había algo diferente. Hablaba un verdadero profeta. Y lo hacía con autoridad. La autoridad que viene de Dios. Eso es lo que el Resucitado ha compartido con nosotros. El Evangelio, la Palabra de Dios, está cerca de nosotros, y nos ayuda a discernir la voluntad del Padre y a comunicarla a los hermanos. El viejo deseo de Moisés, de que todos los israelitas se convirtieran en profetas, como era el mismo Moisés. Lo que aconteció en Pentecostés, en Jerusalén, cuando los Apóstoles, eso está ya a nuestro alcance. Es también nuestra misión.
La lectura de hoy no termina ahí. Se nos relata después el encuentro con el endemoniado. El “pobre hombre” estaba en la sinagoga, en sus cosas de endemoniado, tranquilo. Los demás, seguramente, le veían en una esquina y le evitaban. Digamos que se habían acostumbrado a “vivir con el demonio”. Todos tranquilos, él y los que compartían la oración con él. Dicho así, suena raro, pero es lo que, quizá, nos pasa también a nosotros. No hacemos daño a nadie, pero estamos de acuerdo con situaciones que no nos hacen bien. Son las concesiones para guardar la propia imagen, los compromisos con situaciones injustas, una vida espiritual tibia o fría… Mientras todo esto pasa, el demonio está tranquilo, porque nada le impide seguir reinando en nuestras vidas. Pero…
Cuando aparece un verdadero profeta, entonces todo cambia. Lo hemos visto muchas veces, a la largo de la historia. (San Francisco de Asís, san Óscar Romero en El Salvador, los jesuitas de la UCA…) Habla el profeta y salta el demonio. Una interpelación para los que nos decimos cristianos. Si vivimos, hablamos, predicamos, y a nuestro alrededor nadie reacciona, a lo peor no estamos transmitiendo toda la fuerza que tienen las palabras de Jesús. A lo mejor no estamos siendo signos para los que están a nuestro alrededor.
El mejor exorcismo, entonces, es dejar que Cristo se haga presente en mi vida. Encender la lámpara de Dios para que desaparezcan las tinieblas del mal. El sacramento de la Reconciliación tiene esa fuerza. El Señor, así, con su luz, te da el perdón y la paz. Porque Él tiene poder sobre todos los demonios.
Conviene estar en permanente discernimiento, para saber si el espíritu, aquello que nos mueve en la vida viene de Dios (1 Jn 4, 1) o no. Y no dialogar con el demonio. Con el demonio no se negocia. Hay que, como Jesús, decirle “cállate” y darle la espalda. Mirar a Cristo, nuestro único Salvador. Darle la mano a Él, y no al enemigo, que siempre viene cargado de argumentos para hacernos caer en la tentación. Argumentos muy convincentes, por cierto. Sabe de qué pie cojeamos y, como león rugiente, busca a quién devorar. Tener cuidado, para que no nos pase como a ese chavalillo, de 3 o 4 años, que hace unos días, cerca de casa, se rezagó un poco viendo un escaparate y, en vez de darle la mano a su padre, me la dio a mí. Cuando vio que se había equivocado, salió corriendo a buscar a su papá. Mirar siempre a quién le damos la mano, a Jesús o al demonio.
También es oportuno comentar la lectura de san Pablo. Se nos recuerda algo que, en estos tiempos, suena raro a veces. El celibato es una condición favorable para permanecer unidos al Señor. Quien no posee una familia propia tiene el corazón libre para dedicarse completamente a Dios y a los hermanos. Es más, esa condición de célibes es también un testimonio para las personas casadas de la comunidad: es una llamada de atención sobre el hecho de que el matrimonio pertenece a las realidades de este mundo, no es la condición última; es transitorio y destinado a pasar. No es algo absoluto.
Eso no significa que el matrimonio sea malo. Pablo tampoco lo consideraba así. Ni mucho menos. Es más, en este mismo capítulo habla de que es mejor casarse que abrasarse. Es decir, que si el que es llamado al matrimonio no se casa, y se refugia en una egoísta y cerrada soltería, acabará abrasado, siendo infeliz en esta vida y en la otra. Por eso no se pueden interpretar mal las palabras del Apóstol al referirse al celibato. Quería que maridos, mujeres e hijos se trataran con cariño. Demostró a lo largo de su vida una gran preocupación por el trabajo cotidiano y nadie puede dudar de su dedicación en cuerpo y alma a la construcción del Reino frente al mal que acecha a nuestro mundo.
El mal puede ser vencido con amor, nos dirá más adelante en la misma primera carta a los Corintios (capítulo 13). Sólo que, cada uno, en algún momento de su vida, debe plantearse qué quiere Dios de él. Y, con amor, responder a esa llamada. Dar todo el corazón a Dios, sacrificar en su honor los sentimientos más nobles del hombre. No para destruirlos, sino para sublimarlos, para transformarlos. Consiguiendo el gran milagro de que haya personas que, a fuerza de amar con absoluta entrega y generosidad, cooperen eficazmente a la redención de la Humanidad.
Nuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.
sábado, 27 de enero de 2024
Dar la Vida - San Maximiliano M Kolbe
COMPRENDIENDO LA PALABRA
RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 4,35-41
Al atardecer de ese mismo día, les dijo: "Crucemos a la otra orilla".Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?".Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
viernes, 26 de enero de 2024
COMPRENDIENDO LA PALABRA
RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 10,1-9
El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir.Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos.No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'.Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa.En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan;curen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'."
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
jueves, 25 de enero de 2024
COMPRENDIENDO LA PALABRA
RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 16,15-18
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación."El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas;podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán".
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
miércoles, 24 de enero de 2024
COMPRENDIENDO LA PALABRA
RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 4,1-20
Jesús comenzó a enseñar de nuevo a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en ella. Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla.El les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba:"¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar.Mientras sembraba, parte de la semilla cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron.Otra parte cayó en terreno rocoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida porque la tierra era poco profunda;pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó.Otra cayó entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y no dio fruto.Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el ciento por uno".Y decía: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!".Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor de él junto con los Doce, le preguntaban por el sentido de las parábolas.Y Jesús les decía: "A ustedes se les ha confiado el misterio del Reino de Dios; en cambio, para los de afuera, todo es parábola,a fin de que miren y no vean, oigan y no entiendan, no sea que se conviertan y alcancen el perdón".Jesús les dijo: "¿No entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las demás?El sembrador siembra la Palabra.Los que están al borde del camino, son aquellos en quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene Satanás y se lleva la semilla sembrada en ellos.Igualmente, los que reciben la semilla en terreno rocoso son los que, al escuchar la Palabra, la acogen en seguida con alegría;pero no tienen raíces, sino que son inconstantes y, en cuanto sobreviene la tribulación o la persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumben.Hay otros que reciben la semilla entre espinas: son los que han escuchado la Palabra,pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y los demás deseos penetran en ellos y ahogan la Palabra, y esta resulta infructuosa.Y los que reciben la semilla en tierra buena, son los que escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto al treinta, al sesenta y al ciento por uno".
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
martes, 23 de enero de 2024
COMPRENDIENDO LA PALABRA
RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 3,31-35
Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: "Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera".El les respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?".Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: "Estos son mi madre y mis hermanos.Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
lunes, 22 de enero de 2024
COMPRENDIENO LA PALABRA
RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 3,22-30
Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: "Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los Demonios".Jesús los llamó y por medio de comparaciones les explicó: "¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás?Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir.Y una familia dividida tampoco puede subsistir.Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede subsistir, sino que ha llegado a su fin.Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran.Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre".Jesús dijo esto porque ellos decían: "Está poseído por un espíritu impuro".
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
domingo, 21 de enero de 2024
COMPRENDIENDO LA PALABRA
RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 1,14-20
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo:"El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia".Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores.Jesús les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron.Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó,y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.
fuente del comentario CIUDAD REDONDA