“Luchas, no para librarte de esa guerra, porque nunca llega a su fin. Luchas, para participar siempre de la victoria”.
Se engaña quien se cree limpio de toda pasión. (Solamente los santos llegan a purificarse con la Gracia de Dios, después de grandes esfuerzos). Ignorante y ciego, falto de la luz de una vida espiritual, el hombre desconoce su enfermedad. Si, con todo, desea vivir en el Señor, las pasiones se le mostrarán con la forma de tentaciones. Y es que los demonios nos tientan con nuestras mismas pasiones.
Luchando en contra de nuestros vicios, comenzamos una vida nueva y también luchando es que la terminamos. Sólo el Señor sabe si el hombre logrará purificarse de sus pasiones, porque, de todas formas, seguirá enfrentando las tentaciones de los demonios. ¡Tienes que luchar hasta tu último aliento! “Luchas, no para librarte de esa guerra, porque nunca llega a su fin. Luchas, para participar siempre de la victoria”.
Lucha permanentemente en contra de los malos pensamientos, tus apetitos y vicios, para poder escapar de ellos.
(Traducido de: Jean-Claude Larchet, Ţine candela inimii aprinsă. Învăţătura Părintelui Serghie, p. 69-70) Fuente Doxologia
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