Señora, Santa María,
tú eres la mujer que el Génesis anunciaba que pisaría la cabeza de la serpiente.
Tú eres la Hija de Sión, a quien los profetas invitaron a la mayor alegría,
porque el Señor te habitaba.
Tú eres la novia que el salmista canta e invita a engalanarse,
porque el Rey se ha enamorado de ella.
Tú eres la esposa del Cantar de los Cantares,
la amada a la que corteja Dios, y la lleva al huerto cerrado, a la viña en flor.
Tú eres la joven a la que el Ángel Gabriel llamó Llena de gracia, amada de Dios.
Tú eres la bendita entre todas las mujeres,
ante quien Isabel, la madre de Juan Bautista, exultó de alegría.
Tú eres la Nazarena, joven creyente, que dio crédito a la revelación divina
y asumió la vocación más sobrecogedora de la historia.
Tú eres la peregrina, andariega, solidaria, servicial,
capaz de echarse a los caminos, abandonada a la Providencia.
Tú eres la orante, la iniciada en las Escrituras,
que sabe iluminar la historia desde la luz de las profecías.
Tú eres la madre de la Palabra hecha carne,
la que dio a luz al Hijo de Dios, al Verbo eterno hecho hombre.
Tú eres la meditativa de las palabras y acontecimientos que excedían tu comprensión y que acrisolaron tu fidelidad.
Tú eres la mujer fuerte, recia, que se mantuvo de pie ante la prueba,
cimentada sobre la confianza que te daba la Palabra de Dios.
Tú eres la madre de la nueva humanidad,
de todos los hombres redimidos por la cruz de tu Hijo Jesús.
Tú eres la madre de la Iglesia, la intercesora y medianera.
Y al contemplar esta historia de predilección que Dios tuvo contigo,
la Iglesia te invoca como Madre de Dios, Inmaculada,
Asunta al cielo.
¡Ruega por nosotros, intercede por nosotros!
Tú, causa de nuestra alegría.
Tú, refugio de los pecadores.
Tú, auxilio de los cristianos.
Ángel Moreno de Buenafuente
domingo, 30 de noviembre de 2014
TODO POR EL SEÑOR Y POR SU REINO
Nuestra gran misión es anunciar a Jesucristo vivo
“Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.!”
Sal 100,1
Lo más importante en nuestra vida es anunciar a Jesús, llevando Su Palabra con alegría donde estemos. Somos llamados a evangelizar en nuestra familia, en nuestro trabajo o en la comunidade a la cual pertenecemos. Lo importante es hacer que Jesús se manifieste en la vida de las personas que están con nosotros en nuestro dia a dia. Nuestra gran misión es anunciar a Jesucristo vivo y vivido, en la expectativa de que un corazón se abra a Jesús y lo acoja como su Salvador y Señor de su vida, siendo motivo de alegría y júbilo en el Señor que es nuestro Rey y Señor. Que en este dia, todo lo que hagas sea por el Señor y su Reino.
¡Jesús, en ti confio!
Luzia Santiago
Co-Fundadora Comunidad Canción Nueva
Mensaje del día Canción Nueva
portal Canción Nueva en español
“Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.!”
Sal 100,1
Lo más importante en nuestra vida es anunciar a Jesús, llevando Su Palabra con alegría donde estemos. Somos llamados a evangelizar en nuestra familia, en nuestro trabajo o en la comunidade a la cual pertenecemos. Lo importante es hacer que Jesús se manifieste en la vida de las personas que están con nosotros en nuestro dia a dia. Nuestra gran misión es anunciar a Jesucristo vivo y vivido, en la expectativa de que un corazón se abra a Jesús y lo acoja como su Salvador y Señor de su vida, siendo motivo de alegría y júbilo en el Señor que es nuestro Rey y Señor. Que en este dia, todo lo que hagas sea por el Señor y su Reino.
¡Jesús, en ti confio!
Luzia Santiago
Co-Fundadora Comunidad Canción Nueva
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LA IMPORTANCIA DEL PERDÓN PARA EL ALMA
Perdonar es recordar sin sentir dolor
A veces el mundo ciega nuestra visión y el dolor se apodera de nuestro ser, nuestro corazón de mujer sangra pues fue herido por aquellos a quienes más amábamos.
La decepción y la tristeza invaden nuestra alma, perdemos la confianza en aquellos que antes eran tan queridos para nosotros y ya no creemos que sea posible rescatar lo que se rompió. En esos momentos experimentamos lo peor que hay en nosotros y vemos el rencor, las heridas, el deseo de venganza. Hablamos tonterías, acusamos y juzgamos. Rompemos vínculos profundos de amor y amistad porque fuimos heridas, peleamos y herimos. Muchas veces porque fuimos heridos, actuamos por impulso y egoísmo.
En este momento, Dios nos acoge y nos invita a ejercitar el perdón. Quien no perdona atrofia su capacidad de amar, eso es terrible para el corazón de una mujer. Pero entonces ¿Por qué es tan dificil perdonar?
Bien sabemos que el rencor, las heridas y el resentimiento, antes de alcanzar a quien nos hirió, causa en nosotros un mal peor. Perdonar no es la ausencia de sentimientos, ni olvidar lo que pasó sino una decisión, una elección que debemos hacer por el bien de nuestra alma y la de aquel que nos hirió. Cuando decidimos perdonar, Dios nos da Su gracia y acumula nuestra vida de bendiciones.
Si pagar el bien con el mal es algo diabólico, pagar el bien con el bien es mera obligación, pero pagar el mal con el bien es algo divino y es nuestro deber como hijas de Dios. No es una elección fácil, sino necesaria, pues el perdón vence el mal con el bien y su gracia es mucho más grande que cualquier deseo de venganza que podamos nutrir contra quien nos hirió.
No podemos tener una vida saludable sin el ejercicio del perdón. No podemos tener una vida espiritual fructífera sin la práctica de ese acto. Perdonar es hacer la asepsia del alma, hacer una limpieza en la mente y en el corazón.
Quien decide perdonar no quiere vengarse más, no rumia el problema, no deja de creer en el otro por el error que cometió, no “echa en cara”. Si no perdonamos, viviremos esclavas de la herida, no lograremos orar, adorar, ofrecer, ni ser perdonadas. ¿Quién nunca necesitó perdón?
Perdonar puede ser una tarea árdua y larga, y desistir de todo puede parecer más fácil. Pero no es lo correcto. Somos todos humanos y susceptibles al error, debemos siempre colocarnos en la posición del otro: “¿Me gustaría ser perdonada si yo hubiese cometido el mismo erro?. Tal vez para perdonar tengamos que en primer lugar, desapegarnos de nuestro orgullo herido.
El perdón tiene la capacidad de restaurar los sentimientos buenos que fueron olvidados en el pasado, él es la más grande prueba de amor y el camino para el arrepentimiento. Construye puentes donde la herida cavó abismos, estrecha el relacionamiento donde el resentimiento provocó lejanía. Perdonar es poder recordar siempre sin sentir dolor, es una gracia que Dios da a todos los que la buscan de corazón sincero.
Si la venganza está de acuerdo con nuestra naturaleza humana decaída, nada nos asemeja tanto a Dios que estar dispuestos a perdonar a aquellos que nos ofendieron. El corazón de una mujer posee una capacidad única dada por el mismo Dios de amar, de ser capaz de acoger el ser humano y concederle el perdón. No es en la riqueza ni en el poder, sino en la capacidad de perdonar que una mujer manifiesta la verdadera grandeza de su alma.
El perdón trae mucha paz consigo. El alivio generado por él, carga un sentimiento tan suave y profundo que las palabras no consiguen describir su totalidad. El perdón libera, es la expresión máxima de la gracia y el triunfo del amor, de aquel mismo amor que Cristo tuvo al decir: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”
“Entonces se adelantó Pedro y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?». Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores (Mt 18, 21-23).
Pidamos a Nuestra Señora la gracia de obtener un corazón manso y humilde, semejante al de Jesús, alcanzando así el pleno ejercicio del don de perdonar.
Judith Dipp
Formada en Psicologia, Judith fue cofundadora de la Comunidad de Alianza Madre de la Ternura y voluntaria en un centro de Atendimiento y Consejo para Mujeres.
DEBEMOS SER INSTRUMENTOS DE BENDICIÓN
-prédica-
El Señor nos ha llevado a tener una experiencia de lo eterno durante este retiro, pero el gusto de lo eterno debe permanecer en nosotros, en nuestro corazón, en nuestra mente, en nuestro cuerpo, dondequiera que vayamos.
A veces, cuando acaba un retiro nuestro deseo es: “quiero más, más de Dios”
El capítulo 6 del libro de Deuteronomio va a mostrarnos como continuar esta experiencia en nuestra casa, en nuestro lugar de trabajo, en nuestra pastoral de Iglesia.“Estos son los mandamientos, preceptos y normas que Yahveh vuestro Dios ha mandado enseñaros para que los pongáis en práctica en la tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesión, a fin de que temas a Yahveh tu Dios, guardando todos los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, tú, tu hijo y tu nieto, todos los días de tu vida, y así se prolonguen tus días.” (Dt. 1, 1-) O sea, somos de lo eterno, nuestra vida es pasajera, pero el Señor dice que tendremos una larga vida aquí, pero también en la eternidad, si observamos sus mandamientos.
Quiero aprovechar esto para decirles que, deben educar a sus hijos en la fe de la Iglesia. Yo soy sacerdote y puedo decirles que veo como el enemigo ha maltratado a muchos jóvenes, muchos de ellos andan sin saber que hacer, buscando otras opciones incorrectas.
Vemos históricamente que hemos sacado a Dios del centro de nuestras vidas, y nos hemos colocado a nosotros mismos, a los hombres, en su lugar. Hemos buscado y puesto a Dios en un lugar que no le corresponde. A veces, a medida que ganamos conocimiento, vamos poniéndonos en el lugar de Dios, y nos creemos dioses.
El hombre ahora cree que tiene el derecho de elegir quien vive y quien muere, leyes contra la vida, contra las relaciones naturales, el hombre se cree Dios … “serán como dioses”. Fue así que comenzó la historia del pecado. La serpiente tentó a Eva diciendo que Dios no quería que comieran del árbol de la vida, porque “serían como dioses”, y eso inquietó a Eva, que deseó ser como Dios, y hasta hoy día, el hombre busca ocupar el lugar de Dios. Vamos leyendo nuestra vida con criterios humanos y nos ponemos en el lugar de Dios, se le ha sacado de su lugar. Esta separación fue provocada por Satanás.
Dios ha sido quitado del centro de nuestras vidas, de nuestras familias. Ya no hay tiempo para orar en familia.
Si no tengo a Dios, como daré a Dios si no lo tengo, si ni yo mismo creo en Dios, ¿Cómo haré que mis hijos crean en Dios?. Si creo más en un “gurú” que el propio Dios, que en su propia Palabra, ¿cómo podrán ser de Dios mis hijos?.
El Dios que nosotros vivimos es un Dios de la vida, del amor. No es un Dios distante, es un Dios Emmanuel, un “Dios con nosotros”, y es ese el Dios que nosotros adoramos. Ese el Dios que necesita volver a entrar a nuestra familia. Nuestra familia debe ser un gran grupo de oración. A través de tu testimonio, las cosas deben cambiar, aunque tu familia no está acostumbrada, de a poco, podrás hacer de tu casa, un lugar de oración familiar. Dios quiere hacer esto en tu casa.
La Palabra en Deuteronomio, dice que debemos hablar de Dios, de la adoración que debemos darle a Él. ¿Por qué las familias están desestructuradas? Es porque el diablo sabe que si divide a la familia, si pone su mano sucia en ella, él puede producir un asesino, un rebelde, un drogadicto, un narcotraficante. Pero me he dado cuenta de que Dios tiene un doctorado en reciclaje, el toma la basura y la recicla, es su materia prima.
A mí mismo, Dios me sacó del suelo, de la basura e hizo de mi una obra prima, y lo mismo y mucho más puede y quiere hacer con los hijos de tu hogar. La creación entera está esperando la manifestación gloriosa de los hijos de Dios. Somos vocacionados del cielo, vocacionados a ser de Dios.
Yo, cuando era joven, estaba en un club bailable, hasta altas horas de la noche, tomando y drogándome. Mi familia, estaba en casa, orando para que mi hermano se convirtiera, pero la oración me alcanzó a mí, porque el Señor es así. Por la oración, Dios alcanza a personas que ni podemos imaginar. Hoy mi hermano es un gran predicador, pero la oración aquella vez, debía alcanzarme a mí. A veces es así, oramos para que llueva aquí, pero llueve en otra parte, porque es aquella parte del país que necesita de lluvia.
Cuando lleguemos al cielo, vendrá un chinito y nos dirá en su propia lengua: “gracias porque oraste por mí” y nosotros nos preguntaremos, ¿Cuándo?. Y nos responderá que nuestra adoración llegó hasta él y Dios lo tocó. Es así, mis hermanos, Dios tiene el poder de alcanzar a las personas y situaciones que ni imaginamos con nuestra oración.
Tal vez sea tu oración la que alcance a tantos jóvenes que sufren, ahí donde ellos están.
Padre Roger Luis, Comunidad Canción Nueva |
“Y por haber escuchado estas normas, por haberlas guardado y practicado, Yahveh tu Dios (…)Te amará, te bendecirá, te multiplicará, bendecirá el fruto de tu seno y el fruto de tu suelo” (Dt 7, 12) La desobediencia atrae la maldición, no soy quien lo dice, sino que es el mismo Dios. Siendo obedientes, y fieles, atraeremos la bendición y alejaremos la maldición a nuestras familias, a nuestra nación.
Hay uan cultura que ha sido diseminada por las naciones del mundo, la cultura de muerte, a favor del aborto y de tantas otras cosas, entonces ya es la hora de que atraigamos con nuestra oración y fidelidad, la bendición sobre nuestra familia y este mundo, ¡que la bendición de Dios se esparza por la tierra!
Joven, no te acostumbres a ver tanta violencia, a ver a los otros jóvenes cayendo bajo los efectos de la droga … ¿qué debes hacer? !Adora al Señor tu Dios!
Los ancianos, no se junten sólo para excursiones de tercera edad, ¡únanse también para orar, rezar el Rosario!.
Si la sal no sala, no puede servir ni siquiera para estiércol, si tú no salas al mundo, ¡disculpa que te lo diga, pero no sirves ni siquiera para estiércol!
Tú tienes dones, talentos. ¿Qué es lo que harás para ser como un pararrayos para expandir la bendición del Señor sobre esta tierra? Busca como usar tus dones, hay un lugar para ti en la Iglesia. Hay lugar para todo el mundo en la Iglesia. servir a Dios, adorarlo en tu servicio. Últimamente, he ido a dormir muy cansado, pero me acuesto feliz, porque sirvo a Dios, y esa es la máxima realización del hombre: servir a su Dios.
Nosotros, todos los consagrados de la comunidad Canción Nueva, somos felices, hemos dejado todo, para dar la vida al servicio de Dios.
¿Por qué no ser tú también un sacerdote? ¿ Una monja? ¿Un consagrado? ¿Por qué temes? ¡Cuando Dios nos pide más, es porque Él está ofreciéndonos mucho más! Si quieres más de Dios, entonces, ¡entrégate a la adoración y al servicio de nuestro único Dios!
“No tengan miedo de Cristo, Él nada quita, sino que lo da todo” (Papa Benedicto XVI) Yo lo quiero todo, todo de Cristo.
Dale tu respuesta al Señor ahora. Dile que quieres adorarlo, exaltarlo, dile: Señor, eres un Dios maravilloso que no da nada y lo da todo. Gracias, Señor porque me das todo. Yo te agradezco.
Prédica del P. Roger Luis de la Comunidad Canción Nueva
Retiro de Sanación y Liberación.
Retiro de Sanación y Liberación.
FUENTE Portal Canción Nueva en español
¿CUÁL ES EL CAMINO PARA LAS SORPRESAS DE DIOS?
Muchos caminan, pero ni todos dan cuenta de las delicadezas y las sorpresas de Dios en su caminar
Todo camino es un puente que nos conecta al próximo. Caminar es necesario, sin embargo hay que tener el cuidado necesario para pasar por las piedras sin herirse. Es necesario la delicadeza del alma para contemplar las bellezas de la vida sin perderse de si mismo. Cada paso es siempre una oportunidad para que hagamos de hoy día, el día más hermoso de la vida.
Muchos caminan, pero no todos se dan cuenta de las delicadezas y las sorpresas de Dios en su caminar. Vivimos en una sociedad altamente veloz. Todo es muy rápido y, al mismo tiempo, líquido. Establecemos relaciones de amistad que se deshacen con un clic. La vida está pasando por nosotros y con ella los recados de Dios que se pierden en nuestro tumultuoso caminar. Es momento de que paremos de correr y sigamos la vida sin hacer del tiempo nuestro enemigo.
En la maratón de la vida, es necesario que cultivemos la delicadeza interior de detenerse para descubrir los recados de Dios. En cada instante de nuestro caminar, el Señor habla con nosotros. Sin embargo, es necesario que estemos con el corazón libre y abierto para dar la bienvenida a esta voz que se comunica con nosotros en la vida cotidiana.
=>Yo no sé caminar sin Ti
En cada evento: alegre o triste, trágico o glorioso, Dios tiene un recado para nosotros. Sabio es aquel que acoge con sensibilidad el soplo del Espirito Santo en tu corazón. Como una brisa suave, la voz de Dios llega suavemente a nuestra alma. Lejos de la agitación de la vida, Él se manifiesta en el silencio de la oración.
No pensemos descubrir las sorpresas de Dios en medio de las agitaciones de la vida. Es necesario redescubrir en nuestro caminar el tiempo de oración. Ponerse en la presencia del Señor, limpiar el alma de las agitaciones superflúas y acoger el divino mensajero que con su soplo de amor trae la voz serena y mansa de un Dios que se comunica sin prisa, pero en el tiempo que ofrecemos.
El camino para las sorpresas de Dios es fruto del silencio que se alimenta de nuestros tiempos de oración. Detenerse un poco y descansar la vida en Dios es dejar que Él se revela a nosotros en la serenidad por donde nuestros pasos están caminando
Escuchar la voz de Dios es descubrir en lo ordinario de la vida lo extraordinario. Es contemplar la flor de aquel jardín que florece sin aplausos, pero alaba al Señor por su delicadeza y belleza escondida de las multitudes que pasan todos los días por ella. Es hacer de nuestros pequeños gestos una oportunidad para la práctica del bien. Es compartir amor en gestos concretos, que no necesitan de ‘like’ y comentarios en el mundo virtual. Es ser uno con toda la belleza de la vida que revela en cada momento la siempre nueva sorpresa de ser amado por Dios.
Mientras nuestra vida no recupere el tiempo como un espacio para la manifestación de Dios, continuaremos buscando Su presencia en patios sin vida y caminos sin llegada.
Padre Flávio Sobreiro
Bachiller en Filosofía, Teólogo por la Facultad Católica de Pouso Alegre-MG. Vicaria de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen (Cambuí-MG). www.padreflaviosobreiro.com
Bachiller en Filosofía, Teólogo por la Facultad Católica de Pouso Alegre-MG. Vicaria de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen (Cambuí-MG). www.padreflaviosobreiro.com
NOVENA INMACULADA CONCEPCIÓN - Día 2
En éste segundo día
de nuestra Novena a la Inmaculada Concepción
Como Ella abramos el
corazón y acojamos la Palabra.
Del Evangelio de San
Lucas
"En aquellos días, María partió y fue sin demora a
un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a
Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María el niño saltó de alegría en su
seno." (San Lucas 1,39-41)
************
El sincero interés
de María por las necesidades de los demás nos indica claramente que no debemos
sólo ponernos a disposición de los que nos buscan, sino que debemos ir nosotros
mismos al encuentro de ellos.
****************
De Los escritos De
San Maximiliano Kolbe:
Les deseo que se
acerquen cada día, cada instante, más a la Inmaculada; que la conozcan cada vez
más perfectamente, que la amen cada vez más, que se dejen penetrar cada vez más
por su pensamientos, sus sentimientos, sus intenciones, su amor a Jesús en el
pesebre, en la casa de Nazaret, en la Cruz, en el Eucaristía y en el paraíso;
en una palabra, les deseo que se hagan cada vez más semejantes a la Inmaculada
INTENCIONES
Ofrecemos
a María Santísima el Santo Rosario por las intenciones del Santo Padre, las
intenciones de nuestro Arzobispo y nuestro párroco.
Por
los niños que hoy son incorporados a la Familia de Dios a través del Sacramento
del Bautismo, por sus familias y padrinos.
Las
intenciones de la Red de intercesión, de los diversos grupos y ministerios
pastorales de la parroquia y en acción de gracias por los favores recibidos.
Contemplando
hoy los MISTERIOS GLORIOSOS
Buen día Espíritu Santo
En la mañana te invitamos a unir tu voz a la nuestra.
A dar gracias por lo que hemos recibido en éstos días
Y a confiar en Aquel que todo lo puede: Jesús, Nuestro Dios y
Señor,
¿Oramos juntos?
“Jesús, mi Señor,
Yo te pertenezco por múltiples motivos,
Pero deseo también pertenecerte voluntariamente.
Deseo que todos mis pensamientos,
Palabras y acciones,
Que todas mis respiraciones,
Todos los latidos de mi corazón,
Todos los momentos de mi vida,
Que todas estas cosas sean convertidas
En igual número de voces
Por las que yo te diga continua y eternamente:
Yo te amo, yo te amo,
Sí, mi Señor Jesús, yo te amo”
sábado, 29 de noviembre de 2014
UN DÍA PODRÁS CANTAR
No sé cómo te encuentra el despertar de éste día,
no sé que esta siendo encerrado dentro de tu corazón,
de tus pensamientos, de tu vida.
Sé que al igual que yo estas en luchas diarias,
que a veces te sientes caminar siempre debajo de "la misma nube oscura".
¿Rezamos?
Señor, no siempre comprendo tus caminos.
Sólo sé que me sustentas en el dolor
y eso me acerca cada vez mas a Ti,
más cerca de tus caminos.
Sé que a la vuelta de mi esquina,
cuando no procuro nada, sales a mi encuentro.
Entonces, cuando contemplo Tu Rostro cercano
sé que vale la pena.
porque Tú eres lo único que preciso.
Todo vale la pena si es por encontrar mi corona.
Y espero que cuando llegue el gran día,
pueda gritarte y cantarte con toda mis entrañas.
¡Señor, valió la pena!
Miguel
Comunidad Piedras Vivas
MES DE MARÍA - Letanías parte XX
Mater inviolada
Madre sin mancha
Las comparaciones que se emplean para explicar la integridad milagrosa de María, a la que se compara comúnmente a un espejo, que nos perturbada en lo absoluto por los rayos del sol que lo penetran, siendo insuficientes y por debajo del misterio de una Virgen Madre, no se puede sino admirar en un respetuoso silencio, la manera extraordinaria en la que el Hijo de Dios quiso ser concebido y nacer. ¿Le fue más difícil salir del seno de su Madre sin violar su pureza que salir de su tumba sin remover la piedra, sin quebrar el sello?
Mater intemerata
Madre sin corrupción
En efecto, ¿no convenía que María, que había estado unida a su divino hijo en los decretos eternos de la Providencia, fuese impecable por la gracia, como Jesucristo lo fue por su naturaleza? ¿Y no convenía que la Madre de un Dios no haya debido ni podido estar un instante bajo el imperio del pecado? Igualmente, San Agustín quería que no se hiciese mención de María cuando se hablara del pecado. No podemos hacer nada mejor que compartir los sentimientos de ese gran doctor; y reconociendo a María como Madre de Dios, reconozcámosla como una Madre que estuvo exenta de toda corrupción.
* * * * * *
El P. de Smet, misionero de la compañía de Jesús, en medio de las naciones salvajes de América del Norte, abordaba, hace algunos años, a la poblada de los Pottowatomies, que viven sobre las márgenes de los Osages. Como se descargaba sus efectos, se llevó a bordo a un muchacho que estaba peligrosamente enfermo. Se hacía tarde ya, y debido al equipaje, el misionero no podía ir a la cabaña que el gran jefe le había preparado. Seguí, pues, sobre el barco. Ahora bien, durante la noche, el joven enfermo sufrió mucho. Los suspiros que le arrancaba el dolor impulsaron al P. de Smet a entrar en su cuarto, con el fin de aliviarlo o de consolarlo. Esta intención caritativa del misionero conmueve al muchacho, que le abre su corazón. “Soy católico, dijo, incluso recibí una educación del todo cristiana de uno de mis tíos, que era un eclesiástico lleno de celo. Practiqué mucho tiempo la piedad y, en especial, siempre tuve una especial devoción por la Madre de Dios. Hace seis años que viajo por las montañas, en medio de una tribu salvaje, sin haber encontrado ningún sacerdote y, sin embargo, nunca olvidé a María. “Sin duda es ella la que me conduce ante usted, hijo mío, respondió el venerable misionero; ella quiere verificar en su persona las palabras de San Bernardo; que nunca se la ha invocado en vano. Créame, aproveche de esta gracia que le ha concedido. Hace tiempo que no ha purificado su conciencia, tal vez tenga reproches que hacerse. Comience s confesión”. El muchacho accedió de buena gana a la invitación del ministro caritativo; se confesó en medio de grandes sentimientos de piedad y recibió también la Extremaunción. El P. de Smet supo después que había muerto al día siguiente de su llegada.
Si nos encontramos frente a grandes dificultades cuando cumplimos nuestro deber, recurramos a María
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa
El Espíritu Santo nuestra Riqueza
Homilía del Santo Padre en la Catedral del Espíritu Santo en Estambul donde reflexionó sobre el don de la unidad que da el Espíritu Santo pidiendo que su gracia nos permita a los cristianos ser testigos del Evangelio en todo el mundo.
"En el Evangelio, Jesús se presenta al hombre sediento de salvación como la fuente a la que acudir, la roca de la que el Padre hace surgir ríos de agua viva para todos los que creen en él (cf. Jn 7,38). Con esta profecía, proclamada públicamente en Jerusalén, Jesús anuncia el don del Espíritu Santo que recibirán sus discípulos después de su glorificación, es decir, su muerte y resurrección (cf. v. 39).
El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. Él da la vida, suscita los diferentes carismas que enriquecen al Pueblo de Dios y, sobre todo, crea la unidad entre los creyentes: de muchos, hace un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Toda la vida y la misión de la Iglesia dependen del Espíritu Santo; él realiza todas las cosas.
La misma profesión de fe, como nos recuerda san Pablo en la primera Lectura de hoy, sólo es posible porque es sugerida por el Espíritu Santo: «Nadie puede decir: "¡Jesús es el Señor!", sino por el Espíritu Santo» (1 Co 12,3b). Cuando rezamos, es porque el Espíritu Santo inspira la oración en el corazón. Cuando rompemos el cerco de nuestro egoísmo, salimos de nosotros mismos y nos acercamos a los demás para encontrarlos, escucharlos, ayudarlos, es el Espíritu de Dios que nos ha impulsado.
Cuando descubrimos en nosotros una extraña capacidad de perdonar, de amar a quien no nos quiere, es el Espíritu el que nos ha impregnado. Cuando vamos más allá de las palabras de conveniencia y nos dirigimos a los hermanos con esa ternura que hace arder el corazón, hemos sido sin duda tocados por el Espíritu Santo.
Es verdad, el Espíritu Santo suscita los diferentes carismas en la Iglesia; en apariencia, esto parece crear desorden, pero en realidad, bajo su guía, es una inmensa riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad. Sólo el Espíritu Santo puede suscitar la diversidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, producir la unidad.
Cuando somos nosotros quienes deseamos crear la diversidad, y nos encerramos en nuestros particularismos y exclusivismos, provocamos la división; y cuando queremos hacer la unidad según nuestros planes humanos, terminamos implantando la uniformidad y la homogeneidad. Por el contrario, si nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca crean conflicto, porque él nos impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia.
Los diversos miembros y carismas tienen su principio armonizador en el Espíritu de Cristo, que el Padre ha enviado y sigue enviando, para edificar la unidad entre los creyentes. El Espíritu Santo hace la unidad de la Iglesia: unidad en la fe, unidad en la caridad, unidad en la cohesión interior. La Iglesia y las Iglesias están llamadas a dejarse guiar por el Espíritu Santo, adoptando una actitud de apertura, docilidad y obediencia.
Es una visión de esperanza, pero al mismo tiempo fatigosa, pues siempre tenemos la tentación de poner resistencia al Espíritu Santo, porque trastorna, porque remueve, hace caminar, impulsa a la Iglesia a seguir adelante. Y siempre es más fácil y cómodo instalarse en las propias posiciones estáticas e inamovibles. En realidad, la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo en la medida en que no pretende regularlo ni domesticarlo. Y nosotros, los cristianos, nos convertimos en auténticos discípulos misioneros, capaces de interpelar las conciencias, si abandonamos un estilo defensivo para dejarnos conducir por el Espíritu. Él es frescura, fantasía, novedad.
Nuestras defensas pueden manifestarse en una confianza excesiva en nuestras ideas, nuestras fuerzas – pero así se deriva hacia el pelagianismo –, o en una actitud de ambición y vanidad. Estos mecanismos de defensa nos impiden comprender verdaderamente a los demás y estar abiertos a un diálogo sincero con ellos. Pero la Iglesia que surge en Pentecostés recibe en custodia el fuego del Espíritu Santo, que no llena tanto la mente de ideas, sino que hace arder el corazón; es investida por el viento del Espíritu que no transmite un poder, sino que dispone para un servicio de amor, un lenguaje que todos pueden entender.
En nuestro camino de fe y de vida fraterna, cuanto más nos dejemos guiar con humildad por el Espíritu del Señor, tanto mejor superaremos las incomprensiones, las divisiones y las controversias, y seremos signo creíble de unidad y de paz.
Con esta gozosa certeza, los abrazo a todos ustedes, queridos hermanos y hermanas: al Patriarca Siro-Católico, al Presidente de la Conferencia Episcopal, el Vicario Apostólico, Mons. Pelâtre, a los demás obispos y Exarcas, a los presbíteros y diáconos, a las personas consagradas y fieles laicos pertenecientes a las diferentes comunidades y a los diversos ritos de la Iglesia Católica.
Deseo saludar con afecto fraterno al Patriarca de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé I, al Metropolita Siro-Ortodoxo, al Vicario Patriarcal Armenio Apostólico y a los representantes de las comunidades protestantes, que han querido rezar con nosotros durante esta celebración. Les expreso mi reconocimiento por este gesto fraterno. Envío un saludo afectuoso al Patriarca Armenio Apostólico, Mesrob II, asegurándole mis oraciones.
Hermanos y hermanas, dirijámonos a la Virgen María, Madre de Dios. Junto a ella, que oraba en el cenáculo con los Apóstoles en espera de Pentecostés, roguemos al Señor para que envíe su Santo Espíritu a nuestros corazones y nos haga testigos de su Evangelio en todo el mundo. Amén."
"En el Evangelio, Jesús se presenta al hombre sediento de salvación como la fuente a la que acudir, la roca de la que el Padre hace surgir ríos de agua viva para todos los que creen en él (cf. Jn 7,38). Con esta profecía, proclamada públicamente en Jerusalén, Jesús anuncia el don del Espíritu Santo que recibirán sus discípulos después de su glorificación, es decir, su muerte y resurrección (cf. v. 39).
El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. Él da la vida, suscita los diferentes carismas que enriquecen al Pueblo de Dios y, sobre todo, crea la unidad entre los creyentes: de muchos, hace un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Toda la vida y la misión de la Iglesia dependen del Espíritu Santo; él realiza todas las cosas.
La misma profesión de fe, como nos recuerda san Pablo en la primera Lectura de hoy, sólo es posible porque es sugerida por el Espíritu Santo: «Nadie puede decir: "¡Jesús es el Señor!", sino por el Espíritu Santo» (1 Co 12,3b). Cuando rezamos, es porque el Espíritu Santo inspira la oración en el corazón. Cuando rompemos el cerco de nuestro egoísmo, salimos de nosotros mismos y nos acercamos a los demás para encontrarlos, escucharlos, ayudarlos, es el Espíritu de Dios que nos ha impulsado.
Cuando descubrimos en nosotros una extraña capacidad de perdonar, de amar a quien no nos quiere, es el Espíritu el que nos ha impregnado. Cuando vamos más allá de las palabras de conveniencia y nos dirigimos a los hermanos con esa ternura que hace arder el corazón, hemos sido sin duda tocados por el Espíritu Santo.
Es verdad, el Espíritu Santo suscita los diferentes carismas en la Iglesia; en apariencia, esto parece crear desorden, pero en realidad, bajo su guía, es una inmensa riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad. Sólo el Espíritu Santo puede suscitar la diversidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, producir la unidad.
Cuando somos nosotros quienes deseamos crear la diversidad, y nos encerramos en nuestros particularismos y exclusivismos, provocamos la división; y cuando queremos hacer la unidad según nuestros planes humanos, terminamos implantando la uniformidad y la homogeneidad. Por el contrario, si nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca crean conflicto, porque él nos impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia.
Los diversos miembros y carismas tienen su principio armonizador en el Espíritu de Cristo, que el Padre ha enviado y sigue enviando, para edificar la unidad entre los creyentes. El Espíritu Santo hace la unidad de la Iglesia: unidad en la fe, unidad en la caridad, unidad en la cohesión interior. La Iglesia y las Iglesias están llamadas a dejarse guiar por el Espíritu Santo, adoptando una actitud de apertura, docilidad y obediencia.
Es una visión de esperanza, pero al mismo tiempo fatigosa, pues siempre tenemos la tentación de poner resistencia al Espíritu Santo, porque trastorna, porque remueve, hace caminar, impulsa a la Iglesia a seguir adelante. Y siempre es más fácil y cómodo instalarse en las propias posiciones estáticas e inamovibles. En realidad, la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo en la medida en que no pretende regularlo ni domesticarlo. Y nosotros, los cristianos, nos convertimos en auténticos discípulos misioneros, capaces de interpelar las conciencias, si abandonamos un estilo defensivo para dejarnos conducir por el Espíritu. Él es frescura, fantasía, novedad.
Nuestras defensas pueden manifestarse en una confianza excesiva en nuestras ideas, nuestras fuerzas – pero así se deriva hacia el pelagianismo –, o en una actitud de ambición y vanidad. Estos mecanismos de defensa nos impiden comprender verdaderamente a los demás y estar abiertos a un diálogo sincero con ellos. Pero la Iglesia que surge en Pentecostés recibe en custodia el fuego del Espíritu Santo, que no llena tanto la mente de ideas, sino que hace arder el corazón; es investida por el viento del Espíritu que no transmite un poder, sino que dispone para un servicio de amor, un lenguaje que todos pueden entender.
En nuestro camino de fe y de vida fraterna, cuanto más nos dejemos guiar con humildad por el Espíritu del Señor, tanto mejor superaremos las incomprensiones, las divisiones y las controversias, y seremos signo creíble de unidad y de paz.
Con esta gozosa certeza, los abrazo a todos ustedes, queridos hermanos y hermanas: al Patriarca Siro-Católico, al Presidente de la Conferencia Episcopal, el Vicario Apostólico, Mons. Pelâtre, a los demás obispos y Exarcas, a los presbíteros y diáconos, a las personas consagradas y fieles laicos pertenecientes a las diferentes comunidades y a los diversos ritos de la Iglesia Católica.
Deseo saludar con afecto fraterno al Patriarca de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé I, al Metropolita Siro-Ortodoxo, al Vicario Patriarcal Armenio Apostólico y a los representantes de las comunidades protestantes, que han querido rezar con nosotros durante esta celebración. Les expreso mi reconocimiento por este gesto fraterno. Envío un saludo afectuoso al Patriarca Armenio Apostólico, Mesrob II, asegurándole mis oraciones.
Hermanos y hermanas, dirijámonos a la Virgen María, Madre de Dios. Junto a ella, que oraba en el cenáculo con los Apóstoles en espera de Pentecostés, roguemos al Señor para que envíe su Santo Espíritu a nuestros corazones y nos haga testigos de su Evangelio en todo el mundo. Amén."
TRAMPAS PARA BEATOS
Cuidado con las “trampas para beatos” del demonio
Puede tomar cualquier cosa: la oración, las virtudes, incluso las revelaciones divinas, para separar al hombre de Dios
¿Qué es la tentación? La tentación es la acción de Satanás para llevarte al infierno. Y Satanás puede leerte como un libro y teclearte como un piano. No debes exagerar su poder, pero tampoco minusvalorarlo.
Algunas de sus acciones más sutiles tienen lugar en el campo de la observancia religiosa, donde puede camuflarse muy fácilmente usando la piel devota del cordero, pero, lobo como es en realidad, la distorsiona, por exceso o por defecto, destruyéndote con algo que es bueno.
Así que atentos a lo que algunos escritores espirituales llaman las “trampas para beatos”.
Pongamos algún ejemplo:
Puede desanimarte con la oración, diciendo: “Si rezara un poco más Dios te daría lo que buscas”. Pero el engaño es que aunque recemos un poco más, nunca rezaremos bastante. Aunque rezamos, por tanto, sólo los sentimos culpables e inadecuados.
Y así, visto que nunca habremos rezado “bastante”, la oración se convierte cada vez más en una tarea pesada; Dios se convierte en un tirano cruel que pide oraciones más largas y precisas, y la oración se convierte en un esfuerzo supersticioso del que controlamos de alguna forma el resultado con la duración y el tipo de oraciones.
Jesús nos dice que el Padre sabe lo que necesitamos y que no deberíamos pensar que se necesitan sólo muchas palabras y acciones piadosas. Podemos necesitar perseverar en la oración en el tiempo, pero Dios no es un tirano cruel que pide rituales infinitos.
Satanás puede tomar la espléndida práctica de rezar el rosario o de asistir a la Misa diaria u otras devociones e insinuar lentamente en nosotros un sentimiento de complacida superioridad, elitismo u orgullo.
Gradualmente, se empieza a pensar que los demás son menos devotos, incluso que están en el error, porque no hacen o no observan lo que en realidad es opcional y recomendado, pero no imprescindible. Lo que es bello y santo es así empleado para incitar un orgullo y un cinismo crecientes.
Una forma extrema de esto viene de aquellos que tomando la bellísima y poderosa devoción a Nuestra Señora de Fátima, permiten a Satanás que les haga rebelarse contra el papa y todos los obispos del mundo, afirmando que han fracasado al consagrar adecuadamente a Rusia.
Y así, una de nuestras apariciones más bellas e instructivas puede suscitar en algunas personas desconfianza hacia la Iglesia y desunión hacia ella, hacia los papas o incluso hacia sor Lucía. Es una acción sorprendentemente astuta del maligno tomar lo que es bueno y religioso y corromperlo en la mente de algunas personas.
Satanás puede también tomar los mandamientos y transformarlos en una especie de minimalismo religioso, un modo de tener a Dios a distancia.
Y así tienta a algunas almas con la noción de que la Misa dominical y unas pocas oraciones dichas de prisa son el fin de la religión, más que su comienzo. La observancia se convierte en una forma para “tachar” la lista y estar a buenas con Dios para toda la semana, más que una base sobre la que construir una relación de amor bella y cada vez más profunda con Él.
Estas prácticas mínimas se convierten en una forma de “control divino” para aquellos que caen en esta tentación; es como decir: “He hecho lo que tenía que hacer, ahora Dios y la Iglesia me dejen en paz. Dios ahora tiene que cuidarme pues he hecho lo que me pedía”.
Y así, las hermosas leyes de la Iglesia, las reglas que describen los deberes fundamentales o la base de una relación más profunda con Dios se convierten en una especie de “acuerdo de separación”, que insiste en horarios de visita muy rígidos y especifica quién obtiene cada cosa.
Satanás puede tomar el celo religioso y corromperlo en actitud rígida y no caritativa. Puede tomar el amor por la belleza de la liturgia, antigua o nueva, y transformarlo en una insistencia puntillosa en los ingredientes justos, a costa de la caridad y a costo de ridiculez, falsa superioridad y división.
Y así, apartada la caridad, decimos: “Asegúrate de celebrar la liturgia como a mí me gusta. A quien no le gusta lo que a mi, es un antiguo, o un inepto, o un burdo troglodita, y seguramente odia a la Iglesia a la que yo tanto amo”.
Satanás puede tomar el bellísimo amor por los pobres y corromperlo en un paternalismo esclavizador que les cierra en la dependencia o que no hace frente a sus necesidades espirituales.
Y así, las bellísimas obras corporales de misericordia, o se separan de las obras espirituales de misericordia, o se piensa que son suficientes en sí mismas. Satanás puede enviar a muchos a servir a los pobres armados de medias verdades y puntos de vista que se limitan a vendar heridas sin curarlas.
En cierto sentido, todas las virtudes son necesarias. Satanás puede usar cada una de ellas e intentará corromperlas todas, incluso las religiosas. Nadie está a salvo de su obra de tentación. Su objetivo es llevarnos al infierno.
Lo que hace esta obra de corrupción de la virtud tan insidiosa es la sutileza de su obra, porque toma algo que es intrínsecamente positivo e intenta corromperlo, por exceso o por defecto, o transformarlo en una especie de caricatura.
Las virtudes, obviamente, deben estar en combinación con otras virtudes que la equilibren. La caridad debería estar equilibrada con la verdad, y la verdad con la caridad. Sin caridad, la verdad puede ser agobiante; sin verdad, la caridad puede ser dañina, paternalista. La caridad y la verdad deben equilibrarse y obrar junto a otras virtudes en una delicada interacción.
Una de las tácticas de Satanás es tomar una virtud y aislarla de las demás. Atención a estas tácticas sutiles del demonio, que se camufla bien en la apariencia de virtud. Pero son virtudes separadas entre sí, sin equilibrio ni proporción.
Así que, atención a las trampas para beatos.
Fuente: Aleteia
Texto y foto
Tiempo de la unidad, Tiempo del Espíritu
El momento más conmovedor en Turquía ha sido el abrazo y el beso histórico entre Francisco y Bartolomé I, después de un momento de oración y seguido por el pronunciamiento de dos discursos conmemorativos del encuentro de los Sucesores de Pedro y Andrés, en el marco de la fiesta del apóstol Andrés que se celebra cada 30 de noviembre, fiesta importante para la Iglesia, pero especialmente para el Patriarcado.
En un gesto espontáneo que sorprendió a Bartolomé, Papa Francisco le pidió de bendecirlo e igualmente, a la Iglesia de Roma. Saliendo del protocolo, Papa Francisco con humildad evidente se acercó a Bartolomé y bajó la cabeza pidiendo su invocación. El Patriarca, maravillado ha abrazado y besado a Francisco en la cabeza, extendiendo las palabras a los hechos cariñosos de un encuentro fraternal e histórico.
MES DE MARÍA - Letanías Parte XIX
Domus aurea
Casa de oro.
Aunque esta comparación esté muy por debajo de la dignidad y de las virtudes de la Madre de Dios, no deja de tener el mérito de la justeza: ¿no se puede llamar Casa de oro a María, cuyo seno fue el tabernáculo del Hijo de Dios vivo? ¿Aquella que es la obra maestra de la Omnipotencia? Y como el oro es el símbolo de la pureza, María que es por siempre pura y está exenta de pecado, ¿no merece el título de Casa de oro?
Foederis arca
Arca de la Alianza.
El arca de la alianza que siempre fue para los judíos el monumento más respetable de su religión, tiene tantas relaciones con María que la Iglesia la mira como una figura de la Madre de Dios. Efectivamente, trayendo a la memoria algunos objetos de comparación, hacemos notar que como las tablas de la antigua ley fueron conservadas en el Arca, el legislador de la nueva, Jesucristo, quiso estar durante nueve meses en el casto seno de María. Y si el Arca traía a los Israelitas los recuerdos de la Alianza que Dios había celebrado con ellos, María nos recuerda, también, la nueva alianza, que el hijo de Dios nos hizo contraer con su Padre, tomando en el seno de María la vida que entregó generosamente para rescatarnos.
******
San Bernardo, célebre Abad de Clervaux, y el último de los Padres de la Iglesia, parece haber asumido el trabajo de reunir, en sus piadosos escritos, todo lo que en los siglos precedentes se había dicho de más bello y conmovedor sobre la Santísima Virgen, como si reuniera en su corazón todas las tiernos afectos de sus más fervientes servidores. No se puede leer lo que compuso en alabanza de la la Virgen sin sentirse penetrado de respeto, de confianza y de amor por ella; y él mismo, lo estaba de tal manera, que el recuerdo de sus grandezas y sobre todo de su bondad, le hacía caer en éxtasis. Esta buena madre quiso mostrar sensiblemente en su persona cuánto atrae las bendiciones el coraje de abandonar los afectos de la naturaleza, en especial sobre aquellos que se parecía abandonar ya que toda su famili, primeramente tan opuesta a su retito, terminó por compartir con él sus santas dulzuras.
Roguemos a María llenar nuestros corazones de cariad con el fin de que sean una morada agradable a Jesús cuando baje a él en la Santa Comunión.
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa
Buen día, Espíritu Santo
Señor y Dios Nuestro,
Tú que derramas Tu Gracia sobre aquellos que invocan Tu Santo
Nombre,
Tú que alegras y llenas de gozo y optimismo las jornadas,
Tú que despiertas la esperanza dormida.
¡Fortalece las manos débiles,
Robustece las rodillas vacilantes.
Levanta Tu Voz y quiebra sorderas!
Llénanos de Tu Amor, de Tu Fuerza.
Que Tu presencia poderosa sea acogida y sentida en nuestro
corazón.
Que sepamos que sólo Tú tienes el Poder, todo poder.
Que ningún miedo, soledad o rencor nos aparte de ti.
Siembra un solo deseo: ser tuyos.
Abre caminos de amor y de bendición para recorrerlos
seguros, en Tu Nombre, Contigo!
Amén.
viernes, 28 de noviembre de 2014
NOVENA INMACULADA CONCEPCIÓN - Día 1
29 de Noviembre
Dios no se hubiera encarnado en María sin su consentimiento. Dios hoy puede seguir su obra de Salvación sólo en la medida que también nosotros aceptamos su invitación.
Queridos hermanos,
Entrando en el
Adviento, iniciamos la novena en honor de nuestra Madre Inmaculada. Nadie como Ella
esperó a Jesús, nadie como Ella nos lleva a Jesús. ¡Aprendamos a amar
María Inmaculada más y mejor!
Porque no conoció el
pecado,
porque fue siempre
de Dios,
porque nos enamora
reconocer su pureza de alma y cuerpo,
porque si alguien de
nuestra raza ha sido así de plenamente de Dios,
quiere decir que lo
nuestro no es un sueño,
sino la más hermosa
realidad:
¡somos de Dios y
Ella nos lleva hacia Él,
por el único Camino,
Cristo nuestro Señor! ¡Amén!
Del
Evangelio de San Lucas 1, 30. 38
"Pero el ángel le dijo: No temas María, porque Dios
te ha favorecido. Concebirás y darás a Luz un Hijo y le pondrás por nombre
Jesús; Él será grande y se llamará Hijo del Altísimo. María dijo entonces: «Yo
soy la servidora del Señor, que se cumpla en mi lo que has dicho». (Lucas 1, 30. 38)
Dios no se hubiera encarnado en María sin su consentimiento. Dios hoy puede seguir su obra de Salvación sólo en la medida que también nosotros aceptamos su invitación.
De Los escritos De
San Maximiliano Kolbe:
"Ella es instrumento
de Dios. Con pleno conocimiento se deja conducir por Dios voluntariamente, se
conforma a su voluntad, desea sólo lo que Él quiere, obra según su voluntad y
todo de la manera más perfecta posible, sin el mínimo defecto, sin que su
voluntad se aparte en nada de la voluntad de Él. Ella es un instrumento de Dios
en el perfecto uso de los poderes y privilegio que le fueron conseguidos, para
cumplir siempre y en todo, única y exclusivamente la voluntad de Dios, por amor
a Dio Uno y Trino. Este amor a Dios alcanza cimas tales que produce frutos
divinos de amor."
FAMILIA, el lugar donde se terminan las máscaras
“Tened todos el mismo pensar: sed compasivos, fraternales, misericordiosos y humildes. No devolváis mal por mal, ni ultraje por ultraje; al contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la bendición”
1Pe 3, 8-10
Empieza por ese pequeño territorio que Dios te ha encomendado: empieza por tu familia. Nos decía Madre Teresa: “No hay que venir a Calcuta para transformar el mundo. Empieza por tu familia”.
La familia debe ser el lugar por excelencia donde damos y recibimos “bendición”. Bendición significa “decir bien”, la bendición produce el bien, extiende el bien.
Los esposos se hacen el bien. Los padres a los hijos se producen bien.
La palabra bien en término espiritual es mucho más profunda de lo que estamos acostumbrados a percibir en nuestra sociedad.
La sociedad habla de “bienestar”. Nos habla de calidad de vida sólo en términos materiales, como posibilidad de consumir, de tener... Dios nos envía el Bien en un sentido mucho más profundo.
Hay en las familias un gran dolor; nos herimos, nos producimos sufrimiento cuando somos soberbios, cuando no aceptamos nuestras imperfecciones, cuando no somos capaces de reconocer nuestros errores, de perdonar y pedir perdón.
La familia es el lugar donde aprendemos a acoger y ser acogidos. Estamos llamados a hacer de la familia un lugar para habitar en paz con nosotros mismos y con nuestro esposo/a e hijos. Lugar donde se nos acepta como somos y no necesitamos llevar máscara. Lugar donde se dice la verdad pero con amor y por el bien del otro, para crecer juntos.
1Pe 3, 8-10
Empieza por ese pequeño territorio que Dios te ha encomendado: empieza por tu familia. Nos decía Madre Teresa: “No hay que venir a Calcuta para transformar el mundo. Empieza por tu familia”.
La familia debe ser el lugar por excelencia donde damos y recibimos “bendición”. Bendición significa “decir bien”, la bendición produce el bien, extiende el bien.
Los esposos se hacen el bien. Los padres a los hijos se producen bien.
La palabra bien en término espiritual es mucho más profunda de lo que estamos acostumbrados a percibir en nuestra sociedad.
La sociedad habla de “bienestar”. Nos habla de calidad de vida sólo en términos materiales, como posibilidad de consumir, de tener... Dios nos envía el Bien en un sentido mucho más profundo.
Hay en las familias un gran dolor; nos herimos, nos producimos sufrimiento cuando somos soberbios, cuando no aceptamos nuestras imperfecciones, cuando no somos capaces de reconocer nuestros errores, de perdonar y pedir perdón.
La familia es el lugar donde aprendemos a acoger y ser acogidos. Estamos llamados a hacer de la familia un lugar para habitar en paz con nosotros mismos y con nuestro esposo/a e hijos. Lugar donde se nos acepta como somos y no necesitamos llevar máscara. Lugar donde se dice la verdad pero con amor y por el bien del otro, para crecer juntos.
MES DE MARÍA - Letanías parte XVIII
Rosa mystica
Rosa Mística
Como la Rosa es, entre todas las flores, la flor que más gusta universalmente, tanto por su tierno colorido cuanto por su agradable olor, y por esta causa pasa por reina de las flores, de la misma manera María, llamada alegóricamente por la Iglesia Rosa Mística, es la Reina de los ángeles y de los hombres, porque sobrepasa a todas las criaturas, incluso a las más perfectas, por la explosión de su gloria y por el mérito de sus sublimes virtudes.
Turris Davidica
Torre de David
María es comparada con la Torre de David, porque esta torre fue antiguamente el más bello ornamento de Jerusalén por su elevada altura y por la belleza de su estructura. María, igualmente, un edificio espiritual que es, después de Dios, en la celeste Sión, el objeto más elevado y el más elevado por la bondad de sus virtudes. En efecto, considerando la grandeza de su dignidad y de los méritos preciosos de María, se comprende que la gloria de que goza en el cielo les sea proporcional; y que todo debe ser incomparablemente grande en aquella que según Agustín es la obra del eterno consejo, en tanto que, san Epifanes llama misterio del cielo y de la tierra
Torre de marfil
Es en la expresión del Espíritu Santo, que habla por el órgano de la Sabiduría, que la Iglesia encontró la comparación que se hace de ella, a una torre de marfil. En efecto; por que si comprendemos el sentido figurado, comprenderemos que Salomón escuchó alabar la pureza a María, cuyo brillo y cuya blancura no sólo entran claramente en comparación cola del marfil sino que la supera infinitamente.
* * * * * *
El nacimiento de San Luís Rey de Francia, se debió a María Madre de Dios y a la devoción del Santo Rosario. La piadosa Reina Blanca de Castilla, que fue la madre de este santo rey, lloraba largo tiempo su esterilidad. Santo Domingo, que vivió en la misma época, le aconsejó recurrir a la Santísima Virgen y que practicara el rezo del santo Rosario, y que obligara a las personas más devotas del Reino de hacer frecuentemente en su nombre este homenaje, y le hizo esperar el fruto de bendición de deseaba, por la protección de la Madre de Misericordia. Blanca siguió el consejo con felicidad y fidelidad. En virtud del santo Rosario y de la piedad de la virtuosa princesa obtuvieron pronto el efecto deseado. Tuvo un hijo, y en su hijo un rey, que puso la santidad sobre el trono, que consagró su corona por todas las virtudes cristianas; en una palabra, llevó a su tumba la vestidura de la inocencia bautismal, enriquecida por todos los méritos que hacen los santos y a los grandes santos.
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa
Buen día en Tu Santo Nombre
Buen día, Dios Santo,
Dios Salvador mío!
Declaro en la mañana la Fuerza de Tu Amor que,
por los méritos de Tu Sangre,
me rescató para la Vida Contigo!
¡Ven y llena mi vida de Espíritu Santo!
¡Ven y derrama una lluvia abundante de gracia y misericordia!
Otórgame la alegría de buscarte y encontrarte.
Mi suerte tiene Tu Nombre.
¡Ven, pasa caminando por aquí!
Por mi día, y mis senderos,
Por mis quebradas y mis desiertos.
Haz florecer aquello que la Diestra del Padre plantó.
Da fertilidad, lozanía, juventud y salud
A todas mis acciones, pensamientos y proyectos…
¡inscribe en ellos Tu Nombre!
Nombre que salva y que sana…
jueves, 27 de noviembre de 2014
DIRECCIÓN ESPIRITUAL
Dirección Espiritual: Las probaciones
La Cruz no es la excepción, es la regla. No es posible seguir a Jesús sin ella
Las dificultades y los sufrimientos de la vida son, en general, las razones que llevan a las personas a buscar una dirección espiritual. El Sacerdote es iluminado con la luz del Evangelio en estas situaciones tan delicadas, buscando darles un sentido.
El famoso terapeuta Viktor Frankl, fundador de la Logoterapia, declaró que el sentido de las cosas es fundamental para lograr el equilibrio psíquico y, para eso, cita al filosofo ateo Friedrich Nietzsche que decía que “el ser humano es capaz de soportar cualquier como, desde que tenga un porque”.
Siendo así, es necesario antes de nada, entender lo que significa la probación. En griego πειρασμός (peirasmos), se traduce de dos formas: tentación y probación. Ambos tienen el mismo contenido semántico, pero a lo largo del tiempo, hubo una diferencia técnica entre ellas. La tentación se utiliza cuando el sujeto es el Diablo, y probación cuando el sujeto es Dios. Hubo un cambio de finalidad, como se ve.
El Diablo solo tiene un objetivo, por el cual no descansa: hacer que el hombre pierda su alma. Así que, cuando el sufrimiento tiene origen demonÍaco, la finalidad es siempre esta: llevar el hombre para el fuego del infierno, para la muerte eterna. En este sentido, no siempre es interesante para el Diablo tentar al hombre por el sufrimiento, más fácil es mantenerlo en el conforto, disfrutando las comodidades de la vida material, porque así estará caminando hacia al abismo.
=>La tentación de no dejar que Dios escriba nuestras vidas
Dios, al contrario, no tienta el hombre, como lo demuestra la Sagrada Escritura: “Que nadie diga en el momento de la prueba: Dios me manda la prueba. Porque Dios está a salvo de todo mal y tampoco manda pruebas a ninguno” (Sant 1,13). Eso no significa, ademas, que Dios no permita que la probación ocurra. Él tiene otra finalidad. Él prueba a sus elegidos porque quiere ver que el amor y la santidad florezcan en su amigos.
Enseña San Pablo, en el famoso Himno de la Caridad (I Cor 13, 1-13) que si no se tiene amor, no existe nada. Lo que santifica al hombre es el AMOR. Así que, no es una cuestión de rezar o no rezar, sufrir o no sufrir, sino de amar o no amar. Y queriendo promover el amor, Dios permite las pruebas.
El ejemplo de San Padre Pio es contundente. Él tenia tentaciones, promovidas por el Diablo, a fin de que él vacile en su fe y se pierda. Las probaciones, a su vez, Dios las permitía para fortalecer al santo en el amor.
Pero, ¿por qué Dios promueve el crecimiento del amor por medio del sufrimiento? Por una razón muy sencilla: la Cruz no es la excepción, es la regla. No es posible seguir a Jesús sin ella. “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga” (Lc 9,23). Por lo tanto, la cruz es la condición para seguir a Cristo.
=>Atentos a la tentación
¿Por qué Dios quiso que sea de este modo? Porque en el mundo donde reina el egoísmo y el pecado, solo por la purificación (cruz) es posible hacer florecer el amor. “Sine sanguinis effusione non fit remissio”, es decir, sin derramamiento de sangre no existe redención (Hb 9,22), porque es así que el amor manifiesta su verdadera naturaleza. Él es un pacto de sangre, en el que se afirma “derramo mi sangre, pero no desisto de ti”.
Dios quiere que el hombre crezca en amor hasta la estatura de Cristo. Muchos cumplen con su obligación, realizan todo con celo, son buenos cristianos, pero son cometidos repentinamente por la vanidad y por la soberbia. Se creen mejores que los demás, porque están “haciendo todo lo correcto”. En este momento es que Dios entra para “contrariar”, para empezar la purificación. Y como es Dios que actúa,recibe el nombre de purificación pasiva.
Importante es recordar que en el crecimiento espiritual existen tres fases: 1- purgativa (inicialmente); 2-iluminativa (avanzados); 3-unitiva (perfectos). En el pasaje de la primera para la segunda fase, entra la fase de la cruz. Es ella que promueve la purificación, porque la persona ya ha hecho todo que podía sola y no es más capaz de avanzar espiritualmente, por eso Dios da la oportunidad de que la persona avance y se purifique
Ese proceso es diferente entre las personas de vida activa y contemplativa. Los contemplativos son purificados por medio de la aridez espiritual, o como San Juan de la Cruz llama de “noche oscura de los sentidos”. Ya en los activos esta “noche” se manifiesta en probaciones reales: enfermedades, persecuciones de fracasos pastoral, que Dios permite que ocurran.
La purificación es importante, porque prepara la persona para Dios. Y va ocurrir en esta vida o en el purgatorio, eso es cierto. Santo Tomas enseña que la mayor de las penas en esta tierra equivale a la menor de las penas en el purgatorio, es decir, es mejor sufrir aquí que en el purgatorio.
El sufrimiento debe ser visto como una gracia, un don de Dios. Padre Reginald Garrigou-Lagrange, famoso actor espiritual, cuando habla sobre la santificación de los sacerdotes en su obra “Las tres vías y las tres conversiones”, cita el ejemplo de un padre francés, muy bien relacionado, que fue calumniado y suspendido injustamente. Delante de eso, postraron ante él a Cristo crucificado y agradeció por la oportunidad de amarlo.
Por lo tanto, delante de las probaciones o de las tentaciones, es necesario reflexionar sobre el motivo por el cual Dios esta permitiendo una o otra. Y si Él lo permite es porque desea crecimiento espiritual de tus hijos, por lo tanto, solo resta arrodillarse delante de Él y repetir, como el padre francés: “¡Dios mío, que oportunidad maravillosa de amarte!”
Fuente: Padrepauloricardo.org
ESPERAR EN DIOS
"Si quieres, de verdad, ser feliz, no existe, no hay otra camino a no ser el de la espera”
Todo ser humano es dotado de ganas, deseos y sueños. Nadie vive queriendo ser infeliz. Muy por el contrario, hace de todo para alcanzar la felicidad tan soñada. ¿Eres así? ¡Yo también! Entonces, cálmate. Eres normal.
Conforme pasa el tiempo, tenemos la necesidad de estar con alguien que sea especial, alguien que tenga la capacidad de estar a nuestro lado mirando en la misma dirección, que no ame solo nuestras cualidades, sino que aprende a superar los defectos. Alguien que sea como un jardinero, el cual, día y noche, no se cansa de regar el jardín que le fue confiado. Incluso entre los espinos, en tiempo de seca o días de lluvia, el jardinero no desiste a la misión que le fue confiada: amar y cuidar de su jardín.
A menudo, el deseo de tener alguien a nuestro lado es tamaño que la ansiedad nos hace meter los pies por la manos. ¿No es? ¿Cuántos jóvenes no consiguen pasar, ni siquiera, un mes sin “salir” con alguien?! Sin embargo, perdemos la oportunidad de avistar el correcto, porque no nos desprendemos de lo que es dudoso. Muchos de nosotros hemos asumido la misión de “tirador de leche”. Muchos de nosotros hemos vivido la vida así…buscando ser feliz, “estar con alguien” con una hoy, con otra mañana, acumulando momentos, que en realidad, aumentan aún más la carencia y la soledad.
Si tu quieres, de verdad, ser feliz, no hay otro camino a no ser esperar. Esperar la persona adecuada, el momento correcto y la manera correcta de comenzar un noviazgo. ¡Eso es esencial! El noviazgo que comienza en los atajos, lejos del camino, difícilmente va a funcionar. Si quieres alguien especial en tu vida, empieza a no conformarse con las facilidades que el mundo le ofrece para satisfacer sus carencias.
Es la hora de levantarse, jóvenes, hombres, mujeres de garra y de fibra, capaces de soportar la tentación, superar los impulsos de vivir lo fácil siempre que la voluntad batir.
Se que puedes conseguir y se que, así como tantos otros, a partir de hoy, van esperar en Dios. Él tiene alguien muy especial para su vida. No quites la mirada; permanezca firme, porque su tiempo llegara.
Traducción: Thaís Rufino de Azevedo
La espera
¿Cuáles son los frutos de la espera?
“La dicha de la vida consiste en tener algo que hacer, algo que amar y algo que esperar”
(Aristóteles, filósofo grego)
“Esperé en el Señor con toda confianza. El se inclinó hacia mi, escuchó mi llanto”(Salmo 39, 1.2). El buen Dios tiene para sus hijos tres respuestas: si, no y espera.
La espera es el tiempo que no engaña, ella sucede en la seguridad de la esperanza. Esto puede ser algo concreto o enigmático, o sea, algo que va más allá de la razón humana.
Esperar es la actitud del sabio. Muestra equilibrio, moderación y sensatez y una de sus principales virtudes es la paciencia. Esperar en silencio demuestra la sabiduría y la confianza de quien desea la victoria. Esperar es tener fe
El tiempo de espera es la estructuración de la madurez, el crecimiento del conocimiento y de la experiencia. El tiempo es el maestro que enseña sin corromper y por nada se deja corromper.
Es tan dificil, a veces, tener que esperar tanto tiempo para que el plan de Dios se desarrolle. ¿Alguna vez ya sentiste que pues morir antes de que determinada situación mejore o se resuelva? Mientras tanto, “el Señor Dios no demora su promesa, a pesar de que algunos piensen que demora” (2 Pe 3,9). “Si aparentemente se demora, espera en él, él vendrá, no tardará” (Heb 2,3).
¿Cómo podemos esperar por algo que necesitamos con urgencia? Algo que sabemos, con seguridad, que es la voluntad de Dios y más aún, algo sin lo que no podemos vivir. Debemos esperar con paciencia y confianza, sin reclamar ni murmurar. Hacer lo contrario seria insultar a Dios, demostrando falta de en su capacidad de resolver o entregar lo prometido. Renovemos nuestra fuerza en “esperar” en el Señor (Is 40,31).
La palabra hebrea traducida como ‘esperar’ o ‘esperanza’ de Isaías 40,31 puede significar algo como animar juntos, como los hilos de una cuerda que están interligados. En nuestra espera, entonces debemos envolvernos alrededor del Señor Dios y El se envolverá alrededor de nosotros. Cuando las fuerzas desanimadoras nos jalan, nosotros nos separamos del Señor. Al revés, como los hilos de una cuerda, nosotros y el Señor somos jalados cada vez con más fuerza y crecemos en fuerza. Nosotros nunca “llegaremos al fin de nuestra cuerda”, porque el Señor nos ha amarrado firmemente en su presencia. No se dejen abatir por el desánimo” (Hb 12,3). Manténganse enfocados en Jesús (Hb 12,2) y confiados en Dios. No te muevas ni siquiera un centímetro fuera de tu posición de esperanza. “Ustedes estén alerta para no perder el fruto de sus trabajos, de manera que puedan recibir una perfecta retribución” (2 Juan 8).
San Pedro Damián afirma: “Que la esperanza de la alegría lo reanime, de tal modo que su espíritu olvide los sufrimientos exteriores y ansíe con entusiasmo lo que contempla”. San Juan Bosco dice: “Depositemos nuestra confianza en Dios y vamos hacia adelante sin miedo”.
Esperar es alcanzar con seguridad. Esperanza, confianza y fe son sustancia de la persona iluminada, bendecida y amada por tan gran victoria en Dios!
Padre Inácio José do Vale
Profesor de Historia de la Iglesia en el Instituto de Teología Benedicto XVI (Cachoeira Paulita), Sociólogo en Ciencia de la Religión.
Profesor de Historia de la Iglesia en el Instituto de Teología Benedicto XVI (Cachoeira Paulita), Sociólogo en Ciencia de la Religión.
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