sábado, 15 de noviembre de 2014

SOLO LOS HUMILDES PUEDEN ADORAR

En nuestras vidas necesitamos saber que El es el Señor, y que nosotros nada podemos

“Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro Jetró, el sacerdote de Madián, llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb. Allí se le apareció el Angel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Al ver que la zarza ardía sin consumirse,  Moisés pensó: «Voy a observar este grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?».Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!». «Aquí estoy», respondió el. Entonces Dios le dijo: «No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa».Luego siguió diciendo: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob». Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios.” (Éxodo 3, 1 – 6).

En este momento seremos llevados a comprender algo esencial, fundamental para la vida de un adorador: entender, o intentar comprender la grandeza de Dios y nuestra pequeñez. Sin la humildad frente a Dios nunca comprenderemos lo que es la adoración. No existe la posibilidad de haber una actitud adoradora de corazón verdadera sin que ese corazón sea humilde.

Congresodemusicosadoradores

Moisés cuando se deparó con la zarza, se dijo a sí mismo que se acercaría para contemplar ese extraordinario espectáculo y entender por qué la zarza no se consumía. Moisés no esperaba encontrarse con Dios en aquel monte. El solo fue porque quería ver lo que estaba sucediendo pero no tenía conciencia de que era Dios, primero quiso ver aquello que era lindo y le llamaba la atención.

Cuando Dios llama a Moisés por su nombre y le dice: no te acerques, es como si le estuviese diciendo: “no es así”. Dios comenzó a poner orden, diciendo a Moisés que el lugar donde él estaba era un lugar santo pidiendo que se quitase las sandalias de los pies. Nosotros no estamos simplemente celebrando un congreso, estamos frente a Dios y por eso no podemos llegar aquí de cualquier forma. Dios quiere quitar de nosotros toda autosuficiencia. Cuántos de nosotros tenemos la costumbre de evaluar las situaciones como inspectores de calidad, llegamos con la intención de “ver lo que va a pasar”.

Quien es humilde se quita las sandalias, se desprende de todo y reconoce que no puede vivir sin el Señor. Es necesario quedarse descalzo, vacío de toda capacidad humana para comprender lo que es un verdadero adorador.

Moisés cuando reconoció quien era Dios escondió el rostro y no se atrevía a mirar al Señor. Nosotros no estamos aquí simplemente cantando, predicando, estamos frente a Dios y eso ha sido uno de los grandes problemas en nuestras vidas de adoradores. Pasamos a hacer tanto, predicar tanto, cantar tanto, que vamos perdiendo el respeto y nos vamos colocando de cualquier forma frente a la presencia de Dios, vivimos automáticamente. Perdemos la consciencia de quien es Dios.

Tu no vas a tu grupo de oración solo para cantar, vas para estar con Dios. El respeto de Moisés nos enseña mucho, estar frente a Dios necesita hacer temblar nuestros corazones. Moisés, en aquel momento tuvo un acto de humildad que se perpetuó por toda su vida, sin la humildad es imposible contemplar al Señor.

María fue llamada por Dios exactamente porque era humilde, tengo la seguridad de que ella nos enseñará a vivir así. María podía muy bien vanagloriarse pues fue aclamada por un ángel, después por su prima Isabel, pero ella no actuó así.

María mostró su pobreza y reconoció que sin Dios no era nada. ¿Qué podemos hacer sin Dios? Y por qué nos vanagloriamos tanto? ¿Por qué en nuestro medio existe siempre una competencia por saber quien es el mejor? Queremos el reconocimiento, queremos ser los mejores pero somos pobres siervos y necesitamos aprender con María a huir de las honras y halagos.

¿No te gusta ser idolatrado por las personas?
Nos alegramos cuando las personas piden tomarse fotos con nosotros y crean un club de fans. ¿Será que estamos queriendo convertir en profano lo que es sagrado?.

El Padre Roger y el Padre Arlon nos enseñaron el otro día que los músicos no necesitamos un club de fans sino intercesores. Tener fans no combina con músicos adoradores. Somos honrados pero somos llamados a ser humillados. Queremos las cosas grandes pero Dios nos quiere enseñar a vivir con cosas pequeñas.

¿Tal vez estamos queriendo hacer carrera dentro del ministerio y después de la honra?María huía de las honras, eso está muy claro en los evangelios. Ella no estaba cerca de Jesús cuando él entró en Jerusalén y todos lo acogieron con fiesta, pues ella huía de las honras, pero cuando Jesús fue condenado a muerte, considerado un bandido, María aparece y se muestra como la madre del “bandido”, del “crucificado”.
En nuestras vidas necesitamos saber que El es el Señor, y que nosotros nada podemos.

Juninho Cassimiro
Coordinador Nacional de Música y Artes – RCC del Brasil
Congreso Nacional de Musicos Adoradores 2014
fuente portal Canción Nueva

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