“La alegría del Cielo que viene a visitarnos”
Dios, en su felicidad infinita, viene a llorar el llanto del hombre, para que él, en sus gemidos, pueda vivir la alegría celeste.
En la Navidad, es común que las personas se saluden deseando al otro una “Feliz Navidad”. Pero, ¿cuál el sentido de esta expresión?
En realidad, estos votos hacen referencia a la felicidad del Cielo que viene visitar la humanidad. San Juan de la Cruz, en un poema sobre el misterio de Navidad, escribe:
“Dios, sin embargo, en el pesebre
Allí lloraba y gemía;
(..)
Y la Madre se asombraba
del cambio que allí se veía
El llanto del hombre en Dios,
Y en el hombre la alegría”
Allí lloraba y gemía;
(..)
Y la Madre se asombraba
del cambio que allí se veía
El llanto del hombre en Dios,
Y en el hombre la alegría”
Aquí, en las palabras del Doctor Místico, el “admirable commercium” de que hablan los latinos: Dios, en Su felicidad infinita, viene a llorar el llanto del hombre, para que él, en sus gemidos, pueda vivir la alegría celeste. Por eso, los ángeles, desde la primera Navidad, no dejan de anunciar a los hombres “gaudium magnum – una gran alegría”: “Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor” (Lc 2,11). En esta gran fiesta de la Iglesia, Dios se inclina de los cielos, como una madre que se inclina sobre una cuna para rescatar a su hijo que, abandonado a si mismo, se perdería. Se inclina, -como una madre-, pone el ser humano bajo su regazo y le da la salvación.
Que al contemplar el pesebre, al ver a la Santísima Virgen delante del indefenso niño Jesús, podamos ver lo que Dios ha hecho por todos nosotros, cuando, en Su infinita misericordia, vino a arrancarnos de la condenación a la muerte y a traernos la alegría del Cielo.
En este tiempo de Navidad, no tenemos el derecho de hablar de soledad.
Emmanuel, Dios esta con nosotros, Aquel que nos amó de forma perfecta está con nosotros. “Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza” (Sal 23, 4). Por eso, solo por eso, la Navidad puede ser feliz. Si nos olvidamos de Jesús, esta fiesta no va ser nada más que un evento social. Pero, si estamos con Él, podemos decir, de corazón y de verdad:
¡Feliz y Santa Navidad!
Padre Paulo Ricardo
(Sacerdote de la Arquidiocese de Cuiabá – MT)
fuente Portal Canción Nueva en español
(Sacerdote de la Arquidiocese de Cuiabá – MT)
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