martes, 6 de junio de 2017

Los sacramentos

Como ejemplo por excelencia, citemos a la Divina Liturgia, en donde un simple pedacito de pan y un poco de vino se transforman en el verdadero Cuerpo y la verdadera Sangre de Cristo, sin perder sus particularidades esenciales.

Son actos santificados, por cuyo medio una cierta parte del mundo material bebe de la Gracia Divina y, sin perder su composición, estructura o características, constituye un medio santificante para el hombre, portador de las energías del Espíritu Santo. Y, como ejemplo por excelencia, citemos la Divina Liturgia, en donde un simple pedacito de pan y un poco de vino se transforman en el verdadero Cuerpo y la verdadera Sangre de Cristo, sin perder sus particularidades esenciales.

Quienes comulgan ven pan y vino, sienten el gusto del pan y del vino, aunque en realidad se trata del Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor. Y, de acuerdo al estado espiritual de quienes comulgan, este sacramento se vuelve alimento para el alma, medicamento de inmortalidad, fuente de vida espiritual... o fuego implacable. Esto sucede con todos los sacramentos.

(Traducido de: Arhimandrit Epifanie I. Teodoropulos, Crâmpeie de viaţă, Editura Evanghelismos, Bucureşti, 2003, p. 134)

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