domingo, 14 de enero de 2024

COMPRENDIENDO LA PALABRA

Andrés condujo a su hermano a Jesús

Andrés había oído aquella palabra de Moisés: "El Señor, vuestro Dios, os suscitará de entre vosotros un profeta como yo. A él lo escucharéis" (Dt 18,15). Ahora oye a Juan Bautista que exclama: "He aquí el Cordero de Dios" (Jn 1,29). En seguida corre hacia aquél a quien anunciaba el profeta y lleva de la mano a su hermano hacia aquél a quien había reconocido. A Pedro le enseña un tesoro que ignoraba: "Hemos encontrado al Mesías anunciado por los profetas y a quien esperábamos con amor".

Andrés, pues, fue a ver a su hermano Simón y con él compartió el tesoro de su contemplación. Condujo a su hermano al Señor. Cosa extraordinaria: todavía Andrés no es discípulo y sin embargo goza ya de bastante autoridad para dirigir a los demás. Enseñándo es como empieza a aprender y así adquiere la dignidad de apóstol: " Hemos encontrado al Mesías. Después de tantas noches pasadas velando en las orillas del Jordán, hemos encontrado a aquél a quien esperábamos.

No vaciló Pedro en obedecer a la llamada. Era el hermano de Andrés y se fue con él, fervoroso y atento. Cuando, más tarde, proclamará de manera admirable la divinidad de Jesús, se hará eco de la frase con la que le invitó Andrés a seguir al Señor. Pero la alabanza que recibe Pedro, repercute sobre su hermano; pues los bienes de uno pertenecn al otro y el uno se glorifica de los bienes del otro.



Basilio de Seleucia (¿-c. 468)
obispo
Basilio de Seleucia, Sermón en alabanza de San Andrés, 3-4; PG 28, 1103

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