Bendito seas, Dios y Señor nuestro cada día,
en todo tiempo y en todo lugar.
Tú que llevas nuestras cargas y eres nuestra salvación:
¡Danos la lluvia de gracia copiosa,
lluvia de misericordia que alivia la tierra extenuada de nuestros corazones!
Nos entregamos y ofrecemos a Vos,
Padre de todo Consuelo,
¡haz tu obra!
Santifícanos en el Nombre Santo de Tu Hijo.
Amén.
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