«Esta es una bella oración que podemos hacer siempre nosotros: ‘Habla Señor, que te estoy escuchando’. La oración para pedir esta docilidad al Espíritu Santo y con esta docilidad llevar adelante la Iglesia, ser los instrumentos del Espíritu para que la Iglesia pueda seguir caminando. ‘Habla Señor, que tu siervo escucha’. Recemos así, muchas veces al día: cuando tenemos una duda, cuando no sabemos o cuando sencillamente queremos rezar. Y con esta oración pidamos la gracia de la docilidad al Espíritu Santo»
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