martes, 12 de septiembre de 2017

La mente que vive en el Señor

La mente que tiene en su interior a Dios y menciona Su Nombre constantemente, termina deificándose.


No podremos alcanzar la salvación, si antes no transformamos nuestra mente y la renovamos, por medio de la obra maravillosa del poder de Dios. Así, nuestra mente se deifica, es decir, se hace pura y santa. En verdad, la mente que tiene en su interior a Dios y menciona Su Nombre constantemente, termina deificándose. Al saber que Él está en nosotros y nosotros en Él, nos movemos en el Señor cual peces en el agua. Él está en todas partes y por eso es que “flotamos” en Él. Pero, una vez salimos de Él, morimos espiritualmente. San Juan de Kronstadt decía: “¡Si no oficio la Divina Liturgia, muero!”

(Traducido de: Stareţul Tadei de la Mănăstirea Vitovniţa, Pace şi bucurie în Duhul Sfânt, Editura Predania, p. 133) - Fuente. Doxologia

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