Generalmente, caminamos muy bien en el camino trazado por el Señor hasta que surge la enfermedad. En ese momento, nuestras emociones hablan más alto; surgen todos los tipos de preocupaciones, inseguridades y ansiedades. En esas situaciones, debemos manifestar nuestra fe y confianza en Dios, que siempre nos acompaña y nunca nos abandona. Es el momento de pasar por el valle oscuro, pero sabiendo que existe un pastor a nuestro lado, y Él nos ama y cuida de nosotros.
Confía en Dios y en aquello que Él tiene para ti. Aún sin entender el porque de las dificultades que esta pasando, acéptalas, porque Dios esta contigo en todos estos momentos.
“¿Si recibimos de Dios los bienes, no deberíamos recibir también los males?”
Jo 2,10
Debemos estar firmes en Dios; ser hombre o mujer de fibra, combatiente que enfrenta todas las dificultades que puedan surgir. El sufrimiento nos da temperamento de guerreros.
Jo 2,10
Debemos estar firmes en Dios; ser hombre o mujer de fibra, combatiente que enfrenta todas las dificultades que puedan surgir. El sufrimiento nos da temperamento de guerreros.
Dios es Padre y cuida de nosotros en todos los momentos, por eso no debemos desesperarnos. Él sabe de nuestras necesidades, de nuestros miedos y de todo lo que aflige nuestro corazón.
Cuando te entregas a la tristeza y a la desesperación, deja de creer en Dios. Esto es, dejar de dar “crédito” a Él para dar “crédito” a dificultad que esta enfrentando. Dejas de confiar en Dios y pasas a confiar en la situación que estas viviendo. Es exactamente eso que el enemigo quiere: que no creamos en el Señor y nos entreguemos a la tristeza, hasta que llegar a la desesperación y la depresión.
El objetivo del demonio es que nos involucremos con la tristeza, y que se convierta en un problema, hasta hacer que no aguantemos más.
Un combatiente no “pierde la cabeza”.
Él mantiene la sonrisa aún en la tribulación, porque sabe que tiene Dios a su favor.
Él mantiene la sonrisa aún en la tribulación, porque sabe que tiene Dios a su favor.
Que el Señor pueda pasar por nuestra vida y tomar nuestra sonrisa. Él nos hizo para la felicidad, dibujo un plan de amor para nosotros. Es su derecho tomar en nosotros estos frutos, y nosotros somos los responsables por producirlos.
“Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia” (Mt 5,5). San Francisco siempre decía: “Donde la pobreza se suma a la alegría no hay codicia ni avaricia. Él consideraba el dinero como el “estiércol del diablo”. Antes de su conversión, fue un joven muy rico, porque no tuvo la alegría verdadera, que solo encuentra en Dios.
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
fuente Canción Nueva
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