por ser ella una institución divina
El Concilio Vaticano II llamó a la familia "Iglesia domestica" (LG, 11) donde Dios reside, es reconocido, amado, adorado y servido; y enseño que: La salvación de la persona y de la sociedad humana están conectadas a la condición feliz de la comunidad conyugal y familiar (GS, 47).
Jesús habita con la familia cristiana, nacida en el Sacramento del Matrimonio. Su presencia en las Bodas de Cana de Galilea significa que el Señor quiere estar en medio de la familia, ayudando a vencer todos tus desafíos.
Desde que Dios desea crear el hombre y la mujer a su imagen y semejanza (Gen 1, 26), Él los quiso en familia. Tal cual el propio Dios que es una Familia en tres Personas Divinas, así también el hombre, creado a imagen de su Creador, debería vivir una familia, en una comunidad de amor,ya que ‘Dios es amor’ (1 Jo 4,8) y el hombre es semejante.
Quien no experimento amor en casa tendrá dificultad para conocerlo afueraLa familia es el eje de la humanidad, es su piedra angular. El futuro de la sociedad y de la Iglesia pasan inexorablemente por ella. Es allí que los hijos y los padres deben ser felices. Quien no experimento el amor en el seno del hogar tendrá dificultad para conocerlo afuera.
La familia es la comunidad en la cual, desde la infancia, se pueden asimilar los valores morales, en que puede comenzar a honrar a Dios y utilizar correctamente de la libertad. La vida en familia es iniciación para la vida en sociedad (CIC, 2207).
Después de haber creado la mujer de la costilla del hombre (Gen 1, 21), la llevó para él. Este, al verlo, suspiro de alegría: Y que dijo el hombre, "el hueso de mis huesos y la carne de mi carne; ella se llamará mujer… (Gen 1, 23). Después de esta declaración de amor tan profunda – la primera en la historia de la humanidad – Dios, entonces les muestra toda la profundidad de la vida conyugal: Por eso el hombre deja su padre y su madre para unirse a su mujer; y ya no son más que una carne (Gen 1, 24).
Después de crear el hombre y la mujer, Dios les dijo: Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla… (Gen 1, 28).
Este es el plan de Dios para el hombre y para la mujer, juntos, en familia: crecer, multiplicar, llena la tierra, sométanla. Y para eso Dios dio al hombre a la inteligencia para proyectar y las manos para construir su proyecto.
Dios vive en el hogar nacido de un matrimonio
En estas palabras de Dios: "crezcan y multiplíquense" cierra todo el sentido de la vida conyugal y familiar. De esta forma, Dios constituye a la familia humana, a partir de la pareja, para durar para siempre, por eso, ¡La Familia es Sagrada!
Vemos también la dignidad, basada en el amor mutuo, que llevan el hombre y la mujer a abandonar la propia casa paterna, para dedicarse un al otro totalmente. Este amor es tan profundo que de los dos hace uno sola carne, para que puedan juntos realizar un gran proyecto común: la familia.
Por lo tanto podemos ver que sin un matrimonio fuerte y santo, no es posible tener una familia fuerte y santa, según el deseo de corazón de Dios. Todo esto muestra como Dios esta implicado en esta unión absoluta del hombre con la mujer, de donde va a surgir, entonces, la familia. Por eso no hay poder humano que pueda eliminar la presencia de Dios en el matrimonio y en la familia. Dios vive en el hogar de un matrimonio.
Esto nos hace entender que la celebración del Sacramento del Matrimonio es garantía de la presencia de Jesús en el hogar allí naciente. ¡Como es doloroso dar cuenta hoy que muchos jóvenes, nacidos en familias católicas, ya no valorizan más este sacramento y creen, por ignorancia religiosa , que ya no es importante subir al altar para comenzar una familia!
Toda esta reflexión nos lleva a concluir que cada hombre y cada mujer que dejan el padre y la madre para unirse en matrimonio y formar una nueva familia no lo puedan hacer livianamente, pero deben hacerlo solo por un autentico amor, que no es una entrega pasajera, sino una entrega definitiva, absoluta, hasta la muerte.
Marcada por el sello divino, en todos los pueblos, cruzó todos los tiempos y llego entera hasta nosotros, en el siglo XXI. Solo una institución de Dios tiene esta fuerza. Nadie jamás va destruir la fuerza de la familia por ser ella una institución divina.
Profesor Felipe AquinoMaster y Doctor en Ingeniería Mecánica. Recibió el título de Caballero de la Orden de San Gregorio Magno por el Papa Benedicto XVI, es autor de varios libros y presentador de programas de televisión y radio de la comunidad Canción Nueva
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