Adaptación prédica P. Roger Luis
Campamento "Quién como Dios!"
El
Evangelio de hoy nos presenta una importante decisión tomada por Jesús antes de
comenzar a enseñar a una multitud.
El
tenía dos opciones, había junto al lago dos barcas para escoger, y eligió la
barca de Pedro. Haciendo eso, es como si dijese que había escogido a Pedro para
recibir la fuerza de Su Palabra y que a partir de ése momento, él sería canal
para hablar a las multitudes.
Personalmente
confieso que nunca tuve intención de estar al frente de una misión en
particular, pero luego de mi ordenación, recibí una llamada del padre Jonas
Abib diciendo que desde aquel día asumiría la Santa Misa del Club de
Evangelización.
En
aquel momento, me fortaleció el lema de mi ordenación diaconal: “Por la fuerza
de Tus palabras, yo lanzaré mis redes” Lc 5,5
Volviendo
a Pedro, a la primera red que Pedro lanzó, a su primera predicación, el libro
de los Hechos de los Apóstoles nos dice que fueron más de tres mil las conversiones.
En aquella época, las mujeres no eran contadas, siendo así, con seguridad ése
número fue mucho mayor. ¡Y todo eso fue realizado por aquel que antes era un
simple pescador sin jamás haber tenido tales pretensiones!
El
campamento “¡Quién como Dios!” está marcado por el llamado del Señor a ir a
aguas más profundas.
Es
éste el motivo por el cual el apóstol Pablo pide que salgamos de la infancia
espiritual.
Nosotros,
por el contrario, en lugar de procurar ésas aguas, un gran parte del tiempo
dejamos de seguir a Jesucristo para seguir hombres.
Nos
engañamos hallando que estamos siguiendo profetas buscando, en el fondo,
aquello que nos interesa.
Como
pueblo cristiano es necesario que tengamos consciencia del plano sobrenatural
en el que nos movemos, porque es eso lo que Dios espera de nosotros.
Necesitamos
comprender además, así como San Miguel Arcángel, el señorío de Dios sobre todas
las cosas.
Por
comprenderlo él fue cubierto con la gracia divina y por intermedio de ella fue
capaz de desterrar a Lucifer de los cielos.
El
cuarto Concilio de Letrán nos dice que el diablo y los otros demonios fueron
creados por Dios y en su origen, todos eran buenos. O sea, nuestra Iglesia
declara la existencia del mal y del ángel caído. Por eso te pregunto: ¿con
quien te quedarás?
¿Caminarás
con la Iglesia o seguirás detrás de simples hombres?
Aún
existiendo una fuerza maligna y soldados del mal listos para tentarnos, nosotros
no tememos porque nuestra victoria ya fue garantizada en la cruz. No olvidemos
que Dios creó todas las cosas para que vivan en armonía perfecta.
El
diablo quiere hacernos creer que las cosas que él nos ofrece son buenas. Así,
como un mono imita al ser humano, Satanás quiere imitar a Dios, pues sabe que
jamás podrá igualar al Señor.
Existe
un combate invisible en nosotros, como creación de Dios, somos parte Él. No
podemos escondernos o fingir que nada está sucediendo, porque todo eso es mucho
más grande que nosotros. Dios nos creó para el cielo, pero existe un enemigo
que desea desviarnos del camino recto y llevarnos para el infierno.
Traducido
por Miguel Yunges sobre una adaptación de Gustavo Souza.
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