SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA NOS HABLA DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
Nos habla san Ignacio de Antioquía. Siglo I-II. Los primeros cristianos están dispuestos a dar su vida por la unidad de la Iglesia. Se esfuerzan por mantener unido el rebaño de Cristo, que empieza a verse atacado y zarandeado por herejías, infidelidad, etc. Del mismo modo San Ignacio de Antioquía, camino de su martirio en Roma hacia el año 107, no deja de insistir, a los cristianos de las diferentes iglesias a las que escribe, en la importancia de velar por esta unidad…
TEXTOS DE LOS PRIMEROS SIGLOS SOBRE LA UNIDAD DE LA IGLESIA
1.
Ahora bien, “como hijos de la luz verdadera” (Ef 5, 8), huid de toda escisión y toda doctrina perversa; en cambio, donde esté el pastor, allí debéis, como ovejas,seguir vosotros. Porque muchos lobos, que se presentan como dignos de todo crédito, cautivan con funesto placer a los corredores de Dios. Sin embargo, gracias a vuestra unión, no tendrán entre vosotros cabida alguna. (SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los de Filadelfia, 2-3)
2.
Me adelanto a exhortaros a que viváis unidos en el sentir de Dios. En efecto, Jesucristo, nuestra vida inseparable, expresa el sentir del Padre, como también los obispos, esparcidos por el mundo, son la expresión del sentir de Jesucristo.
Por esto debéis estar acordes con el sentir de vuestro obispo, como ya lo hacéis. Y en cuanto a vuestro colegio presbiteral, digno de Dios y del nombre que lleva, está armonizado con vuestro obispo como las cuerdas de una lira. Este vuestro acuerdo y concordia en el amor es como un himno a Jesucristo. Procurad todos vosotros formar parte de este coro, de modo que, por vuestra unión y concordia en el amor, seáis como una melodía que se eleva a una sola voz por Jesucristo al Padre, para que os escuche y os reconozca, por vuestras buenas obras, como miembros de su Hijo. Os conviene, por tanto, manteneros en una unidad perfecta, para que seáis siempre partícipes de Dios. (SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los Efesios, 2, 2)
3.
Y es así que, cuantos son de Dios y de Jesucristo, ésos son los que están al lado del obispo. Ahora que, cuantos, arrepentidos, volvieren a la unidad de la Iglesia, también ésos serán de Dios, a fin de que vivan conforme a Jesucristo. «No os llevéis a engaño», hermanos míos. Si alguno sigue a un cismático, «no hereda el reino de Dios» (1 Cor 6, 9). El que camina en sentir ajeno a la Iglesia, ése no puede tener parte en la pasión del Señor. (SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los de Filadelfia, 2-3)
4.
Si tanta fuerza tiene la oración de cada uno en particular, ¿cuánto más la que se hace presidida por el obispo y en unión con toda la Iglesia? (SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los Efesios, 2)
Del libro:
ORAR CON LOS PRIMEROS CRISTIANOS
Gabriel Larrauri (Ed. Planeta)
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