miércoles, 30 de noviembre de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

El primer discípulo del Señor

Andrés fue el primero en reconocer al Señor como su Maestro...; dejó atrás las enseñanzas de Juan Bautista para entrar en el seguimiento de Cristo... a la luz de la lámpara (Jn 5,35), buscaba la verdadera luz; bajo su leve resplandor, se ocultaba el esplendor de Cristo... De maestro que era, Juan Bautista se convirtió en servidor y heraldo de Cristo presente ante él: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Jn 1,29) Este es el que salva de la muerte; éste es el que destruye el pecado. Yo soy el enviado, no el esposo, pero soy el que acompaña al esposo. (Jn 3,29) Yo he venido como servidor, no como maestro.

Empujado por estas palabras, Andrés abandona su antiguo maestro y corre hacia aquel que éste anunciaba... su deseo se manifiesta en su diligencia... llevando consigo a Juan, el evangelista. Los dos abandonan la antorcha (cf Jn 5,35) para seguir al sol... Andrés es la primera planta del jardín de los apóstoles, es él quien abre la puerta a la enseñanza de Cristo, él es el primero en recoger los frutos del campo cultivado por los profetas... Fue el primero en reconocer al profeta del cual Moisés había dicho: “El Señor, tu Dios, te suscitará de entre los tuyos, de entre tus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharéis.” (Dt 18,15)... Reconoció a aquel que anunciaron los profetas y condujo a su hermano Pedro hacia él. Le muestra a Pedro su tesoro: “Hemos encontrado al Mesías, (Jn 1,14) a aquel que anhelábamos. Esperábamos su venida: ven ahora a gustar de su presencia”... Andrés conduce a su hermano a Cristo... Era su primer milagro.


Basilio de Seleucia (¿-c. 468)
obispo
Sermón en alabanza a San Andrés, 2-3; PG 18, 1103; atribuido a san Atanasio

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 4,18-22


Evangelio según San Mateo 4,18-22
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.

Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".

Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.

Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.

Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.


RESONAR DE LA PALABRA

El ejemplo de Andrés

Como observó el Papa Benedicto XVI, el propio nombre del apóstol Andrés indica cierta apertura cultural en su familia, pues su nombre no es hebreo, sino griego. Esta apertura caracteriza su propia naturaleza. Era un buscador de la Verdad, como se desprende de su condición de discípulo de Juan el Bautista. Cuando Juan señala a Jesús como el Cordero de Dios, está dispuesto a seguir a Jesús y quedarse con él. Más tarde, se dirige a su hermano Simón (Pedro) para compartir la buena noticia y llevarlo a Jesús (cf. Jn 1,40-43). En la multiplicación de los panes, Andrés es quien se fija en el muchacho que lleva unos pocos panes y peces, y avisa a Jesús sobre él (cf. Jn 6,8-9). Cuando unos griegos querían conocer a Jesús, Andrés, junto con Felipe, los conduce a Jesús (cf. Jn 12,20-22). Así, Andrés nos enseña en qué consiste la auténtica labor misionera: llevar a la gente a Jesús. También nos enseña cómo ser misioneros en el contexto determinado de nuestra vida.

Paulson Veliyannoor, CMF


fuente del comentario CIUDAD REDONDA

 

martes, 29 de noviembre de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

«Lo que has escondido a los sabios y entendidos, lo has revelado a los más pequeños»

Considera cómo, después de tantos siglos, después de tantas plegarias y suspiros, vino, nació y se dió todo a nosotros el Mesías, que no fueron dignos de ver los santos patriarcas y profetas; el suspirado de los gentiles, el deseado de los collados eternos, nuestro Salvador: Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. El Hijo de Dios se empequeñeció para hacernos grandes; se dio a nosotros para que nosotros nos diéramos a Él; vino a demostrarnos su amor, para que le correspondiésemos con el nuestro. Recibámoslo, pues, con afecto, ámennosle y recurramos a Él en todas nuestras necesidades.

¡Oh amable Jesús, tan despreciado por mi!, bajasteis del cielo para rescatarnos del infierno y daros por completo a nosotros, y ¿cómo pudimos tantas veces despreciaros y volveros las espaldas? ¡Oh Dios!, los hombres son tan agradecidos con las criaturas, que, si alguien les hace un regalo, si les envía una visita lejana, si les da cualquier prueba de afecto, no se olvidan y se sienten forzados a corresponder. Y, a vuelta de esto, ¡son tan ingratos con vos, que sois su Dios, y tan amable que por su amor no rehusasteis dar sangre y vida !Mas, ¡ay de mi, que fui peor que los demás, por haber sido más amado y más ingrato. ¡Ah!, si las gracias que me dispensasteis las hubierais dado a un hereje, aun idolatra, se habrían hecho santos, y yo os ofendí. Por favor, no os recordéis, Señor, de las injurias que os hice.

Dijisteis que, cuando el pecador se arrepiente, os olvidáis de todos los ultrajes recibidos: Ninguno de los pecados que cometió le será recordado. Si en lo pasado no os amé, en lo futuro no quiero hacer más que amaros. Ya que os disteis completamente a mí, os doy, en cambio, toda mi voluntad; con ella os amo, os amo, os amo y quiero repetir siempre: os amo, os amo. Quiero vivir siempre repitiendo lo mismo y así quiero morir, lanzando el postrer suspiro con estas suaves palabras: Dios mío, os amo, para comenzar desde el punto en que entrare en la eternidad con un amor contínuo hacia vos, que durara eternamente, sin dejar ya de amaros. Entre tanto, Señor mío, único bien y único amor mío, me propongo anteponer vuestra voluntad a todos mis placeres. Venga todo el mundo y lo rechazo, que no quiero ya dejar de amar a quien me ha amado tanto; no quiero disgustar más a quien merece por parte mía infinito amor. Secundad, Jesús mío, este mi deseo con vuestra gracia.



San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)
obispo y doctor de la Iglesia
3er Discurso para la Novena de Navidad

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 10,21-24


Evangelio según San Lucas 10,21-24
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo:

"Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.

Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".

Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!

¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".


RESONAR DE LA PALABRA

Dios que se deleita

¿Qué es lo que provoca una alegría tan pura y elemental en Jesús? El éxito misionero de los discípulos. Él había enviado a los discípulos en misión, y ellos regresan y narran cómo la gente recibió la buena noticia de la conversión y el arrepentimiento. El regreso de las almas al seno de su Padre no hace más que desencadenar su alegría. La reacción de Jesús atestigua la verdad de sus palabras de que hay más alegría en el cielo por el regreso de un pecador arrepentido que por el de noventa y nueve justos (cf. Lc 15, 7. 10). El corazón de Dios es el corazón de un padre/madre que se deleita en sus hijos y anhela su bien. En palabras de Jesús, "Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él" (Jn 3,17), y cada alma que se salva le deleita hasta el fondo. ¡Cómo cambiaría nuestra vida si pudiéramos aferrarnos a esta imagen de Dios!

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

VIGILANTES

 

«Preguntémonos: ¿soy consciente de lo que vivo, estoy alerta, estoy despierto? ¿Estoy tratando de reconocer la presencia de Dios en las situaciones cotidianas, o estoy distraído y un poco abrumado por las cosas? Si no somos conscientes de su venida hoy, tampoco estaremos preparados cuando venga al final de los tiempos. Por lo tanto, hermanos y hermanas, ¡permanezcamos vigilantes! Esperando que el Señor venga, esperando que el Señor se acerque a nosotros, porque está ahí, pero esperando: atentos»


Francisco

Ángelus

27-11-2022 




lunes, 28 de noviembre de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

Muchos vendrán de Oriente y Occidente y tomarán sitio… en el festín del Reino de los cielos

La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre. pero este designio dimana del "amor frontal" o de la caridad de Dios Padre, que,… , engendra al Hijo, y a través del Hijo procede el Espíritu Santo, por su excesiva y misericordiosa benignidad, creándonos libremente y llamándonos además sin interés alguno a participar con Él en la vida y en la gloria, difundió con liberalidad la bondad divina y no cesa de difundirla, de forma que el que es Creador del universo, se haga por fin "todo en todas las cosas" (1 Cor, 15,28), procurando a un tiempo su gloria y nuestra felicidad. Pero plugo a Dios llamar a los hombres a la participación de su vida no sólo en particular, excluido cualquier género de conexión mutua, sino constituirlos en pueblo, en el que sus hijos que estaban dispersos se congreguen en unidad (Cf. Jn, 11,52).
Este designio universal de Dios en pro de la salvación del género humano no se realiza solamente de un modo secreto en la mente de los hombres… para establecer la paz o comunión con El y armonizar la sociedad fraterna entre los hombres, pecadores, decretó entrar en la historia de la humanidad de un modo nuevo y definitivo enviando a su Hijo en nuestra carne… a fin de instaurarlo todo en El. Cristo Jesús fue enviado al mundo como verdadero mediador entre Dios y los hombres. Por ser Dios habita en El corporalmente toda la plenitud de la divinidad (Cf. Col., 2,9); según la naturaleza humana, nuevo Adán, lleno de gracia y de verdad (Cf. Jn., 1,14), es constituido cabeza de la humanidad renovada… se hizo pobre por nosotros, siendo rico, para que nosotros fuésemos ricos por su pobreza (2 Cor., 8,9)… Pero tomó la naturaleza humana íntegra, cual se encuentra en nosotros miserables y pobres, a excepción del pecado…: "El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido" (Lc., 19,10).
Mas lo que el Señor ha predicado una vez o lo que en El se ha obrado para la salvación del género humano hay que proclamarlo y difundirlo hasta los confines de la tierra (Cf. Act., 1,8),…, de suerte que lo que ha efectuado una vez para la salvación de todos consiga su efecto en la sucesión de los tiempos.


Concilio Vaticano II
Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia “Ad Gentes”, § 2-3 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 8,5-11


Evangelio según San Mateo 8,5-11
Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole":

"Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente".

Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo".

Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.

Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace".

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe.

Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos".


 

RESONAR DE LA PALABRA

Atreverse con la palabra

Las palabras del centurión - "Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; pero sólo di la palabra, y mi siervo quedará curado"- asombraron tanto a Cristo que las hemos incorporado a nuestra celebración de la Eucaristía. ¿Qué revelan esas palabras? En primer lugar, reconocen la autoridad y el poder supremo de Cristo: la Palabra del Padre, la Palabra que creó todo en el universo. Si la Palabra puede crear, también puede recrear y revivir. En segundo lugar, las palabras del centurión reconocen su propia indignidad, provocando casi una comparación con la respuesta de Isaías (cf. Is 6,5) ante la visión de la santidad de Dios. Por último, las palabras también desafían a Cristo a pronunciar la palabra y efectuar la curación, a pesar de la indignidad del peticionario. Sólo un alma con profunda fe y confianza en la bondad y el amor de Dios puede pronunciar tales palabras a Cristo. Al rezar estas palabras en el Rito de la Comunión, ¿qué significados pretendemos?

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 27 de noviembre de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA


”Estad preparados, porque a la hora en que menos penséis vendrá el Hijo del hombre.” (Lc 12,40)

Esperamos el aniversario del nacimiento de Cristo. Según la promesa del Señor, lo veremos pronto. La Escritura espera de nosotros una alegría espiritual tal que, elevándonos por encima de nosotros mismos, salte de gozo al salir al encuentro del Señor...Incluso antes de su llegada, el Señor viene a vosotros. Antes de manifestarse al mundo entero viene a vosotros en una visita íntima, porque ha dicho: “No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros.” (Jn 14,18)

Verdaderamente hay una venida del Señor frecuente e íntima, según el mérito y el fervor de cada uno, que durante este período intermedio entre su primera venida y su vuelta el último día nos configura a la primera y nos prepara a la segunda. Si el Señor viene a nosotros ahora es para que su primera venida no quede inútil y la última no sea la venida de su cólera. Por su venida actual, en efecto, se pone a reformar nuestro orgullo según el ejemplo de su humildad en la primera venida y, luego, a reformar nuestro cuerpo humilde a la imagen del cuerpo glorioso que nos mostrará a su vuelta. Por esto debemos implorar con todas nuestras fuerzas y pedir con fervor esta venida intermedia que nos da la gracia de la primera venida y nos promete la gloria de la última...

La primera venida fue humilde y escondida, la última será esplendorosa y magnífica. La venida de la que hablamos está escondida, pero es igualmente magnífica. Digo “escondida”, no porque sea ignorada por aquel en quien tiene lugar, sino porque se realiza en el secreto del alma... Llega sin ser visto y se aleja sin que uno lo perciba. Su presencia es luz del alma y del espíritu. En el alma se ve al invisible y se conoce al incognoscible. Esta llegada del Señor traspone al alma de quien la contempla en una dulce y dichosa admiración. Entonces, del fondo del hombre brota el grito: “Señor ¿quién se compara a ti?” (Sal 34,10) Lo saben quienes han experimentado su venida y, quiera Dios, que los que no lo hayan experimentado puedan experimentar el deseo de su venida.


Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157)
abad cisterciense
Segundo sermón para el Adviento, 2-4; PL 185, 15-17

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 24,37-44


Evangelio según San Mateo 24,37-44
En aquél tiempo Jesús dijo a sus discípulos:

Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.

En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca;

y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.

De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado.

De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.

Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.

Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.

Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.


 

RESONAR DE LA PALABRA


EMPEZAR BIEN EL ADVIENTO

♠ Está muy bien, creo yo, que la Iglesia comience su calendario, el nuevo año litúrgico con este tiempo de Adviento, que nos invita a lo «nuevo», a que algo, ¡o mucho!, sea istinto de lo anterior.
Se hace necesario refrescar, renovar, reilusionarnos, despertar lo que se nos ha ido quedando dormido; revivir o recuperar lo que se nos ha muerto. El ritmo de la vida nos va desgastando -a veces muchísimo más de lo que nos damos cuenta-, nos cansa, nos apaga, nos envejece. Y del mismo modo que nuestro cuerpo necesita vitalmente «descansar» todos los días para seguir adelante... nuestra alma, nuestras fuerzas interiores, nuestras ilusiones... ¡también necesitan ser restauradas.! Al menos una vez al año. Y mejor si es al empezar esta nueva etapa... con idea de que miremos de otro modo el tiempo que tenemos por delante.

♠ ¡Qué triste un cristiano «cansado», «acostumbrado», de vuelta de todo, con el corazón apagado, que no contagia esperanza, ilusión y vida! Que no contagia bienestar, sino que más bien aburre. Qué descuido y qué falta de responsabilidad el que no procura poner luz en la vida ni enciende en el fuego del amor en las lámparas de los hermanos que se van quedando sin aceite de tanto esperar lo que no llega... porque resulta que él mismo es ya apenas una mecha humeante. ¡Nadie se siente bien estando así!

No nos dejemos contagiar por el derrotismo según el cual todo sale mal: no es el pensamiento de Dios. Los tristes no son cristianos. El cristiano sufre muchas veces, pero no cae en la tristeza profunda del alma. La tristeza no es una virtud cristiana. (Papa Francisco, Noviembre ‘19)

♠ La Iglesia nos ofrece este tiempo de Adviento (¡apenas un mes!) a modo de «cargador», para que podamos conectarnos de nuevo a Dios... y a las personas... y también a lo mejor de uno mismo, pues no es raro que dejemos de oír esa voz interior que nos dice lo que somos, a lo que estamos llamados, lo que deseamos llegar a ser, lo que Dios espera de nosotros...

+ Acojamos el anuncio del anciano Zacarias: nos visitará el Sol que nace de lo alto. Un anciano capaz de generar esperanza.
+ En medio de nuestra esterilidad y cansancio, nos saldrá al paso la Madre de mi Señor, para hacer que brinque de alegría en mí ese profeta-testigo que llevo dentro.k
+ Nos invita el ángel del Señor a que dejemos de dormir al raso, arrimados a nuestra «hoguerita» improvisada... para dirigirnos a la ciudad de Belén, porque nos ha nacido un Salvador que será ya siempre el Dios-con-nosotros.

Yo te invito, a la luz de la Palabra de hoy, a tres sencillas cosas:

 • Primero, que intentes mirar tu vida y la vida en general con otros ojos: Con los ojos de Dios. Ya sabes que cuando el Señor miró la humillación de su esclava, María... vio en ella a la «llena de gracia», la hizo verse como «querida por Dios». Ella, una persona anónima, con una vida normalita, preparándose para casarse y hacer lo que todo el mundo, se enteró de que Dios tenía para ella un proyecto mucho mejor. Dios vio en ella a la Madre de Cristo.
No es raro que uno amanezca abatido, enroscado sobre sí mismo, vestido de gris. Aparecen en el calendario esos días en que parece que nada tiene sentido, que Dios se ha callado, que los amigos están lejos, y los que en otros momentos te ilusionaba y te daba fuerzas... ahora parece que ya no sirve. Son esos días en que no te aguantas ni a ti mismo, en que te parece que te has levantado con el pie izquierdo, y se diría que algún demonio se lo está pasando en grande desafinando todas las teclas para que tu música suene mal. Entonces una tentación es rendirse, refugiarse en una burbuja de auto-compasión, tomar distancia respecto a las personas, arrinconar la fe, que parece que ya no nos ayuda, como otras veces.
Pues en esos días... cuando parece que se nos caen demasiadas cosas... viene la Palabra de Dios, por boca de san Pablo: La salvación está más cerca que ayer, a la noche le quedan pocas horas, el día, la luz... se nos echan encima.
Vamos a nombrar ya la «palabrita» tan propia de este tiempo: la esperanza. Sácala del trastero del corazón. La esperanza no es un «engaña-bobos», no es quitar importancia a las cosas que la tienen. Es mirar la dura realidad con otros ojos.

Decía Martin Luther King:

“Cuando mi sufrimiento se incrementó, pronto me di cuenta de que había dos maneras con las que podía responder a la situación: reaccionar con amargura o transformar el sufrimiento en una fuerza creativa. Elegí esta última.”

 Así que, apoyado en Dios, te invito a que te mires de otra forma. A que confíes de nuevo en ti mismo. A que conviertas todo lo que no va bien en una fuerza transformadora. A que no permitas que las dificultades acaben con lo mejor que hay en ti. La esperanza es una virtud, y como todas las virtudes, hay que entrenarla para que adquiera suficiente musculatura. Porque la razón de nuestra esperanza no está en nosotros mismos, sino en el que viene a enseñarnos que la última palabra la tiene Dios, la tiene la vida, la tiene la luz. Y si él está con nosotros (Emmanuel), nada ni nadie podrá contra nosotros.

• En segundo lugar, que te despiertes. Cuando uno está dormido, no se entera de lo que ocurre alrededor, a no ser que sea muy estruendoso y nos cause algún sobresalto. Jesús nos invita a «estar en vela», despiertos. Hay muchas cosas en mí, en los otros y en la vida, a las que conviene prestar atención: a los «brotes de esperanza». Porque hay cosas buenas en mí, en los demás, en la sociedad, en muchas personas. No son espectaculares, hay que mirarlas con atención, serenidad y capacidad de sorpresa para descubrirlas, apoyarnos en ellas y avanzar. Mucho nos ayudará el hacerlo en clave de oración personal.

Estar despierto también significa «darnos cuenta del momento en que vivimos». Nos pasan y hacemos muchas cosas cada día... pero nos falta tiempo para «digerirlas», meditarlas, aprender de ellas, y tomar las decisiones oportunas. Os invito en este tiempo de tanto ruido, prisas, compras y desenfreno a encontrar momentos -mejor si son diarios- para rumiar las cosas, para ir más allá de la superficialidad a la que nos hemos acostumbrado, para compartir lo más nuestro con quienes lo merecen y desean. Nuestras relaciones personales tienen mucho que mejorar y profundizar ¿no?

 • Y en tercer lugar: «desnudarnos y vestirnos». Nos lo ha propuesto san Pablo. Hay ropas viejas que no nos sientan nada bien, aunque nos sintamos cómodos con ellas. Hay manías, ideas, y obsesiones, costumbres y rutinas, que son instrumentos de la noche.... Me refiero a todos esos estilos de vida que nos bloquean el acceso a Dios, o nos separan de los demás. No hablo solo de pecados, sino de la superficialidad, o la falta de silencio, o el individualismo, o la poca disponibilidad, o el guardarse todo dentro, o el rencor...
Y ponerse ropa nueva. «Revestíos de Jesucristo». En él encontraréis la mejor sección de ropa y complementos. La ropa que necesitamos no está en las tiendas, ni nos las puede ofrecer ningún Black Friday. Se trata de otra cosa: vida nueva, ilusiones nuevas, actitudes nuevas, nuevos sueños y nuevos proyectos, nuevos ojos y una esperanza para estrenar... Sólo necesito acudir al Evangelio, echar mano de la esperanza y de las otras armas de la luz, para que andemos con dignidad, revestidos del Señor Jesucristo.
Os deseo que algo «nuevo» ocurra en vuestra vida en Adviento y Navidad.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 25 de noviembre de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

“Sepan que el Reino de Dios está cerca”

“Miren la higuera y otros árboles: cuando aparecen sus frutos, saben que el verano está cerca. Igualmente ustedes, cuando vean que aquello llega, sepan que el Reino de Dios está cerca”. Es como si nuestro Redentor dijera claramente: “Si conocemos la cercanía del verano por los frutos de los árboles, podemos reconocer por la ruina del mundo que el Reino de Dios está cerca”. Estas palabras señalan la ruina del mundo como su fruto. Sólo crece para caer, sólo florece para que lo que floreció en él muera por las calamidades. Por eso el Reino de Dios es comparado con el verano. Entonces las nubes de nuestra tristeza pasarán y los días de la vida brillarán con la luminosidad del Sol eterno. (…)

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Nada en la naturaleza de las cosas materiales dura más que el cielo o la tierra. Nada es más rápido que pronunciar una palabra. (…) Por eso el Señor declara: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Es como dijese claramente: “Todo lo durable alrededor de ustedes, no dura en la eternidad. Todo lo que en mí parece pasar, es fijo y no pasa, ya que mi palabra que pasa expresa pensamientos que permanecen sin cambiar”.

Así, mis hermanos, no amen este mundo que, cómo ven, no podrá subsistir largo tiempo. Fijen en su espíritu este mandamiento que el apóstol Juan nos da para ponernos en guardia: “No amen al mundo ni las cosas mundanas. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1Jn2,15).


San Gregorio Magno (c. 540-604)
papa y doctor de la Iglesia
Homilías sobre los Evangelios (Homélies sur les évangiles I, Le Barroux, Sainte-Madeleine, Téqui, 2000), trad.sc©evangelizo.org

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 21,29-33


Evangelio según San Lucas 21,29-33
Jesús hizo a sus discípulos esta comparación:

"Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol.

Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano.

Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca.

Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán."


RESONAR DE LA PALABRA

Palabras perdurables

Fareed Zakaria, célebre periodista estadounidense, fue galardonado con el Padma Bhushan, el tercer premio civil más importante de la India, su país de origen. Fareed, aunque expresó su gratitud por el premio, declinó cortésmente estar presente en persona para aceptarlo. ¿Su razón? La fecha de la ceremonia de entrega del premio coincidía con las fechas del viaje de vacaciones que había prometido a sus hijos. Si un padre humano honra las palabras dadas a sus hijos, ¡cuánto más lo hará Dios! "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán", dice Jesús. He aquí un ejercicio para hacer: Identifica unos 7-9 versículos del Evangelio, una sana mezcla de palabras tranquilizadoras y desafiantes de Jesús, escríbelos y llévalos en tu cartera. En tiempos apocalípticos, saca y lee las palabras tranquilizadoras; en tiempos de demasiada comodidad, enfréntate a sus palabras desafiantes. Porque él siempre es fiel a sus palabras.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

jueves, 24 de noviembre de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

Cristo vendrá a ti

Dice el Señor: El reino de Dios dentro de vosotros está (Lc 17, 21). Conviértete a Dios de todo corazón, y deja ese miserable mundo, y hallará tu alma reposo.
Aprende a menospreciar las cosas exteriores y darte a las interiores, y verás que se vienen a ti el reino de Dios. Pues el reino de Dios es paz y gozo en el Espíritu Santo (Rm 14, 17), que no se da a los malos.
Si preparas digna morada interiormente a Jesucristo, vendrá a ti, y te mostrará su consolación. “Toda su gloria y hermosura está en lo interior” (Sal 44, 14 Vulg.), y allí se está complaciendo. Su continua visitación es con el hombre interior; con él habla dulcemente, tiene agradable consolación, mucha paz y admirable familiaridad.
Ea, pues, alma fiel, prepara tu corazón a este Esposo para que quiera venirse a ti, y hablar contigo. Porque él dice así: “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y vendremos a él y haremos en él nuestra morada” (Jn 14, 23)… El amante de Jesús y de la verdad, y el hombre verdaderamente interior y libre de las aflicciones desordenadas, se puede volver fácilmente a Dios, y levantarse sobre sí mismo en el espíritu, y descansar gozosamente… El hombre interior presto se recoge; porque nunca se entrega todo a las cosas exteriores. No le estorba el trabajo exterior, ni la ocupación necesaria a tiempos; sino que así como suceden las cosas, se acomoda a ellas… El que está interiormente bien dispuesto y ordenado, no cuida de los hechos famosos y perversos de los hombres… Si desprecias las consolaciones de fuera, podrás contemplar las cosas celestiales, y gozarte muchas veces dentro de ti.



Imitación de Cristo
tratado espiritual del siglo XV
II, c. 1

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 21,20-28


Evangelio según San Lucas 21,20-28
Jesús dijo a sus discípulos:

"Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima.

Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella.

Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.

¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo.

Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.

Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.

Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.

Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".


RESONAR DE LA PALABRA 

"Jesús va a ganar"

¿Tiene usted dificultades para entender todas estas narraciones crípticas del Libro del Apocalipsis? He aquí un incidente que puede serle de ayuda para comprender mejor el Libro: James Hewett, en su libro Illustrations Unlimited, narra la historia de Bernard Travaieille, un estudiante de un seminario teológico. Un día, mientras jugaba al baloncesto, se dio cuenta de que el anciano conserje, que esperaba pacientemente a que los chicos terminaran sus partidos para cerrar el gimnasio, estaba leyendo la Biblia. Bernard se dio cuenta de que el hombre, que evidentemente tenía poca formación académica, estaba leyendo el Libro del Apocalipsis, que incluso los eruditos bíblicos tenían dificultades para comprender. Sorprendido, Bernard le preguntó al conserje: "¿Lo entiendes?" El conserje respondió: "Oh, sí, lo entiendo". Ahora, realmente intrigado, Bernard indagó: "¿Entiendes el Libro del Apocalipsis? ¿Qué crees que significa?" El conserje respondió tranquilamente: "Significa que Jesús va a ganar"

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

miércoles, 23 de noviembre de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

“Ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza”

Os exhorto a que perseveréis con constancia y fortaleza en la confesión de la gloria del cielo; […] continuad por vuestra fortaleza espiritual hasta recibir la corona, teniendo como protector y guía al mismo Señor que dijo: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). […] ¡Feliz cárcel, que traslada al cielo a los hombres de Dios! […]
Que ahora ninguna otra cosa ocupe vuestro corazón y vuestro espíritu sino los preceptos divinos y los mandamientos celestes, con los que el Espíritu Santo siempre os animaba a soportar los sufrimientos del martirio. Nadie se preocupe ahora de la muerte sino de la inmortalidad, ni del sufrimiento temporal sino de la gloria eterna, ya que está escrito: “Mucho le place al Señor la muerte de sus fieles” (Sal. 115,15 Vulgata). […] Y también, cuando la sagrada Escritura habla de los tormentos que consagran a los mártires de Dios […], afirma: “La gente pensaba que cumplían una pena, pero ellos esperaban de lleno la inmortalidad. […] Gobernarán naciones, someterán pueblos, y el Señor reinará sobre ellos eternamente” (Sabiduría 3,4.8). Por tanto, si pensáis que habéis de juzgar y reinar con Cristo Jesús, necesariamente debéis de regocijaros y superar las pruebas de la hora presente en vista del gozo de los bienes futuros. […]
El mismo Señor ha sido en sí mismo el ejemplar para Lodos ellos, enseñando que ninguno puede llegar a su reino sino aquellos que sigan su mismo camino: “El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna” (Jn 12,25). […] También el apóstol Pablo nos dice que todos los que deseamos alcanzar las promesas del Señor debemos imitarle en todo: “Somos hijos de Dios —dice—y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados” (Rm 8,16s).


San Cipriano (c. 200-258)
obispo de Cartago y mártir
Carta a los confesores de la fe, 6, 1-2 (trad. breviario, común de los varios mártires)

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 21,12-19


Evangelio según San Lucas 21,12-19
Jesús dijo a sus discípulos:

«Los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,

y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.

Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,

porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.

Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.

Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.

Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.

Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»


RESONAR DE LA PALABRA

Superar el miedo

¿Cuál es el mandato más repetido y persistente de Dios en las Escrituras? Supongo que es el mandato de no preocuparse. Cada vez que Yahvé o un ángel del Señor se aparece a un ser humano, sus primeras palabras son "No tengas miedo". Después de la resurrección, estas palabras se convierten en una garantía más positiva: "La paz sea con vosotros". Casi todos los actos humanos de maldad surgen de un miedo muy arraigado. En el Evangelio de hoy, hablando de las persecuciones que esperan a sus discípulos, Jesús les dice que no se preocupen, sino que confíen en él. Para un alma que se ha confiado en las manos de Dios, nada puede ser una tragedia. Jesús mismo nos ha dado el ejemplo, al encomendar su espíritu en las manos de su Padre, desde la cruz. Quien pueda dejarse caer así en la confianza, encontrará anulada la ley de la gravedad y se encontrará en las palmas de Dios.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

martes, 22 de noviembre de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

“Grandes signos en el cielo”

El Señor vendrá de los cielos sobre las nubes, tal como él mismo subió sobre las nubes (Hch 1,9).Es, en efecto lo que él ha dicho: “Y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria” (Mt 24,30). Pero ¿cuál será el verdadero signo de su venida, pues existe el temor de que los poderes enemigos, queriéndole parecérsele, se atrevan a extraviarnos? “Entonces, dice, aparecerá en el cielo el signo del Hijo del hombre” (Mt 24,30). Ahora bien, el signo verdadero y propio de Cristo es la cruz. El signo de una cruz luminosa precede al rey, designando a aquel que primero ha sido crucificado, para que, a la vista de ella los que lo clavaron en ella y rodearon de obstáculos se golpeen el pecho (Za 12,10) diciendo: “Mirad al que fue abofeteado, aquel cuyo rostro recibió salivazos, aquel que fue envuelto en cadenas, aquel que antaño había sido humillado sobre la cruz.” “¿Adónde huir de la cólera de tu rostro?” dirán (Ap 6,16). Y rodeados de los ejércitos de los ángeles, no encontrarán refugio en ninguna parte.
Para los enemigos de la cruz, el signo será el temor; pero será gozo para los amigos que habrán creído en ella, o la habrán predicado, o habrán sufrido por ella. No desdeñará a sus servidores este rey glorioso rodeado de la guardia de los ángeles y que se sienta en el mismo trono que el Padre. Porque para que los elegidos no sean confundidos con los enemigos: “Enviará a sus ángeles con la gran trompeta, y de los cuatro vientos reunirá a sus elegidos” (Mt 24,31) Si no olvidó a Lot en su aislamiento (Gn 19,15; Lc 17,28), ¿cómo podrá olvidar a la gran multitud de justos? “Venid, benditos de mi Padre” (Mt 25,34) dirá a los que serán transportados sobre los carros de las nubes y que los ángeles habrán reunido.



San Cirilo de Jerusalén (313-350)
obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia
Catequesis bautismal 15

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 21,5-11


Evangelio según San Lucas 21,5-11
Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:

"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".

Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".

Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.

Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".

Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.

Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo."


RESONAR DE LA PALABRA

Perspectiva

Obsérvese que Jesús habla de los tiempos y los acontecimientos apocalípticos de una manera práctica. Es capaz de hacerlo, precisamente, porque tiene perspectiva y ve el panorama general. Cuando el terremoto y el tsunami de 2004 causaron una inmensa tragedia, mucha gente se preguntó: "¿Cómo puede un 'Dios bueno' permitir que ocurran estas cosas tan terribles?" Aunque nadie puede negar la magnitud de las pérdidas y el sufrimiento, la observación del geólogo holandés Jelle Zeilinga de Boer puede ayudarnos a ver el panorama general. Los terremotos se producen cuando las placas terrestres se separan, se agrietan y se atropellan. Como consecuencia, se forman magmas en las profundidades de la tierra, que luego son lanzados a la superficie, liberando nutrientes y agua, lo que hace posible y sostenible la vida en la tierra. Una visión a largo plazo del tiempo y de la naturaleza nos ayuda a ver estos acontecimientos en perspectiva y a confiar en Dios, incluso cuando utilizamos el temple científico que Dios nos ha dado para reducir las trágicas consecuencias.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

lunes, 21 de noviembre de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA


“Ella dio todo lo que tenía para vivir.”

Acordémonos de esta viuda que se olvidaba de sí misma para socorrer a los pobres, hasta dar todo lo que le quedaba para vivir, pensando sólo en la vida futura, como lo dice el mismo Señor. Los otros habían dado de lo que les sobraba, pero ella, más pobre quizá que muchos pobres, ya que su fortuna se reducía dos piezas de moneda, en su corazón era más rica que todos los ricos.

Ella sólo miraba las riqueza perdurables. Deseosa de los tesoros celestiales, renunciaba a todo lo que ella poseía como bienes que vienen de la tierra y a ella vuelven. (Gn 3,19) Daba lo que tenía para poseer lo que no tenía. Daba de los bienes perecederos para adquirir bienes inmortales. Esta pobre mujercilla no había olvidado los medios previstos y dispuestos por Nuestro Señor para obtener la recompensa futura. Por esto, el Señor tampoco la olvida, y como juez del mundo ha pronunciado por adelantado la sentencia: hace el elogio de aquella que será coronada en el día del juicio.


San Paulino de Nola (335-431)
obispo
Carta 34, 2-4; PL 61, 345-346

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 21,1-4


Evangelio según San Lucas 21,1-4
Levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo.

Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre,

y dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie.

Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir."


RESONAR DE LA PALABRA

El tercer ojo

Jesús conocía los pensamientos de la gente que le rodeaba incluso antes de que ellos pensaran. Vio a los discípulos atrapados en la tormenta, lejos de la montaña donde aún estaba en oración. Sabía que Pedro le negaría, pero que volvería a él mediante el arrepentimiento. Conocía los interrogantes que albergaban sus enemigos para atraparlo. En el evangelio de hoy, ve a la viuda echando dos "moneditas" y sabe que ha echado todo lo que tenía. Jesús, en sentido alegórico, tiene un tercer ojo. La constatación de que nada escapa a los ojos de Dios puede ser consoladora o preocupante, según queramos ser vistos por Dios o escondernos de él, lo que a su vez depende de lo que hagamos con nuestra vida. No sólo ve lo que hacemos, sino que también sabe lo que mueve nuestras acciones. ¿Cómo nos hace sentir?

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

PONERSE EN CAMINO

 

«Me gusta pensar en la Virgen que partió deprisa, realmente se fue deprisa y muchas veces le pido a la Virgen: “Date prisa en resolver este problema”. Levantarse y partir: no quedarse quietos pensando en uno mismo, desperdiciando la vida tras comodidades y últimas modas, sino apuntar alto, ponerse en camino, salir de los propios miedos para tender la mano a quien lo necesita. Y hoy hacen falta jóvenes realmente ‘transgresores’, no conformistas»


Francisco

Ángelus

20-11-2022 




domingo, 20 de noviembre de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

“Pusieron una inscripción encima de su cabeza: ‘Este es el rey’”

“Señor, acuérdate de mi cuando llegues a tu Reino”. El ladrón no se atrevió a hacer esta súplica sin antes haber manifestado ser pecador y haber descargado así el peso de sus pecados. Ya ves, cristiano, cuál es el poder de la confesión. Confesó sus pecados y se le abrió el paraíso; después de su bandolerismo confesó sus pecados y con la certeza de su perdón, pidió el Reino…
¿Quieres conocer el Reino? ¿Qué ves, pues, aquí que se le parezca? Tienes ante tus ojos los clavos y una cruz, pero esta misma cruz, dice Jesús, es el signo de su Reino. Y yo, viéndole sobre la cruz, le proclamo rey. ¿No es propio de un rey morir por sus súbditos? Él mismo lo ha dicho: “El buen pastor da la vida por sus ovejas” (Jn 10,11). Si es así para un buen rey; también él da la vida por sus súbditos. Yo lo proclamaré rey a causa del don que ha hecho de su vida. “Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino.”
¿Comprendes ahora cómo la cruz es el signo del Reino? He ahí otra prueba. Cristo no dejó su cruz sobre la tierra, sino que la levantó y se la llevó al cielo con él. Lo sabemos porque él la tendrá cerca de sí cuando volverá en gloria. Todo eso para que aprendas cuán venerable es esta cruz que él mismo ha llamado su gloria… Cuando vendrá el Hijo del hombre, “el sol se oscurecerá y la luna perderá se esplendor”. Entonces reinará una claridad tan viva que incluso las estrellas más brillantes quedarán eclipsadas. “Las estrellas caerán del cielo. Entonces aparecerá en el cielo el signo del Hijo del hombre” (Mt 24,29s). ¡Ya ves cual es el poder del signo de la cruz!... Cuando un rey entra en una ciudad, los soldados cogen los estandartes, los izan sobre sus espaldas y van caminando delante de él para anunciar su llegada. Es así que las legiones de ángeles y de arcángeles precederán a Cristo cuando descenderá del cielo. Sobre sus espaldas llevarán este signo anunciador de la venida de nuestro rey.



San Juan Crisóstomo (c. 345-407)
presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía sobre la cruz y el ladrón,1, 3-4; PG 49, 403

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 23,35-43


Evangelio según San Lucas 23,35-43
El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!".

También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre,

le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!".

Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos".

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros".

Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él?

Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo".

Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino".

El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso".


RESONAR DE LA PALABRA

Mi querido Buen Ladrón

Dios no estará solo cuando nos reciba en el Paraíso: también estarán las personas con las que hemos compartido, administrándolo bien, todo lo que el Señor ha puesto en nuestras manos. ( Papa Francisco)

Mi «querido Buen Ladrón». Dos puntos:
No sé muy bien cómo llamarte, porque tu nombre no ha pasado a la historia.
Algunos te llaman «el buen ladrón», aunque tú mismo has reconocido
que tu castigo en la cruz era merecido por lo que habíais hecho.
Así que «bueno» no debiste ser. Pero sí que fuiste sincero contigo mismo
y con los que pudieran escucharte cerca de la cruz.
Y lo de llamarte «querido» era un modo de empezar las cartas,
cuando se escribían cartas. Que casi ya no.

Realmente no es fácil sentir cariño, ni admiración por un criminal.
Pero has tenido la suerte de estar más cerca que nadie del Crucificado de Nazareth.
Siempre hay gente cerca de los crucificados, mirando a distancia:
para unos un espectáculo; para otros, un acto de justicia;
para unos es algo inevitable; otros, curiosos y convencidos de que el asunto no va con ellos.
Las autoridades, haciendo «muecas», tan tranquilas,
habiendo consentido semejante injusticia
aunque muy valientes poniéndole retos a quien nada puede.
No faltan quienes se burlan, se alegran y lo celebran.
Siempre ha sido así, y seguirá siéndolo
con tantos desgraciados y miserables de la tierra.

La reacción de tu otro compañero de cruz es bastante lógica:
está resentido, con odio, con rabia, con desprecio hacia los que lo matan,
maldiciendo su situación y a los que están sufriendo con él.
Tú, sin embargo, pareces sereno,
y hasta tienes fuerzas para no perder de vista al Señor,
y para hacerle una confesión rápida de tus pecados,
sin entrar en detalles sobre lo que hiciste o dejaste de hacer.
Una petición bien sencilla: «acuérdate de mí»,
no te olvides que yo también he sufrido, he fracasado, he desperdiciado mi vida.

Y el Señor, aunque tienes los brazos sujetos y los pies clavados
te ha «alcanzado», ofreciendote la mano.
A otros muchos pecadores había ido a buscarlos a su propia casa,
y se había sentado a la mesa con ellos, se había dejado tocar...
O se los habían puesto delante, a empujones, como aquella mujer adúltera a la que pillaron.
Tu caso es especial: no te encontró por el camino.
Para dar contigo tuvo que esperarse al lugar de la ejecución:
se hizo ajusticiar contigo, convirtiéndote en «compañero de muerte».
No eres tú quien lo ha buscado: él ha sido quien se las ha arreglado
para compartir contigo su último aliento,
y decirte una de sus últimas palabras.

Pilato le había preguntado directamente si era rey.
Pero tuvo que quedarse con la duda, porque Jesús no se molestó en aclarárselo.
Aunque a Pilato poco le preocupaba un rey sin ejército, sin seguidores, sin trono, y sin poder.
Habría pensado para sí: ¡pobre desgraciado! ¿»Esto» es el rey de los judíos?

Otros de los presentes le habían retado: «Demuestra quién eres, sálvate».
Son los que están dispuestos a seguir a un «rey» que les hace favores, milagros, portentos, que les resuelve sus problemas, que es triunfador, que tiene poderes, que se impone, que se hace valer, que arrastra multitudes, que convence.
Pero tú... ¿qué has visto en ese hombre desnudo, fracasado, despreciado y agotado para reconocerlo como rey?
Cuando se había quedado sin nada -incluso sin sus amigos de siempre-, infinitamente débil,
¡le has reconocido como «rey de la misericordia»!
Porque sólo un rey misericordioso puede «acordarse» de un canalla culpable y confeso como tú.
Así que, gracias a ti, hemos sabido que este rey llena su paraíso de pecadores...
como nosotros. Que acoge como ciudadanos a malhechores.
Tú eres el único canonizado directamente por Cristo, sin proceso y sin ceremonias,
sin testigos, y sin milagros que prueben nada de ti.
Él no quería que tu vida se perdiese inútilmente.
Era uno de sus más profundos deseos:
«Padre: que no se pierda ninguno de los que me has dado»,
había rezado un rato antes, en el cenáculo.
Y le ha bastado con que reconozcas tu limitación, tu error, tu fracaso y... ¡más nada!
Te has atrevido a pedirle algo, cuando parecía que ya no tenía nada que dar.
No tenías ningún mérito que presentarle.
No podías demostrar ya que tu arrepentimiento y tu propósito de la enmienda fueran sinceros.
Pero, aprovechando tus habilidades, le has «robado» una palabra, casi la última.
Y así nuestro Rey, el mismo día en que se presenta ante el Padre
para darle cuentas de su misión, lleva con él, de compañero, a una «oveja perdida, y negra»,
para sentarlo como primer comensal a la mesa de su reino.
Te habrá puesto sandalias, y un anillo, y ropa nueva
y no habrá necesitado dar explicaciones al Padre sobre ti
porque también él habrá salido a recibirte con un abrazo enorme y redondo...

Necesitamos escuchar, como tú, aquella palabra de salvación:
Hoy mismo, «hoy».
«Hoy» tengo a mano mi salvación. No necesito esperar a mi último día.

«Hoy» puedo reconocerle como mi Rey y expresarle mi deseo de estar con él siempre.
«Hoy» puedo poner mis ojos en la cruz, si me está tocando sufrir,
y mirar hacia él con esperanza, esperando que no me deje solo, que lo sienta ahí al lado.
«Hoy» puedo saber que mi vida, por muy mal que vaya, no está perdida.
«Hoy»puedo aprender a reconocer y ayudar a una persona que sufre
quedándome a su lado, con ella, sin nada más que la ternura y la misericordia.
«Hoy» puedo darme cuenta de que los «mirones» de los crucificados de la tierra,
los que han decidido mantenerse a distancia, los que no se mojan,
los que creen que la cosa no va con ellos.... seguramente se quedarán fuera.
No se enteran de nada. Para ellos este Rey no tuvo ni tiene
ni palabras ni miradas.

Yo creo, mi querido Buen Ladrón, que te podríamos rezar, (ya que estás hoy en el paraíso) y pedirte que nos ayudes a robar el paraíso y el corazón de Dios.
Aunque después de «hoy» ya hemos aprendido de ti... cómo hacerlo.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

sábado, 19 de noviembre de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

El Dios de los vivos

En su respuesta a los saduceos que negaban la resurrección y, a causa de ello, despreciaban a Dios y ridiculizaban la Ley, Nuestro Señor y Maestro demostró a la vez la resurrección e hizo conocer a Dios. En cuanto a la resurrección de los muertos ¿no habéis leído la palabra de Dios que dice: -Yo soy el Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob?- Y añadía: -No es un Dios de muertos sino de vivos, porque todos viven gracias a él.- Con estas palabras se refirió claramente a aquel que habló a Moisés en la zarza ardiendo y que se declaró el Dios de los padres, el Dios de los vivos. ¿Quién es el Dios de los vivos sino el Dios viviente, fuera del cual no hay otro? Este fue anunciado por el profeta Daniel cuando respondió a Ciro, rey de los persas...:-No adoro ídolos hechos por mano de hombres sino al Dios vivo que hizo el cielo y la tierra y que es Señor sobre todo lo que vive.- Y añadió: -Adoraré al Señor Dios mío, porque es el Dios viviente.- (cf Dn 14,5.25).

Dios, a quien adoraron los profetas, el Dios vivo, es el Dios de los vivientes, como su Verbo que habló a Moisés en la zarza ardiendo y quien refutó a los saduceos y ha obrado la resurrección. Él es quien, a partir de la Ley, ha demostrado a los ciegos estas dos cosas: la resurrección y el verdadero Dios. Si él no es el Dios de los muertos sino de los que viven, y si se llama el Dios de los padres que duermen el sueño de la muerte, sin duda alguna están vivos para Dios y no muertos. “Son hijos de la resurrección.” Ahora bien, la resurrección es Nuestro Señor en persona, como lo dice él mismo: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25) Y los padres son sus hijos, como lo dice el profeta: “En lugar de tus padres tendrás hijos...” (Sal 44,17).


San Ireneo de Lyon (c. 130-c. 208)
obispo, teólogo y mártir
Contra las herejías, IV, 5,2