¡Dios, sea mi guía y mi piloto!
Guárdese de transformar sus ocupaciones en problemas e inquietudes espirituales. Aunque sea embarcado sobre las olas, envuelto en la tempestad de numerosas dificultades, eleve siempre su mirada hacia lo alto y diga al Señor: ¡Oh Dios por usted navego y viajo, sea mi guía y piloto!
Durante este tiempo, ocúpese de solucionar los asuntos uno tras otro, lo mejor que puede, aplicando fielmente su espíritu, pero con suavidad. Si Dios le concede el éxito, bendígalo. Si no le agrada concedérselo, igualmente bendígalo. Que sea suficiente aplicarse de corazón a tener éxito. El Señor y la razón misma, no exigen de usted resultados sino la aplicación, compromiso y diligencia necesaria. Mucho depende de nosotros, pero no el éxito.
Viva en paz y repose sobre el divino corazón, sin temor, porque estamos al abrigo de las tempestades… Esfuércese de dominar las angustias de su corazón. Tenga confianza y calma en la gran obra de su santificación y la del otro. A Jesús, lo demás.
San [Padre] Pío de Pietrelcina (1887-1968)
capuchino
Palabras de Padre Pío, X, 316-323 (Paroles de Padre Pio, Salvator, 2019), trad. sc©evangelizo.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario