Escuchamos, con frecuencia, en las noticias internacionales, hablar de huracanes y terremotos en diferentes lugares, enterrando personas. Y que son necesarios el uso de diferentes técnicas para retirar a las personas de los escombros; y varias estaban vivas. ¡Qué alegría cuando conseguían rescatarlas vivas!
En este tiempo, también, el Señor está usando una técnica muy especial para rescatar a sus hijos: el Bautismo en el Espíritu Santo. No podemos usar cualquier cosa. Son personas, son vidas que necesitan ser salvadas. Son almas de nuestros seres queridos y no podemos jugar. Esas personas o van al cielo o al infierno. No hay un punto medio, o se salvan o se pierden eternamente.
Piensa en tu padre, en tu madre, en tu hija, en tu marido, en tu esposa, amigos, en personas que amas y están lejos de Dios. Que viven como si fueran ateos. Que no quieren volver a Dios, que prefieren quedarse en la malicia. No quieren saber de Dios, de la Santa Misa, de la confesión, de la oración, creen que todo eso no tiene valor. ¿A dónde irán? ¿Al cielo o al infierno?
Nuestra misión es una obra de rescate. No sólo para salvar y rescatar para esta vida, sino para la eternidad. Si fuera uno de tus seres queridos que estuviera debajo de los escombros invertirías todo, estarías desesperado al lado de la tropa de rescate, haciendo de todo para rescatar. Estarías allí pidiendo, rogando a Dios que la operación sea un éxito y puedan rescatarlo.
El Señor nos está diciendo: ¡Pidan el Espíritu Santo! ¡Pidan el derramamiento del Espíritu Santo! ¡Pidan que sean bautizados en el Espíritu Santo! Esa gracia extraordinaria el Señor nos está dando. No podemos desperdiciarla.
Si tuvieras en mano el remedio para curar el cáncer, ¿deberías o no utilizarlo? ¿Deberías o no enfrentar cualquier sufrimiento, todo y cualquier obstáculo, para hacer que ese medicamento llegue hasta la persona sometida por esa enfermedad?
Nosotros tenemos un remedio para un mal mucho peor que el del cáncer. Tenemos el Bautismo del Espíritu Santo. Tenemos los dones del Espíritu Santo. Es necesario que lleguen a todos y lo más rápido posible. El tiempo urge. Estamos en tiempo de rescate. Todavía hay hermanos nuestros “debajo de los escombros”. Nuestra gran preocupación son los nuestros. Es justo. Hace falta pedir al Señor que derrame sobre ellos el Espíritu Santo.
Trabaja en la viña del Señor. Trabaja, llevando la salvación a las demás. Trabaja en el rescate de personas que tú ni conoces.Ten seguridad de que el Señor providenciará para salvar a los tuyos.
Digo esto con convicción, porque vi la acción de Dios en mi familia. Yo no podía quedarme para cuidar de mis hermanos, pero el Señor honró su Palabra. Mientras me dedicaba a los demás, el Señor fue buscando a los míos. Y veo que no atrae sólo a mis hermanos, sino toda mi familia.
Mons. Jonás Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Trecho del libro Reinflama o carisma
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Trecho del libro Reinflama o carisma
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