Queridos hermanos,
Entrando en el
Adviento, iniciamos la novena en honor de nuestra Madre Inmaculada. Nadie como Ella
esperó a Jesús, nadie como Ella nos lleva a Jesús. ¡Aprendamos a amar
María Inmaculada más y mejor!
Porque no conoció el
pecado,
porque fue siempre
de Dios,
porque nos enamora
reconocer su pureza de alma y cuerpo,
porque si alguien de
nuestra raza ha sido así de plenamente de Dios,
quiere decir que lo
nuestro no es un sueño,
sino la más hermosa
realidad:
¡somos de Dios y
Ella nos lleva hacia Él,
por el único Camino,
Cristo nuestro Señor! ¡Amén!
Del
Evangelio de San Lucas 1, 30. 38
"Pero el ángel le dijo: No temas María, porque Dios
te ha favorecido. Concebirás y darás a Luz un Hijo y le pondrás por nombre
Jesús; Él será grande y se llamará Hijo del Altísimo. María dijo entonces: «Yo
soy la servidora del Señor, que se cumpla en mi lo que has dicho». (Lucas 1, 30. 38)
Dios no se hubiera encarnado en María sin su consentimiento. Dios hoy puede seguir su obra de Salvación sólo en la medida que también nosotros aceptamos su invitación.
De Los escritos De
San Maximiliano Kolbe:
"Ella es instrumento
de Dios. Con pleno conocimiento se deja conducir por Dios voluntariamente, se
conforma a su voluntad, desea sólo lo que Él quiere, obra según su voluntad y
todo de la manera más perfecta posible, sin el mínimo defecto, sin que su
voluntad se aparte en nada de la voluntad de Él. Ella es un instrumento de Dios
en el perfecto uso de los poderes y privilegio que le fueron conseguidos, para
cumplir siempre y en todo, única y exclusivamente la voluntad de Dios, por amor
a Dio Uno y Trino. Este amor a Dios alcanza cimas tales que produce frutos
divinos de amor."
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