viernes, 22 de abril de 2016

Experiencia de Avivamiento - Día 28


Comencemos nuestra experiencia...
+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
Envía, Señor Tu Espíritu,
todo será creado y renovarás la faz de la tierra.

Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
haz que apreciemos rectamente todas las cosas,
según Tu Santo Espíritu
y gocemos de Sus consuelos,
Por Cristo Nuestro Señor.
¡Amén!

Te pedimos, Señor, que esta Palabra se vuelva viva y eficaz
en nuestra vida y no vuelva a Tí, Señor sin producir en nosotros el efecto esperado.

Zacarias 4, 6b
"¡No por el poder ni por la fuerza, sino por mi espíritu...! –dice el Señor de los ejércitos
Necesitamos tener la conciencia que Dios imprime por la profecía de Zacarías a Zorobabel, mostrando que aquel que camina en la presencia del Señor Dios debe colocar toda su confianza en Él.
El salmo va a enseñar la confianza total en Dios "unos confían en los carros, otros en los caballos, pero nuestra confianza está en el Señor" (Salmo 125).
Todo lo que conquistamos necesita estar inspirado en esas Palabras. No es con la fuerza humana, con los poderes de este mundo, con las alianzas con los poderosos de esta tierra, con las fuerzas ocultas, sino con el poder del Espíritu Santo, y es a El que tenemos que recurrir y confiar nuestra vida y todo lo que vivimos.
El es la respiración de la Iglesia, El da alma a nuestra evangelización, El es el Espíritu que da la vida, y no tengo dudas, es Él quien establece y conquista para nosotros la victoria.
El es el dedo de Dios, Aquel que produce, que genera el milagro, la sanación, la liberación, que nos lleva a la conciencia de la salvación. El Espíritu Santo nos fortalece para vencer el pecado; El nos ayuda a decir no a las propuestas del mundo, nos fortalece para vencer nuestras tendencias pecaminosas, está con nosotros en todos los momentos que vivimos -lo felices y los tristes, los de la salud y los de la dolencia, en los días de tribulación y en los de calma. Es a Él que tenemos que recurrir y confiar.
El es el consolador, el remedio, el dínamo que necesitamos para seguir marchando, sin detenernos en el camino.
El nos ayuda a tener un visión positiva y de esperanza en medio de tanto sufrimiento y desamor. El Espíritu Santo no nos deja desistir, ni desanimar, ni volver atrás. Necesitamos tener una relación de amistad con El, sabiendo que el es un Persona, necesitamos conversar con El, abrir nuestro corazón, confiándole nuestras fragilidades, nuestros sufrimientos, nuestros problemas y dificultades; compartiendo con El, nuestros sueños y deseos y propiciando un espacio para que El actúe en nuestra vida. 
El Espíritu Santo quiere ser nuestro amigo y hacer parte de nuestra vida diaria.
Tenemos que adorarlo con toda intensidad de corazón, amarlo con todo lo que tenemos y somos. Coloquemos al Espíritu Santo al frente de todas las cosas en nuestra vida, y tengo la certeza de que veremos grandes resultados, pues nos llevará a la voluntad del Padre y nos enseñará todas las cosas. Hablará por nosotros, nos utilizará como obras de Sus manos. Cree en la fuerza de esta instrucción: "No será con la fuerza ni con el poder, sino con mi Santo Espíritu"

Mortificación
Clama el poder y la acción del Espíritu Santo para todas tus acciones en este día. Cultiva la amistad y la intimidad con el Espíritu de Dios.

Oración de clamor
Señor de los ejércitos, 
o que más deseo es hacer Tu santa voluntad, y por la fuerza de la profecía de Zacarías, estoy tomando posesión de todo lo que quieres realizar en mi y en mi vida.
Confieso que soy muy frágil y muy susceptible a la tentación, pero tengo una gran certeza de fe: dependo de Tu Espíritu, que es capaz de hacerme caminar en victoria.
Sé que el Espíritu Santo es capaz de hacerme vencer el pecado, fortalecerme delante de mis fragilidades e inmunizarme delante de aquello que el mundo me ofrece.
Ven sobre mi, Espíritu de Dios,
y hazme amar más a Dios, la Palabra, la Eucaristía, la Virgen María, la Iglesia, los hermanos. Quiero seguir Tu inspiración y hacer Tu voluntad, sabiendo que esta voluntad es certeza de felicidad.

Que todo aquello que necesito vivir tenga esa marca -el poder del Espíritu Santo: en mi familia, en mi ministerio, en mis relaciones, en mi trabajo, en fin en todo lo que hago. No por la fuerza, sino por Tu Espíritu, quiero vivir y caminar de aquí en adelante.
Necesito ser conducido por Ti, Espíritu Santo de Dios, necesito de Tus dones avivados en mi, quiero abrirme a los carismas -al don de lenguas, de interpretación de las lenguas, de la profecía, de la palabra de ciencia, de la palabra de sabiduría, del discernimiento de espíritus, de fe expectante, de milagros, de sanación, de amor.
Que todos estos carismas se manifiesten en mi vida.
Los que son para edificación personal que surtan este efecto en mi vida, lo que son para el servicio de los hermanos, que yo sea usado en cada uno de ellos.

Confieso que tengo necesidad de Tus frutos en mi vida, Espíritu de Dios,
pues quiero ser santo. Tú, que eres santificador, santifícame, modélame.
Tú, que eres el santificador haz que sea aquello que el Padre quiere. 
Me someto a Ti, a Tu dirección y voluntad.
Te adoro, Espíritu de Dios, Te alabo, Te exalto, Te glorifico.
Quiero crecer en intimidad Contigo,
quiero ser una persona nueva, quiero experimentar esta acción relatada en la profecía.
Sé que no es por la fuerza, ni por el poder, sino por Tu Santa presencia.
Consuélame, transfórmame,
renuévame, úngeme,
modélame, purifícame, úsame.
Abierto a Ti, Espíritu Santo,
viviendo en comunión Contigo jamás seré el mismo.
Amén.
Aleluia!
Gloria a Dios!

Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.

Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.


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