Tú puedes ser conducido por el Espíritu Santo
Fuerza es “dynamos” en griego; y dynamos para nosotros es dínamo. Dínamo quiere decir generador de energía, de fuerza.
El Espíritu Santo está en nosotros como una dínamo, y podemos recurrir a Él para buscar energía, fuerza y poder. Mira lo que los dínamos hacen: mediante ellos, las grandes grúas levantan toneladas y toneladas de objetos.
Si los cristianos supieran que el poder de Jesús está a su alcance, podrían transformar, sanar, liberar a las personas del vicio, transformar familias, estructuras y sociedades.
Tenemos la energía más poderosa del mundo, pero no lo usamos. Por eso, el Señor quiere que la renovación sea más y más transformada por el Espíritu Santo.
Recibimos al Espíritu Santo en nuestro bautismo, pero necesitamos ser más y más impregnados por Él, para salir del comodismo y ser testigos del Señor. Es necesario llevar al mundo el maravilloso poder de Dios, el poder más impresionante que la Tierra haya visto, el poder de Jesús puesto a disposición de los cristianos y la Iglesia.
Una vez, un sacerdote viajaba al lado de un pastor. Comenzaron a conversar sobre la figura de María. Entonces, el sacerdote, con mucha unción, comenzó a dar testimonio de las maravillas que Dios realizó con María y de cómo ella se había dejado bañar, impregnar, ungir, conducir por el Espíritu Santo en su vida y en sus actos. La conversación se fue volviendo cada vez más ferviente, y el sacerdote decía:
“Eso que pasó con María, pastor, Dios quiere que suceda con nosotros. Él quiere que seamos llenos del Espíritu Santo, como María, para que, así como ella trajo al mundo al Salvador, nosotros podamos gestar y dar a luz en el mundo al Salvador hoy, la salvación hoy”. Y el sacerdote concluyó así: “El mundo no conoce todavía lo que Dios puede hacer con un hombre lleno del Espíritu Santo, lo que el hombre lleno del Paráclito hará por este mundo; yo quiero ser este hombre. Sí, yo quiero ser este hombre lleno del Espíritu Santo, quiero ser como María”.
Y el pastor dijo: “Quiero ser como María, lleno del Espíritu Santo. Quiero dejarme llenar por el Espíritu de Dios, dejarme conducir por Él, permitir que Él me guíe en las acciones del día a día, buscar la instrucción y la sabiduría del Espíritu. Quiero ser hombre lleno de la gracia de Dios que el mundo aún no conoció”.
El sacerdote se entusiasmó, y los dos decían: “Yo soy el que quiere ser ese hombre lleno del Espíritu Santo, quiero ser conducido por Él”. Y todo el mundo se admiraba con la batalla espiritual que se trababa entre ellos. Pero ellos no estaban discutiendo, estaban compitiendo, porque los dos querían ser aquel hombre lleno del Espíritu Santo.
¿Y tú? ¿No quieres también? ¡Es tu momento!
El Dios vivo y verdadero necesita de sus testigos. Nosotros ya fuimos testigos muy débiles del Señor, y Él, ahora, necesita de una verdadera defensa, porque el mundo no vio todavía lo que Dios puede hacer con el hombre, con la mujer llenos del Espíritu Santo.
Tú puedes ser conducido por el Espíritu Santo, guiado por Él, orientado pasa a paso por Él, experimentar el poder de Dios actuando en ti. Tu cuerpo va a ser como el instrumento que el Espíritu Santo toca, y esa melodía todo el mundo la escuchará.
Oración
¡Ven Espíritu Santo!
Jesús, quiero ser como María, lleno del Espíritu Santo.
Quiero experimentar el poder de Dios actuando en mí.
Quiero ser esa persona llena del Espíritu que el mundo todavía no conoció.
Heme aquí Jesús, reviendo mi vida y dándome cuenta que hasta ahora no hice nada.
Yo quiero, Señor, que tu Espíritu toque en mi la melodía que el mundo necesita escuchar.
Divino Espíritu de Dios, en ti busco la gracia, la fuerza y el poder.
Ven a ser el generador de energía, de fuerza que los hermanos necesitan ver en mi vida. ¡Amén!
Jesús, quiero ser como María, lleno del Espíritu Santo.
Quiero experimentar el poder de Dios actuando en mí.
Quiero ser esa persona llena del Espíritu que el mundo todavía no conoció.
Heme aquí Jesús, reviendo mi vida y dándome cuenta que hasta ahora no hice nada.
Yo quiero, Señor, que tu Espíritu toque en mi la melodía que el mundo necesita escuchar.
Divino Espíritu de Dios, en ti busco la gracia, la fuerza y el poder.
Ven a ser el generador de energía, de fuerza que los hermanos necesitan ver en mi vida. ¡Amén!
Monseñor Jonas Abib
Fragmento del libro “La sabiduría está en el aire” -
SI, ESTE ES MI ANHELO!!!!!
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