¡Buen día, Espíritu Santo!
Cuando parece que la suerte está echada,
cuando parece que los dados ya han marcado el destino,
vengo a pedirte: ¡Graba y sella mi vida con Tu novedad!
Tú eres, Divino y Santo Espíritu, lo siempre nuevo.
En Ti espero, A Ti te deseo.
Ven y llena con Tu Ser, mi cántaro vacío,
y dame la gracia de quebrar, con Tu poder,
lo que mi mente escribe como futuro,
lo que mis recuerdos se empeñan en devolver con violencia,
¡Bautízame en la mañana otra vez,
bautízame con Tu Poder!
Bautízame y úngeme, Señor, otra vez!
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