sábado, 30 de abril de 2016

Comprendiendo La Palabra

“Si el mundo os odia, sabed que primero me ha odiado a mí”

    “El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna” (Jn 12,25). Se trata aquí de una verdad que el mundo contemporáneo a menudo rechaza y desprecia, porque hace del amor a sí mismo el criterio supremo de la existencia. Pero los testigos de la fe [del siglo XX] no han pensado en su ventaja propia, ni en su bienestar, ni tan sólo en su supervivencia como si fueran valores superiores a la fidelidad al Evangelio. A pesar de su debilidad, se han opuesto vigorosamente al mal. En su fragilidad ha brillado la fuerza de la fe y de la gracia del Señor.

    La preciosa herencia que estos testigos de la fe nos han dejado es un patrimonio común a todas las Iglesias y a todas las Comunidades eclesiales… El ecumenismo más convincente es el de los mártires y los testigos de la fe; ello indica a los cristianos del siglo veintiuno el camino de la unidad. Es la herencia de la cruz vivida a la luz de la Pascua; herencia que enriquece y sostiene a los cristianos a medida que avanzan en el nuevo milenio…

    ¡Que en el siglo y milenio que empieza, la memoria de estos hermanos y hermanas, permanezca siempre viva! ¡Que se transmita de generación en generación, a fin de ser semilla fecunda de una profunda renovación cristiana! ¡Que se guarde como un tesoro de insigne valor para los cristianos del nuevo milenio y sea levadura para llegar a la plena comunión de todos los discípulos de Cristo!... ¡Pido al Señor para que la nube de testimonios que nos rodea (Hb 12,1) nos ayude a todos nosotros, creyentes, a saber expresar nuestro amor a Cristo con una valentía igual a la suya, para aquel que permanece viviendo en su Iglesia, hoy como ayer, mañana y siempre!

San Juan Pablo II (1920-2005), papa 
Homilía en la conmemoración ecuménica de los testigos de la fe del siglo XX, 7/5/00

RESONAR DE LA PALABRA - 30 ABR 2016

Evangelio según San Juan 15,18-21. 
Jesús dijo a sus discípulos: «Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia. Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes. Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.» 

viernes, 29 de abril de 2016

Liturgia Viva al atardecer


Meditación: Juan 15, 12-17

A ustedes los llamo amigos. (Juan 15, 15)
Cuando lees estas palabras del Señor, querido lector, ¿no te salta el corazón? Jesús, el Señor, el Hijo de Dios, te dice que tú eres su amigo. Sí, el Señor está en el cielo, pero te ha escogido a ti y te abraza con amor para que tú des un fruto perdurable para su Reino.
Dar un fruto perdurable no es imposible, porque Jesús, tu amigo, te ha dado acceso a su Padre y a todos los recursos del cielo. Siendo amigo, el Señor comparte libremente los pensamientos y planes de su Padre contigo. Y es precisamente por esto que tú puedes tener un efecto perdurable en el mundo. Jesús tiene el permiso de su Padre para darnos todo lo que pidamos en su nombre, y por eso siempre podemos tener todo lo que necesitemos para dar buen fruto.
Esto es completamente distinto de la condición de los esclavos, que tienen que satisfacer cualquier capricho de su amo. ¡Es una obra de colaboración basada en el amor!
La única condición que Jesús nos pone es que nos amemos mutuamente y que estemos dispuestos a dar la vida por el prójimo, como él lo hizo por nosotros. Es cierto que no muchos de nosotros terminaremos muriendo por otra persona, pero eso no es realmente un obstáculo, porque cada día tenemos oportunidades de practicar el amor abnegado que nos pide el Señor.
Por ejemplo, podemos “morir” cuando no insistimos en nuestras propias ideas en una discusión; o accedemos a mirar un programa de televisión que otro haya escogido, tal vez el marido o la esposa, o dedicamos tiempo a conocer a un nuevo vecino.
Los hijos pueden hacerlo dejando la computadora por un rato para poner la ropa o la vajilla a lavar cuando los padres están cansados. También podemos visitar a alguien que viva solo, cocinar para un vecino enfermo o para un matrimonio que tenga un recién nacido. ¡Hay abundancia de oportunidades para morir a nosotros mismos!
La mejor noticia es que Dios nos dará toda la fuerza, el dominio propio, la bondad o la paciencia que necesitemos para cumplir estos deberes.
“Gracias, amado Jesús, por considerarme tu amigo. Derrama tu gracia en mi corazón para que fluya de mí hacia los que tengo cerca. Confío en que tú me darás todos los recursos que necesito para dar un fruto que perdure.”
Hechos 15, 22-31
Salmo 57(56), 8-10. 12
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros

Experiencia de Avivamiento - Día 34


Comencemos nuestra experiencia...

+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
Envía, Señor Tu Espíritu,
todo será creado y renovarás la faz de la tierra.

Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
haz que apreciemos rectamente todas las cosas,
según Tu Santo Espíritu
y gocemos de Sus consuelos,
Por Cristo Nuestro Señor.
¡Amén!

Te pedimos, Señor, que esta Palabra se vuelva viva y eficaz
en nuestra vida y no vuelva a Tí, Señor sin producir en nosotros el efecto esperado.

Eclesiàstico 35, 17-18
"La súplica del humilde atraviesa las nubes y mientras no llega a su destino, él no se consuela: no desiste hasta que el Altísimo interviene, para juzgar a los justos y hacerles justicia.".
La humildad toca el corazón de Dios, conquista aquello que está siendo presentado en oración, según el libro del Eclesiástico que estamos meditando. Tenemos que buscar esta humildad no solo en la oración, sino en todo comportamiento, en el trato con las personas, en nuestro día a día. No podemos ser humildes solamente cuando estamos interesados en algo, necesitamos vivir una vida de humildad, y la respuesta de la oración será apenas una consecuencia de nuestra vida. Vale la pena recordar cuando Naaman, el Sirio, fue a visitar al profeta Eliseo -hecho narrado en el segundo libro de los Reyes-, y Eliseo ni lo recibió pero le mandó bañarse en el Río Jordán siete veces para quedar curado de la lepra.
El quedó irritado diciendo que los ríos de su tierra natal eran mejores que el río Jordán. Una criada humilde le dijo que si el profeta le hubiese pedido algo mucho más difícil, ¿el lo haría? Y le convenció a hacer aquel gesto tan humilde, pero de mucha confianza en Dios y no en el profeta, y la lepra desapareció.
De esta forma somos llamados a vivir en constante estado de humildad, a colocar toda esta humildad en la oración y en todo lo que hiciéramos, y así atraeremos los ojos de Dios para nuestra vida y para nuestro clamor. La Virgen María va a decir: "Miró la humildad de su sierva".
Es cierto que los ojos del Señor se vuelven a los humildes, y los oídos de Dios están atentos a sus clamores. Creo que necesitamos renunciar al orgullo, a la vanidad y a la soberbia, que, muchas veces se revelan en el trato con las personas, inclusive dentro de la Iglesia. 
En nuestra experiencia espiritual, muchas veces, nos juzgamos mejores que las otras personas, por muchos motivos, entre ellos el tiempo de caminar, lo que vivimos en la iglesia, conocimiento adquirido, y acabamos despreciando las personas y cerrándonos a la gracia de Dios. 
Como es difícil convivir con "los sabelotodo", con los que se colocan encima de todos y, hasta aún de Dios!
En ese sentido, creo que la dificultad que tenemos es la misma de Dios, pues la acción de Él en la vida del orgulloso es bloqueada.
Con María, necesitamos dar el paso de la humildad y afirmar siempre: "El poderoso hizo en mi grandes cosas, Su nombre es Santo (...) Lc 1, 49, pues El miró la humildad de Su sierva (...) Lc 1,48.
Ten la valentía de dar ese paso, y verás la oración que hace penetrar las nubes y tocar en el corazón de Dios.

Mortificación
Opta por las cosas más simples en el día de hoy, colócate a disposición de los hermanos y expone delante de Dios, tus necesidades.

Oración de clamor
Señor, reconozco mi fragilidad y mi pequeñez delante de Tu grandiosidad, de Tu poder y de Tu fuerza.
Muchas veces, el orgullo, la vanidad y el espíritu de grandeza se apoderaron de mi corazón, y en tantos momentos me juzgué mejor que mis hermanos: más santo, orante, fiel, y en verdad, eso era una gran investida de la tentación en mi vida, para desviarme de Tu voluntad y para bloquear la acción de Tu Espíritu en mi.
Necesito reconocer que soy pequeño, frágil, incapaz.
Jesús, Tú eres mi todo, mi fortaleza, mi sustento.
No quiero alimentar la vanidad y el orgullo en mi corazón.
En verdad quiero estar, en Tu presencia, rendido y humillado, como Juan Bautista, quiero decirte: "Que Tú crezcas, Señor, y yo disminuya".
Renuncio aquí a toda necesidad que tengo de aparecer, de ser reconocido y elogiado.
Cambia mi vida, Señor, cambia mi comportamiento y las decisiones de mi corazón, quiero ser modelado por Ti, como barro en las manos del alfarero.
Deseo abrir mi corazón a uno nuevo y a todo aquello que quieres realizar en mi vida.
Sé que tienes mucho más para mi, y todavía no experimenté casi nada de Tu presencia, mi conocimiento de la Palabra, de la doctrina, de Ti todavía es muy limitado; en muchos momentos, pensé que Te conocía, que sabía mucho y que ya había experimentado todo lo que tenías para mi.
Hoy, estoy obligado a reconocer, mi Señor y mi Dios, que yo te conocía solamente de palabra, no había experimentado verdaderamente Tu gracia.
Sé que una auténtica experiencia Contigo produce humildad, reconocimiento de todo lo que es y de la nada que soy.
Quiero caminar de esa manera a partir de ahora,  quiero ser transformado por Tu amor, por Tu santa presencia.
Que a partir de ahora mi oración penetre en las nubes y toque Tu corazón, y estaré postrado en adoración esperando Tu respuesta a mis clamores.
Gracias, mi Señor, alabado y adorado seas por siempre, gracias por derramar sobre mi vida el poder de Tu Espíritu Santo, que genera en mi la disposición de vivir la humildad en Tu Santa presencia.
Amén.
Aleluia!
Gloria a Dios!

Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.

Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.

Liturgia Viva - Oración Colecta


El párroco del mundo


«La compasión, el amor, no es un sentimiento vago, sino significa cuidar al otro hasta pagar personalmente. Significa comprometerse cumpliendo todos los pasos necesarios para “acercarse” al otro hasta identificarse con él: «amaras a tu prójimo como a ti mismo». Este es el mandamiento del Señor»

RESONAR DE LA PALABRA - 29 ABR 2016

Evangelio según San Juan 15,12-17. 
Jesús dijo a sus discípulos: «Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»
RESONAR DE LA PALABRA
Queridos amigos:
Hay una mujer sencilla, muy alejada en el tiempo, que pertenece al grupo de los que han recibido la revelación de Dios. Se llama Catalina de Siena. En un siglo en el que estamos viviendo la “revolución de la mujer”, necesitamos figuras que encarnen la manera femenina de seguir a Jesús. En Catalina se dan los rasgos que aparecen en la oración de Jesús:
Ella fue una mujer sencilla. No sabía leer ni escribir. No tuvo, por tanto, ninguna formación académica.
Ella fue una escogida por Dios. En los 33 años de su existencia, se dejó seducir por Jesucristo, hasta el punto de que, renunciando a cualquier otra relación, se desposó con él y recibió el don místico del desposorio espiritual.
Catalina representa un espíritu fuerte en tiempos muy convulsos para la sociedad y para la Iglesia. Su criterio evangélico ayudó a muchos, incluyendo dos Papas, a encontrar el verdadero camino. Fue como un faro en medio de la tormenta.
En el origen de esta actitud está su relación especial con Jesús y su vinculación a la dulce Madre, la Virgen María. Estas relaciones fuertes le permitieron abordar una vida de extraordinaria penitencia y, sobre todo, las múltiples persecuciones y calumnias de que fue objeto.
Cuando, contemplando a Catalina, dirigimos la mirada a nuestro tiempo, podemos hacernos una pregunta simple: ¿Cómo contribuir a encontrar el camino evangélico en tiempos tan complejos como los que nos ha tocado vivir? La respuesta es sencilla, aunque en absoluto fácil:
Viviendo relaciones fuertes con quienes pueden sostener una vida: Jesús y su Madre.
Aceptando “entregar la vida” para que otros puedan vivir. Esta entrega de la propia vida tiene que ver con la aceptación de muchas cosas que no nos gustan, pero que sirven para que los demás crezcan. Y, naturalmente, tiene que ver con la incomprensión, el desprecio y la prueba.
comentario publicado por Ciudad Redonda 

Comprendiendo La Palabra

Amar a Dios y al prójimo

       Cuanto más se está unido al prójimo, más unido se está a Dios. Para que comprendáis el sentido de esta frase os voy a poner una imagen sacada de los Padres: Suponed un círculo trazado sobre la tierra, es decir, una línea redonda dibujada con un compás, y un centro. Precisamente se llama centro el punto más interior del círculo. Poned atención con vuestro espíritu a lo que os voy a decir. Imaginaos que el círculo es el mundo, el centro Dios, y los radios los diferentes caminos o maneras de vivir que tienen los hombres. Cuando los santos, deseando acercarse a Dios, caminan hacia el centro del círculo, tanto cuanto más penetran en el interior, se acercan los unos a los otros y al mismo tiempo de Dios. Cuanto más se acercan a Dios, tanto más se acercan los unos de los otros; y cuanto más se acercan los unos de los otros, más se acercan a Dios.

       Y ya comprendéis que igual ocurre en sentido inverso: cuanto más uno se aleja de Dios para retirarse hacia lo exterior, es evidente que cuando uno se aleja de Dios, más se aleja de los demás, y cuanto más uno se aleja de los demás, más se aleja también de Dios.

       Así es la naturaleza de la caridad. En la medida en que estamos en lo exterior y que no amamos a Dios, en esa misma medida nos alejamos cada uno del prójimo. Pero si amamos a Dios, tanto nos acercamos a Dios a través de la caridad para con él, tanto estamos en comunión de caridad con el prójimo; y tanto estamos unidos al prójimo cuanto lo estamos de Dios.

Doroteo de Gaza (c. 500 -?), monje en Palestina 
Instrucciones, VI, 76-78

Buen día, Espíritu Santo

¡Buen día, Espíritu Santo!
Tú que eres el testigo del Amor del Padre,
Amor que dejó sembradas en la creación entera, semillas del Verbo.
¡Ven y visítanos en la mañana!
Riega con tu Gracia,
Ilumina con Tu Luminosidad,
da crecimiento, solidez y fecundidad
a nuestra vida.
¡Ven y visítanos!
Que lo reseco, agrietado y marchito
¡tenga Vida en Vos!
¡Que lo violento, agresivo y furioso,
se encuentre con Tu Paz serena que restaura!
y mientras obras,
mientras sanas,
susurra... ¿Qué podemos hacer juntos hoy?



jueves, 28 de abril de 2016

Liturgia Viva al caer la tarde


No tener miedo, cuando vemos que es el Espíritu quien nos llama»

28 de abril de 2016

También hoy en la Iglesia, como ayer, hay resistencias a las sorpresas del Espíritu frente a las nuevas situaciones, pero Él nos ayuda a vencerlas y a seguir adelante, seguros, en el camino de Jesús: lo dijo el Papa hoy en Casa Santa Marta.

Comentando el célebre pasaje de los Hechos de los Apóstoles sobre el llamado “Concilio” de Jerusalén, el Papa observa que “el protagonista de la Iglesia” es el Espíritu Santo. “Es Él quien desde el primer momento dio la fuerza a los apóstoles para proclamar el Evangelio”, es “el Espíritu quien lo hace todo, el Espíritu lleva a la Iglesia adelante”, también “con sus problemas”, también “cuando estalla la persecución” es Él “quien da la fuerza a los creyentes para permanecer en la fe”, también en los momentos “de resistencias y de encarnizamiento de los doctores de la ley”.

En este caso, hay una doble resistencia a la acción del Espíritu: la de quienes creían que “Jesús había venido sólo para el pueblo elegido” y la de quienes querían imponer la ley mosaica, incluida la circuncisión, a los paganos convertidos. El Papa observa que entonces “hubo una gran confusión en todo esto”.

“El Espíritu ponía los corazones en un camino nuevo: eran las sorpresas del Espíritu. Y los apóstoles se encontraron en situaciones que nunca habían creído, situaciones nuevas. ¿Y cómo gestionar estas nuevas situaciones? Por esto el pasaje de hoy comienza así: ‘En esos días, había surgido una gran discusión’, una discusión acalorada, porque discutían sobre este tema. Ellos, por una parte, tenían la fuerza del Espíritu – el protagonista – que les empujaba a ir adelante, adelante, adelante … Pero el Espíritu les llevaba a ciertas novedades, ciertas cosas que nunca se habían hecho. Nunca. Ni siquiera las habían imaginado. Que los paganos recibieran el Espíritu Santo, por ejemplo”.

Los discípulos “tenían la patata caliente en las manos y no sabían qué hacer”. Así, convocan una reunión en Jerusalén, donde cada uno puede contar su experiencia, de cómo el Espíritu desciende también sobre los paganos.

“Y al final se pusieron de acuerdo. Pero antes hay algo hermoso: ‘Toda la asamblea calló y escucharon a Bernabé y Pablo, que referían los signos y prodigios que Dios había realizado entre las naciones, por medio de ellos’. Escuchar, no tener miedo de escuchar. Cuando uno tiene miedo de escuchar, no tiene el Espíritu en el corazón. Escuchar: ‘¿Tu qué piensas y por qué?’. Escuchar con humildad. Y tras haber escuchado, decidieron enviar a las comunidades griegas, es decir, a los cristianos venidos del paganismo, a algunos discípulos para tranquilizarles y decirles: ‘Está bien, seguid así’”.

Novedades mundanas y novedades del Espíritu

Los paganos convertidos no están obligados a la circuncisión. Es una decisión comunicada a través de una carta en la que “el protagonista es el Espíritu Santo”. De hecho, los discípulos afirman: “El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido…”.

Esta – afirma el Papa – es la vía de la Iglesia “ante las novedades, no las novedades mundanas, como las modas o los vestidos”, sino “las novedades, las sorpresas del Espíritu, porque el Espíritu siempre nos sorprende. ¿Y cómo resuelve la Iglesia esto? ¿Cómo afronta estos problemas, para resolverlos? Con la reunión, la escucha, la discusión, la oración y la decisión final”.

“Este es el camino de la Iglesia hasta hoy. Y cuando el Espíritu nos sorprende con algo que parece nuevo o que ‘nunca se ha hecho así’, ‘se debe hacer así’, pensad en el Vaticano II, en las resistencias que tuvo el Concilio Vaticano II, y digo esto porque es el más cercano a nosotros. Cuantas resistencias: ‘Pero no…’. También hoy las resistencias que siguen de una forma u otra, y el Espíritu va adelante”.

“Y el camino de la Iglesia es este: reunirse, unirse, escucharse, discutir, rezar y decidir. Y esta es la llamada sinodalidad de la Iglesia, en la que se expresa la comunión de la Iglesia. ¿Y quién hace la comunión? ¡Es el Espíritu! Otra vez el protagonista. ¿Qué nos pide el Señor? Docilidad al Espíritu. ¿Qué nos pide el Señor? No tener miedo, cuando vemos que es el Espíritu quien nos llama”.

“El Espíritu– afirma el Papa – a veces nos detiene”, como hizo con San Pablo, para hacernos ir a otra parte, “no nos deja solos”, “nos da valor, nos da la paciencia, nos hace ir seguros por el camino de Jesús, nos ayuda a vencer las resistencias y a ser fuertes en el martirio”.

“Pidamos al Señor– concluyó – la gracia de entender cómo avanza la Iglesia, de comprender cómo desde el primer momento afrontó las sorpresas del Espíritu, y también, para cada uno de nosotros, la gracia de la docilidad al Espíritu, para ir por el camino que el Señor Jesús quiere para cada uno de nosotros y para toda la Iglesia”.

Liturgia Viva - Oración Colecta


Experiencia de Avivamiento - Día 33


Comencemos nuestra experiencia...

+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
Envía, Señor Tu Espíritu,
todo será creado y renovarás la faz de la tierra.

Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
haz que apreciemos rectamente todas las cosas,
según Tu Santo Espíritu
y gocemos de Sus consuelos,
Por Cristo Nuestro Señor.
¡Amén!

Te pedimos, Señor, que esta Palabra se vuelva viva y eficaz
en nuestra vida y no vuelva a Tí, Señor sin producir en nosotros el efecto esperado.

1 Macabeos 3, 58-59
"Pero los fariseos y los doctores de la Ley rechazaron ser bautizados por Juan y despreciaron los proyectos de Dios respecto de ellos".
Judas Macabeo vivió en un tiempo muy complicado, en que se imponía un imperialismo cultural con el objetivo de hacer de la Judea un estado de cultura griega. En 167 aC, el rey Antíoco Epifanes saqueó el templo de Jerusalen e instaló allí una estatua de Júpiter mientras perseguía a los judíos en todo el país. Judas Macabeo y sus compañeros hacían parte del grupo de resistencia, extremamente religioso y que traía un amor grandioso por la patria. Este relato del libro de los Macabeos provoca en nosotros una reacción.
Hoy, no somos llamados a colocar las manos en armas para defender nuestra patria y nuestra religión como en los tiempos de ellos, por lo tanto, estamos invitados a la guerra y a empuñar otras armas, armas espirituales, las que, en la segunda carta de los corintios, Pablo asevera: "Son capaces de derribar fortalezas" (2 Cor 10,4) 

Estamos en guerra, ella es espiritual, muchas veces invisible, pero también es una guerra cultural, una tentativa absurda de implantar el "marxismo cultural" y el "nuevo orden mundial", produciendo entonces, una cultura de muerte, que tiene aversión a la religión y que predica la laicidad radical, renunciando a todo lo que históricamente adquirimos de la moral judío-cristiana.

Necesitamos tener las disposición y mucho coraje para entrar en esta guerra a semejanza de estos hombres que impusieron resistencia a la investida de Antíoco Epifanes, que es una representación clara de las fuerzas del mal. Este coraje viene de Dios, crece en nosotros a la medida que también crece el amor a la patria, a la religión, al cristianismo.
La palabra de orden es: sed valientes.
Los macabeos estaban dispuestos a morir por la patria y por la religión. ¿Y nosotros?
Algunas veces somos tan indiferentes a los sufrimientos de nuestro prójimo que no nos sensibilizamos con las víctimas de esa guerra: personas que están abandonando a la fe, la Iglesia, sensibilidad y valores humanos. 
Judas Macabeo dijo a sus compañeros: "Es mejor para nosotros morir en la guerra que quedar mirando la desgracia de nuestro pueblo y de nuestro Santuario"
Que esta visión de compromiso provoque, en nosotros, compromiso con la Iglesia y con los sufrimientos de aquellos que están abatidos por el mal en medio de nosotros y en este mundo.

Necesitamos reaccionar y nuestra reacción es la santidad y la oración, especialmente la oración e intercesión. Creo que podemos cambiar el mundo con el poder de Dios manifestando entre las naciones; Dios escoge los canales para llevar Su gran poder, y estos canales somos nosotros. A partir de hoy, necesitamos tener una gran responsabilidad con nuestra nación y con nuestra religión, comenzando con la oración insistente por nuestra patria y para que el avivamiento prometido toque toda nuestra nación y nuestro pueblo.
Con las armas espirituales, derrumbaremos fortalezas, y aún cuando ellas hayan sido edificadas y fundamentadas por el mal, el poder de Dios es infinitamente mayor.
Creamos y asumamos nuestro lugar en esta guerra, empuñemos nuestras armas espirituales y hagamos uso de ellas continuamente, pues la victoria es cierta. Amén!

Mortificación
Dobla las rodillas en la presencia del Señor, si sientes la moción, póstrense con el rostro en tierra y reza por la nación y por la Iglesia Católica. Dedica tu oración de intercesión por estas dos realidades.

Oración de clamor
Mi Dios, quiero el mismo coraje de Judas Macabeo y de los hombres que con el partieron a la batalla, para defender la nación y la religión de la garra de los burlones, de aquellos que profanaban la nación y el Santuario. Sácame ahora de la indiferencia, libérame de la naturalización del sufrimiento, pues no siento más compasión de aquellos que sufren, acabé acostumbrándome con las derrotas de nuestra nación. En el tiempo actual, nuestra nación ha sido asolada, ultrajada, humillada por la corrupción política, y muchos de nosotros nos hemos vuelto también corruptos. 
Señor,  son innumerables las leyes que se tramitan en la Cámara y en el Senado de nuestra nación que son contrarias a la vida y a la familia y que violan Tu Ley, que yo no quede indiferente, es esto que hoy Te pido. 

Cambia esta realidad en mi vida, Jesús, y despiértame para el combate, para la guerra, dándome visión espiritual y haciendo que asuma y use las armas espirituales capaces de derrumbar fortalezas.
Señor, cuantos han abandonado la fe, viviendo en estado de apostasía, cuantos escándalos en nuestras realidades eclesiales, escándalos morales y de división; quiero ser promotor de la libertad, por el poder del Espíritu Santo. Sólo te pido una cosa, Señor, y es esto lo que deseo desde el fondo de mi corazón: que yo esté comprometido con mi país, y con Tu Iglesia.
No permitas que me acostumbre a todo lo que ha sucedido, con los ultrajes y errores.
Quiero despertar al combate y necesito estar munido de las armas espirituales para vencer.
Que sea capaz como los Macabeos, de dar la vida, si fuese preciso, por mi nación y por la Iglesia.
Ven, Espíritu Santo, tócame e insértame en esta dimensión espiritual, para que yo esté continuamente comprometido en el combate y para que, colocándote al frente, pueda experimentar el sabor de la victoria.
Yo no voy a desistir, estaré Contigo, Señor, bajo Tu comando. Así sea. 
Amén.
Aleluia!
Gloria a Dios!

Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.

Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.

Buen día, Espíritu Santo!

¡Buen día, Espíritu Santo
Mientras la Misericordia traspasa y quiebra
los callos que formaron nuestro desamor.
Mientras el cielo se alegra por la santidad
de tantos de nuestros hermanos y nuestros mártires
cantan alabanzas a Tu Nombre,
nosotros venimos a implorarte:
¡Ven, que tu alegría quiebre toda tristeza!
Que tu Agua Viva apague toda tibiezas.
¡Ven, queremos alabarte sin cesar todos los días,
que tu Presencia sea el anhelo del día.
¡Queremos agradarte!
¡Queremos darte siempre el primer lugar!
¡Ven y manifiesta,
¿qué podemos hacer juntos hoy?



Comprendiendo La Palabra

“Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud”

     Te lo pido, Dios mío, haz que te conozca, haz que te ame para que mi gozo seas tú. Y si esto no es plenamente posible en esta vida, haz que, por lo menos, progrese cada día en este deseo hasta que llegue a la plenitud. Que mi conocimiento de ti aumente cada día más en mí, y que sólo se acabe en el último día; que tu amor crezca en mí y que sea perfecto en mi vida futura para que mi gozo, que ya es grande aquí abajo en esperanza, sea allí colmado en la realidad.

    Señor Dios, por tu Hijo nos has dado orden, o mejor el consejo, de pedir; y has prometido que seríamos escuchados para que nuestro gozo fuera completo (Jn 16,24).  Señor, te hago esta petición por mediación de aquél que es nuestro “Consejero admirable” (Is 9,5). Que yo pueda recibir lo que nos has prometido por medio de aquél que es la Verdad, para que mi gozo sea perfecto. Dios verdadero, te hago esta súplica; escúchame para que mi gozo sea perfecto.

    Que esto sea desde ahora lo que medite mi espíritu y la palabra salida de mis labios. Que sea el amor de mi corazón y el discurso salido de mi boca, que sea el hambre de mi alma, la sed de mi carne y el deseo de todo mi ser, hasta que entre

San Anselmo (1033-1109), benedictino, arzobispo de Canterbury, doctor de la Iglesia 
Proslogio, 26

RESONAR DE LA PALABRA - 28 ABR 2016

Evangelio según San Juan 15,9-11. 
Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.» 

RESONAR DE LA PALABRA
Queridos amigos:

La alegría que nace de quien camina en verdad, está llamada a plenitud. Como sarmientos vivos, que recordábamos ayer, queremos permanecer en el amor de Dios, mostrado en Cristo Jesús.

Muchos cristianos llevamos una vida de mucha actividad. Además, el ritmo social de estos tiempos es acelerado, pretende abarcar mucho: muchas relaciones sociales, muchas reuniones sociales, muchos compromisos sociales, muchos aprendizajes sociales...

Estar de un lado para otro, de una actividad a otra, puede desorientarnos y nublar la experiencia de permanecer unidos a Cristo, de durar en su amor, de perseverar en nuestra comunión con Él, y, a través de Él, con nuestros hermanos. Por eso, en medio de unas cosas y otras, no podemos perder la perspectiva que nos nutre. Conviene que miremos y cuidemos, con frecuencia, las raíces que nos alimentan y dan vida, para que la savia del Resucitado fluya con todo su vigor hacia nuestras ramas, para que siempre tengan vida en abundancia.

La permanencia en Él -que el texto evangélico de hoy nos dice que es permanencia en su amor- se proyecta sobre la alegría de lo que somos –su alegría está en nosotros y así nuestra alegría llegará a plenitud-, y no de lo que hacemos, aunque no podamos dejar de hacer, y nuestras acciones también nos traigan contento, un tímido reflejo del júbilo final.

Ciudad Redonda


miércoles, 27 de abril de 2016

Experiencia de Avivamiento - Día 32


Comencemos nuestra experiencia...

+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
Envía, Señor Tu Espíritu,
todo será creado y renovarás la faz de la tierra.

Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
haz que apreciemos rectamente todas las cosas,
según Tu Santo Espíritu
y gocemos de Sus consuelos,
Por Cristo Nuestro Señor.
¡Amén!

Te pedimos, Señor, que esta Palabra se vuelva viva y eficaz
en nuestra vida y no vuelva a Tí, Señor sin producir en nosotros el efecto esperado.

Lucas 7, 30
"Pero los fariseos y los doctores de la Ley rechazaron ser bautizados por Juan y despreciaron los proyectos de Dios respecto de ellos".
Este versículo del Evangelio nos despierta a algo de suma importancia: ¿podemos despreciar, como esos fariseos y doctores de la Ley los planes de Dios sobre nosotros? Ellos era conocedores de la Ley y de la Palabra, pero habían creado un mesías según la cabeza de ellos y no según el corazón de Dios. Era un mesías ídolo y no el mesías pensado y deseado por el Padre. El desprecio por el plan de Dios fue tan grande, que fueron capaces de crucificar al Mesías, Jesús. Necesitamos cuidarnos, pues podemos hacer lo mismo, o sea, proyectar en nuestra cabeza un falso dios, encontrando que estamos adorando al Dios Verdadero y Santo, y adorar un ídolo creado por nuestra cabeza humana.
A medida que ese Dios cabe en mi cabeza, El deja de ser Dios y pasa a ser un ídolo. No conseguiremos conocer todo de Dios, experimentar todo lo que El tiene para nosotros, y, muchas veces, no Lo entenderemos en ciertas situaciones, en las que El no interviene, no cambia, ni hace lo que esperábamos que hiciese. 
La confianza en Dios necesita estar mucho más allá de lo que el hace o deja de hacer, debe estar en Dios que sabe lo que es mejor para Su pueblo. 
No dudes, no cuestiones a Dios, no te reveles cuando Él no hace lo que vos querés, más bien debes saber someterte a la grandiosidad, omnipotencia, omnisciencia de Dios que todo sabe y puede y tiene lo mejor para cada uno de nosotros.
El conquistó, para nosotros, el Cielo.
El Padre envió a Su Hijo, Jesús, para salvar a los fariseos y doctores, y con todo, ellos no lo escogieron, querían solamente un mesías político que los liberase de la opresión del Imperio Romano, querían un mesías que no los retirase de aquella religiosidad infecunda que vivían, o que no los incomodase en aquello que aprovechaban de los beneficios de la religión: status social, respeto y retorno financiero. Despreciaron, así, los planes de Dios respecto de ellos.
Miremos nuestra vida y tengamos el coraje de desterrar todo aquello que puede colocarnos en la misma condición, de desprecio de los planes de Dios a nuestro respeto. Estemos atentos, pues El quiere sacarnos de la comodidad, de la esterilidad espiritual, de todo lo que no nos edifica y nos aparta del Señor.
Ellos rechazaron el bautismo de Juan, y nosotros, igualmente, podemos renegar el bautismo de Jesús y Su salvación.
Estemos vigilantes, tengamos el coraje de someternos al Señor y a Su voluntad, pues de esa manera, conseguiremos acoger los planes de Dios a nuestro respeto.

Mortificación
Somete tus planes, proyectos y sueños a Dios. En oración, dile que quieres ejecutar esos planes y proyectos y vivir esos sueños.

Oración de clamor
Señor, confieso que es aterrador tomar conciencia de que puedo despreciar Tus planes respecto a mi, por lo tanto, este conocimiento me lleva a un constante estado de vigilancia, pues, desde el fondo de mi corazón, quiero decir que deseo vivir Tus planes.
Algo que puede apartarme de ellos es la tendencia que traigo de querer hacer mi voluntad y no la Tuya.
Ahora quiero renunciar a mis voluntades para hacer Tu voluntad, quiero colocarme a Tus pies, postrado en adoración, y reconocer que Tu eres Dios, el Padre Todopoderoso, y tienes lo mejor para mi, mi vida y mi familia. Esto me ayuda a asumir y tomar posesión de Tu Santa voluntad. Quiero decirte, Señor, sea hecha Tu voluntad así en la tierra como en el Cielo. No me dejes desviar de Tus caminos, no permitas que rechace y frustre Tus planes, quiero siempre corresponder con este amor incondicional y fiel, acogiendo todo aquello que tienes para mi.
Asumo mi condición de bautizado y quiero vivir como tal, soy hijo amado de Dios.
Cuando no entienda, voy a confiar;
cuando esté todo oscuro y la tentación venga, voy a seguir en Tu Luz, quiero vivir y acoger todo aquello que tienes para mi.
Sólo quiero una cosa: acoger todos los planes del Señor para conmigo.
Ayúdame, Espíritu Santo, en este camino exigente!
Quiero por Tu poder ser fiel y aceptar que no todo conseguiré entender, pero por la fe continuaré siguiendo hacia el frente, porque Tú Señor tienes reservado lo mejor para mi, independientemente de las ocasiones actuales, yo doy mi consentimiento de fe: creo y quiero ser fiel hasta el fin.
Gracias, Señor, por darme una nueva chance, muchas gracias por tanto amor y misericordia. 
No voy a desistir, Señor, voy a estar siempre a Tu lado.
Dame Tu Espíritu Santo para que El me lleve a vivir y cumplir Tus planes y proyectos para mi vida.
Amén.
Aleluia!
Gloria a Dios!

Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.

Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.

Nuestra familia será rescatada por Bautismo en el Espíritu

Escuchamos, con frecuencia, en las noticias internacionales, hablar de huracanes y terremotos en diferentes lugares, enterrando personas. Y que son necesarios el uso de diferentes técnicas para retirar a las personas de los escombros; y varias estaban vivas. ¡Qué alegría cuando conseguían rescatarlas vivas!
Nuestra familia será rescatada por Bautismo en el Espíritu2
En este tiempo, también, el Señor está usando una técnica muy especial para rescatar a sus hijos: el Bautismo en el Espíritu Santo. No podemos usar cualquier cosa. Son personas, son vidas que necesitan ser salvadas. Son almas de nuestros seres queridos y no podemos jugar. Esas personas o van al cielo o al infierno. No hay un punto medio, o se salvan o se pierden eternamente.
Piensa en tu padre, en tu madre, en tu hija, en tu marido, en tu esposa, amigos, en personas que amas y están lejos de Dios. Que viven como si fueran ateos. Que no quieren volver a Dios,  que prefieren quedarse en la malicia. No quieren saber de Dios, de la Santa Misa, de la confesión, de la oración, creen que todo eso no tiene valor. ¿A dónde irán? ¿Al cielo o al infierno?
Nuestra misión es una obra de rescate. No sólo para salvar y rescatar para esta vida, sino para la eternidad. Si fuera uno de tus seres queridos que estuviera debajo de los escombros invertirías todo, estarías desesperado al lado de la tropa de rescate, haciendo de todo para rescatar. Estarías allí pidiendo, rogando a Dios que la operación sea un éxito y puedan rescatarlo.
El Señor nos está diciendo: ¡Pidan el Espíritu Santo! ¡Pidan el derramamiento del Espíritu Santo! ¡Pidan que sean bautizados en el Espíritu Santo! Esa gracia extraordinaria el Señor nos está dando. No podemos desperdiciarla.
Si tuvieras en mano el remedio para curar el cáncer, ¿deberías o no utilizarlo? ¿Deberías o no enfrentar cualquier sufrimiento, todo y cualquier obstáculo, para hacer que ese medicamento llegue hasta la persona sometida por esa enfermedad?
Nosotros tenemos un remedio para un mal mucho peor que el del cáncer. Tenemos el Bautismo del Espíritu Santo. Tenemos los dones del Espíritu Santo. Es necesario que lleguen a todos y lo más rápido posible. El tiempo urge. Estamos en tiempo de rescate. Todavía hay hermanos nuestros “debajo de los escombros”. Nuestra gran preocupación son los nuestros. Es justo. Hace falta pedir al Señor que derrame sobre ellos el Espíritu Santo.
Trabaja en la viña del Señor. Trabaja, llevando la salvación a las demás. Trabaja en el rescate de personas que tú ni conoces.Ten seguridad de que el Señor providenciará para salvar a los tuyos.
Digo esto con convicción, porque vi la acción de Dios en mi familia. Yo no podía quedarme para cuidar de mis hermanos, pero el Señor honró su Palabra. Mientras me dedicaba a los demás, el Señor fue buscando a los míos. Y veo que no atrae sólo a mis hermanos, sino toda mi familia.
Mons. Jonás Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Trecho del libro Reinflama o carisma

Meditación: Juan 14, 27-31

“Es necesario que el mundo sepa que amo al Padre.” 
Juan 14, 31

Cuando un ser querido está a punto de fallecer, es natural querer escuchar y recordar las últimas palabras que nos diga. Si es así, ¡cuánto más deberíamos nosotros atesorar lo que Jesús declaró en aquella última noche de su vida (Juan 14-17) y meditar en sus palabras!

En esa ocasión, el Señor mencionó “el mundo” muchas veces, pero ¿qué fue precisamente lo él quiso decir con “el mundo”? En un sentido, el mundo es toda la creación (incluso nosotros) que Dios ama profundamente. El mundo creado por Dios, con todo lo que nos rodea y todos sus habitantes, es una clara evidencia de la bondad creadora del Todopoderoso: “Dios miró todo que él había hecho, y él lo encontró muy bien” (Génesis 1:31).

Pese a eso, el pecado entró en el mundo por la desobediencia, y desde entonces el mundo ha permanecido bajo la influencia del maligno, a quien Jesús llamó “el príncipe de este mundo” (Juan 14, 30). De modo que cuando la Escritura nos advierte que no amemos al “mundo,” esa es una seria admonición a no aceptar las filosofías del mundo que rechazan o se oponen a Dios.

Pero rechazar “el mundo” no significa rechazar todo lo que es bueno y sano en la creación o en nuestras relaciones, y tampoco levantar una muralla alrededor de nosotros para evitar la contaminación. Lo que significa es que hace falta discernir con sabiduría y prudencia las ideas que nos llegan, la manera cómo pasamos el tiempo y el rumbo que llevamos en la vida. Si todo lo que nos preocupa son las pocas décadas que vivimos en esta tierra, es muy probable que nos hayamos enamorado del mundo. Pero si llevamos una vida sana y satisfactoria en este mundo pero teniendo el corazón y la mente orientados fijamente hacia el cielo, podremos encontrar el equilibrio correcto.

En la cruz, Jesús venció el pecado en el mundo. Ahora, él quiere que todos nosotros trabajemos junto a él para que ésta, su creación tan querida, sea un reflejo del Reino de los cielos.

Sí, hermano, tú eres un embajador de Cristo y puedes ser instrumento de su poderosa presencia en el mundo..

“Jesús, Señor mío y Dios mío, venga a nosotros tu Reino y hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Con tu amor y tu gracia, Señor, yo también puedo trabajar para ayudar a cambiar el mundo.”

Hechos 14, 19-28
Salmo 145(144), 10-13. 21
comentario Devocionario Católico La Palabra con nosotros.

Liturgia Viva - Oración Colecta


El "párroco" del mundo

Allí (en la Eucaristía) aprendemos a acoger su amor, hacerlo nuestro, y a difundirlo en el mundo. Y cuando amar parece algo arduo, cuando es difícil decir no a lo que es falso, mirad la cruz del Señor, abrazadla y no dejad su mano, que os lleva hacia lo alto y os levanta cuando caéis»




Comprendiendo La Palabra

“Yo soy la vid, y vosotros los sarmientos”

     En lo que se refiere a la Iglesia, la concepción sobre ella más accesible al espíritu humano es la de una comunidad de creyentes. Cualquiera que cree en Jesucristo y en su Evangelio y espera el cumplimiento de sus promesas, cualquiera que está unido a él por un sentimiento de amor y obedece sus mandamientos, debe de estar unido a todos los que comparten el mismo espíritu por una profunda comunión espiritual y por un verdadero afecto. Los que siguieron al Señor durante su estancia en la tierra fueron los primeros brotes jóvenes de la comunidad cristiana; son ellos los que la difundieron y transmitieron las riquezas de la fe que les dio cohesión, como herencia a los tiempos que les siguieron hasta nuestros días.

    Incluso una comunidad humana natural puede llegar a ser mucho más que una simple asociación de individuos distintos, puesto que puede haber una unión estrecha que llegue a crear una unidad orgánica; y esto es todavía más fuerte y más verdadero tratándose de la comunidad sobrenatural de la Iglesia. La unión del alma con Cristo es muy distinta de la comunión entre dos personas terrenas; esta unión, iniciada en el bautismo y reforzada constantemente por los demás sacramentos, es una integración y una impulsión de savia –tal como nos lo dice el símbolo de la vid y el sarmiento. Este acto de unión con Cristo comporta un acercamiento, miembro a miembro, entre todos los cristianos. Es así que la Iglesia toma la figura del cuerpo místico de Cristo. Este cuerpo es un cuerpo viviente y el espíritu que lo anima es el Espíritu de Cristo que, partiendo de la cabeza fluye hacia todos los miembros (Ef 5,23.30); el espíritu que emana de Cristo es el Espíritu Santo y la Iglesia es, pues, el templo del Santo Espíritu (Ef 2,21-22).

Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa 
La mujer y su destino, resumen de seis conferencias

RESONAR DE LA PALABRA - 27 ABR 2016

Evangelio según San Juan 15,1-8. 
Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»

RESONAR DE LA PALABRA
Queridos amigos:

Sin Cristo, no hay camino que nos lleve a la verdad, no hay vida que nos lleve a plenitud. Permanecer en Él es la clave y el reto del cristiano. Y en este desafío resuenan aquellas palabras, cuando, en soledad, toma conciencia del Cáliz que ha de beber: “¿Duermes? ¿No has podido velar ni siquiera una hora? Velad y orad…” (cf. Mc 14, 37b-38a).

Velar es permanecer en Él, es dejar que Él permanezca en nosotros; saber ver que está ahí contigo. O que, al menos, al despertar de nuestros despistes cristianos, podamos decirle: “Perdona, no me había dado cuenta de que estabas ahí”. Velar es permanecer en el camino, no cesar en la búsqueda de la verdad, comprometerse para que triunfe en este mundo la vida. Y para velar, para permanecer en Él, es necesario orar. Orar para conservar en el corazón sus palabras y pedir, alabar, adorar, agradecer, conversar… lo que deseemos, de forma que se haga la voluntad del Padre y abunden los frutos del Reino.

Así, si vivimos injertos en la vid de Cristo, cualquier “altercado”, “discusión” o “tensión” que se manifieste en la comunidad cristiana, en la familia o en la comunidad religiosa, podrá encaminarse hacia su superación, como sugieren los Hechos de los Apóstoles en la primera lectura de hoy. Con Él es posible. No nos “durmamos”, ni un segundo, pensando qué ocurriría si lo intentáramos sin Él.

FUENTE del comentario: Ciudad Redonda

Buen día, Espíritu Santo!

Padre del Cielo y Señor de todo lo creado,
Al despertar te rendimos todo honor y toda gloria,
Bendecimos y adoramos el Nombre Santo de Tu Hijo, 
Los rayos del firmamento pregonan sutilmente Tu Gloria,
Tú eres el Santo, el Único Santo;
Tú eres el Rey.
Que Tu Unción baje hoy sobre cada uno de nosotros.
Que nada pueda alejarnos de Ti;
Que nada pueda quebrar el vínculo de amor que sembraste en nosotros;
Que la Fe crezca al amparo de Tu Gracia;
Que la esperanza no desfallezca por nuestras rebeldías;
Que la gratitud no se borre de nuestros labios y corazón;
Que la alegría no se aparte de nuestra carpa;
Derrama Padre Tu Espíritu sobre nosotros
Para que, santificados por Aquel que es Santo,
Al atardecer podamos proclamar Tu Fidelidad que no pasa,
Que permanece, que crece y nos hace uno Contigo.



martes, 26 de abril de 2016

Liturgia Viva - Oración Colecta


Comprendiendo La Palabra

Os dejo la paz, os doy mi propia paz.” (Jn 14,27)

    Moisés escribió en la Ley: “Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza.” (Gn 1,26)...Pues, nos toca a nosotros reflejar a nuestro Dios, nuestro Padre, la imagen de su santidad... No seamos pintores de una imagen extraña...Y para que no introduzcamos en nosotros la imagen del orgullo ¡dejemos que Cristo pinte en nosotros su imagen. Lo hizo cuando dijo: “Os dejo la paz, os doy mi propia paz.” (Jn 14,27)

    Pero ¿a qué sirve saber que esta paz es buena para nosotros si no la guardamos con cuidado? Lo bueno es a menudo muy frágil, y los bienes preciosos necesitan un cuidado esmerado y una gran vigilancia. La paz es muy frágil y se puede perder por una palabra dicha con ligereza o por una pequeña herida causada al hermano. Ahora bien, no hay nada que guste tanto a los humanos como hablar palabras ociosas y ocuparse de cosas que no les importa, hacer discursos vanos y criticar a los ausentes. De ahí se desprende que los que no puedan decir con el profeta: “El Señor me ha dado una lengua de discípulo para que sepa sostener con mi palabra al abatido.” (Is 50,4), se callen, o bien, si dicen alguna palabra que sea una palabra de paz... “La plenitud de la Ley consiste en el amor.” (cf Rm 13,8) ¡Que Nuestro Señor y Salvador Jesucristo se digne inspirar nuestras palabras, él que es el autor de la paz y el Dios del amor.

San Columbano (563-615), monje, fundador de monasterios 
Instrucción 11, 1-4; PL 25-252

El "párroco" del mundo

El amor no surge porque hablemos de él, sino cuando se vive; no es una poesía bonita para aprender de memoria, sino una opción de vida que se ha de poner en práctica. ¿Cómo podemos crecer en el amor? El secreto está en el Señor: Jesús se nos da a sí mismo en la Santa Misa, nos ofrece el perdón y la paz en la Confesión.



Experiencia de Avivamiento - Día 31



Comencemos nuestra experiencia...


+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
Envía, Señor Tu Espíritu,
todo será creado y renovarás la faz de la tierra.

Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
haz que apreciemos rectamente todas las cosas,
según Tu Santo Espíritu
y gocemos de Sus consuelos,
Por Cristo Nuestro Señor.
¡Amén!

Te pedimos, Señor, que esta Palabra se vuelva viva y eficaz
en nuestra vida y no vuelva a Tí, Señor sin producir en nosotros el efecto esperado.

Juan 8, 32-32
"Dijo Jesús a los judíos que creían en el: Si permanecen a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad lo hará libres".
La primer invitación que Jesús hace en esos versículos que estamos meditando es la de permanecer en la Palabra de El, en sus enseñanzas, en la dirección que El da a Sus discípulos. El discipulado de Jesús esta hecho de sumisión y humildad, en aquello que modela en sus discípulos la capacidad para que hagan la diferencia donde estuviesen.
La Palabra del Señor necesita influenciar nuestras acciones y reacciones, nuestras decisiones, el modo de percibir el mundo y la vida, la manera de lidiar con los hermanos, nuestra manera de vivir, como también nuestra relación con Dios. También el modo que lidiamos con nuestros afectos y nuestra sexualidad y la manera como lidiamos con los sufrimientos, las pruebas y enfermedades, trayendo en sí la marca del amor. No podemos desviar o manipular la Palabra de Jesús a nuestro parecer, mas bien necesitamos fidelizar, obedecer hasta el fin.
Es el Evangelio, es la Palabra de Jesús que nos revelará quien verdaderamente es Él y quien verdaderamente somos nosotros.
Estamos en un mundo secularizado que tiene dificultad para vivir la verdad y de acreditar que exista, simplemente porque vive la "dictadura del relativismo".
La fidelidad de los discípulos de Jesús es imprescindible para que el testimonio de que El es el "camino, la verdad y la vida" haga toda la diferencia y, principalmente, el testimonio de que El nos hace profundamente felices.

Necesitamos ser el pueblo de la verdad y no permitir, en nuestra vida, cualquier espacio para la mentira o para el relativismo. No podemos tener vergüenza de testimoniar que existe una verdad absoluta que responde a un nombre: Jesús. 
La verdad necesita influenciar todos los ámbitos de nuestra vida, nuestro comportamiento y relaciones, nuestra presencia en la sociedad.
Aunque muchos tengan dificultades en acoger esta verdad, como discípulos de Jesús podemos dar testimonio y presentarla a las personas, que, disminuidas sus resistencias, se abrirán a lo que Dios tiene para la vida de ellas.
Pero, si somos relativistas en nuestros comportamientos, en relación a la doctrina moral y su vivencia, en doctrina de la Iglesia, no conseguiremos convencer a nadie, pues estaremos en la misma barca agujereada en que muchos hoy navegan.

Es cuestión de experiencia, de cambiar de vida, decisión.
Y no tengamos dudas de que la falsa libertad que este mundo predica, en la verdad, es esclavitud, mira a las personas que viven en libertad sexual, en la "familia", en la sociedad, en los placeres ofrecidos por la cultura de lo descartable, y dime si percibes una alegría verdadera y duradera en la vida de ellas. 
¿Es una libertad verdadera o esta tal libertad que predican es pura esclavitud?

Nunca dudes de que solo existe un modo de ser verdaderamente libres: siendo discípulos de Jesús y permaneciendo en Su Palabra.
La verdad es capaz de volvernos libres.
Toma una seria y firme decisión de permanecer en la Palabra de Jesús y de experimentar esta verdad libertadora, que nos hace mejores y verdaderamente humanos.

Mortificación
Renuncia a la mentira que, muchas veces, durante el día toca a la puerta de nuestro corazón, haz la opción por la verdad y, si fuese preciso, paga el precio de quedar del lado de ella.

Oración de clamor
Señor, creo que Tú eres la verdad, creo en Tu Palabra y quiero vivirla con intensidad y disposición.
Muchas veces, mi Dios, estoy tentado a mentir, a engañar a las personas y, en diversos momentos, para justificar algún error que cometí.
Pero quiero, a partir de Tu Palabra, comprometerme con la verdad.

Otra tentación constante, Jesús, es que vivo una vida doble y mentirosa, siendo una cosa en la Iglesia y otra en la sociedad.
Quiero ser auténtico y comprometido con la verdad.
Que las personas, cuando me vean y observen mis actitudes, perciban que soy amigo de la verdad, no quiero vivir una vida doble, quiero vivir una vida auténtica y cristiana.
Deseo, desde el fondo de mi corazón, hacer la experiencia de ser Tu discípulo, Señor, asumiendo quien Tú eres, tomando posesión de Tu verdad y de Tu doctrina, viviendo con intensidad las renuncias diarias y obedeciendo, en todo, Tu santa palabra. Haz en mi vida, por medio de Tu Espíritu Santo, una obra nueva.
Quiero fundamentar mi vida en la Palabra y en la doctrina de la Iglesia, y libremente, quiero renunciar a toda tendencia que me presiona a ser relativista, no asumiendo la verdad por entero, o siendo condescendiente con ciertas realidades para agradar a las personas.
Creo que Tú eres la verdad, creo en la doctrina de la Iglesia, y quiero ser fiel hasta el fin.
Necesito experimentar la libertad que la verdad trae, dejando las cosas viejas en el pasado y asumiendo lo nuevo que el Señor tiene para mi.
Quiero ser libre, quiero apoyarme y vivir en la verdad, necesito solamente de Tu Espíritu Santo para ampararme y guiar en ese buen propósito, en el camino que tienes para mi: de felicidad y de vida plena.
Quiero permanecer en Tu Palabra, y quiero vivir Tu discipulado, Señor, quiero ser aquello que Tu quieres que yo sea.
Heme aquí, Señor.
Amén.
Aleluia!
Gloria a Dios!

Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.

Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.