XXIII Domingo del tiempo Ordinario
Dios nos creó por amor, y desea que sus hijos se amen recíprocamente con el mismo amor. El Señor nos ama, nos guía y nos disciplina porque somos “ovejas de su prado” (Salmo 95(94), 7).
Del mismo modo, Jesús desea que, cuando corrijamos a nuestros hermanos, lo hagamos con la misma ternura y comprensión, a fin de lograr su arrepentimiento y cambio de conducta. A veces esto significa decir cosas difíciles, pero necesarias para proteger su relación con Dios y si bien es cierto que a veces nos cuesta hacerlo, la deuda de amor que tenemos los unos con los otros en Cristo nos impulsa a actuar.
Ahora, la clave es actuar con el amor de Cristo; de otro modo, corremos el riesgo de corregir a los demás creyéndonos rectos, justos o superiores. No es difícil darse cuenta de que la corrección en esos términos sólo produce rechazo y vergüenza.
Esto es lo mismo que los padres de familia hacen normalmente: aconsejar y corregir a sus hijos, para ayudarles a madurar y ser personas de bien. Esto es parte del amor paterno. Todos debemos saber que la motivación de los padres al corregir a sus hijos debe ser llevarlos a una vida cristiana madura, para que sepan recibir su herencia completa y todos sus derechos de hijos de Dios.
El Señor nos creó a todos para que vivamos como hijos suyos en su gran familia que es la Iglesia, todos unidos a él y en armonía con los demás, amándonos y sirviéndonos como él lo hizo. En la familia, quienes corrigen son los padres; en la iglesia quienes corrigen son principalmente los responsables de la congregación: el párroco u otro sacerdote. Y está bien que así sea, porque ellos representan al Señor y tienen la misión de cuidar el rebaño y aceptar el arrepentimiento de los pecadores. Pidamos hoy en la oración la gracia de servirnos los unos a los otros con amor, sabiendo que el servicio desinteresado resulta grato a los ojos de nuestro Padre celestial.
“Creador y Padre nuestro, enséñanos a amarnos los unos a los otros con la misma generosidad y comprensión con que tú nos amas.”Ezequiel 33, 7-9
Salmo 95(94), 1-2. 6-9
Romanos 13, 8-10
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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