jueves, 27 de noviembre de 2014

La espera

¿Cuáles son los frutos de la espera?

“La dicha de la vida consiste en tener algo que hacer, algo que amar y algo que esperar”

(Aristóteles, filósofo grego)
“Esperé en el Señor con toda confianza. El se inclinó hacia mi, escuchó mi llanto”(Salmo 39, 1.2). El buen Dios tiene para sus hijos tres respuestas: si, no y espera.

La espera es el tiempo que no engaña, ella sucede en la seguridad de la esperanza. Esto puede ser algo concreto o enigmático, o sea, algo que va más allá de la razón humana.
Esperar es la actitud del sabio. Muestra equilibrio, moderación y sensatez y una de sus principales virtudes es la paciencia. Esperar en silencio demuestra la sabiduría y la confianza de quien desea la victoria. Esperar es tener fe

El tiempo de espera es la estructuración de la madurez, el crecimiento del conocimiento y de la experiencia. El tiempo es el maestro que enseña sin corromper y por nada se deja corromper.

frutosdelaesperar

Es tan dificil, a veces, tener que esperar tanto tiempo para que el plan de Dios se desarrolle. ¿Alguna vez ya sentiste que pues morir antes de que determinada situación mejore o se resuelva? Mientras tanto, “el Señor Dios no demora su promesa, a pesar de que algunos piensen que demora” (2 Pe 3,9). “Si aparentemente se demora, espera en él, él vendrá, no tardará” (Heb 2,3).

¿Cómo podemos esperar por algo que necesitamos con urgencia? Algo que sabemos, con seguridad, que es la voluntad de Dios y más aún, algo sin lo que no podemos vivir. Debemos esperar con paciencia y confianza, sin reclamar ni murmurar. Hacer lo contrario seria insultar a Dios, demostrando falta de en su capacidad de resolver o entregar lo prometido. Renovemos nuestra fuerza en “esperar” en el Señor (Is 40,31).


La palabra hebrea traducida como ‘esperar’ o ‘esperanza’ de Isaías 40,31 puede significar algo como animar juntos, como los hilos de una cuerda que están interligados. En nuestra espera, entonces debemos envolvernos alrededor del Señor Dios y El se envolverá alrededor de nosotros. Cuando las fuerzas desanimadoras nos jalan, nosotros nos separamos del Señor. Al revés, como los hilos de una cuerda, nosotros y el Señor somos jalados cada vez con más fuerza y crecemos en fuerza. Nosotros nunca “llegaremos al fin de nuestra cuerda”, porque el Señor nos ha amarrado firmemente en su presencia. No se dejen abatir por el desánimo” (Hb 12,3). Manténganse enfocados en Jesús (Hb 12,2) y confiados en Dios. No te muevas ni siquiera un centímetro fuera de tu posición de esperanza. “Ustedes estén alerta para no perder el fruto de sus trabajos, de manera que puedan recibir una perfecta retribución” (2 Juan 8).

San Pedro Damián afirma: “Que la esperanza de la alegría lo reanime, de tal modo que su espíritu olvide los sufrimientos exteriores y ansíe con entusiasmo lo que contempla”. San Juan Bosco dice: “Depositemos nuestra confianza en Dios y vamos hacia adelante sin miedo”.

Esperar es alcanzar con seguridad. Esperanza, confianza y fe son sustancia de la persona iluminada, bendecida y amada por tan gran victoria en Dios!

Padre Inácio José do Vale
Profesor de Historia de la Iglesia en el Instituto de Teología Benedicto XVI (Cachoeira Paulita), Sociólogo en Ciencia de la Religión.
fuente Portal Canción Nueva en español

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