El dolor no es una venganza de Dios para con el hombre.
El dolor es el resultado de la desobediencia del primer hombre, misma que tendría como consecuencia su expulsión del Paraíso. El hombre fue creado inmortal, sano, ajeno al dolor, la corrupción y el sufrimiento, pero al haber infringido el primer mandamiento de Dios —y como consecuencia de su desobediencia y de haber utilizado equivocadamente la libertad de la que gozaba—, el dolor apareció en su vida.
El dolor no es una venganza de Dios para con el hombre, porque Dios jamás nos castiga. Él solamente realiza el bien. El dolor es una consecuencia normal de la transgresión del primer hombre, y tenía la función de ayudar al hombre a reponerse, espabilar, hacerse humilde y recobrar, poco a poco, el Paraíso perdido.
Pero ya que el hombre, a pesar de sus profundos dolores, sus aflicciones y tribulaciones, no se hizo lo suficientemente humilde, el mismo Dios tuvo que humillarse a Sí mismo y, por medio de Su dolor, sanar el nuestro, con Su sacrificio en la Cruz, al crucificar nuestro dolor y nuestras debilidades.
fuente Doxologia
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