Esto lo escribió un sacerdote jesuita, a comienzos de siglo XX, y no ha perdido claridad ni urgencia, pues aun son muchos los que consideran la oración algo puramente espiritual....
"Devolvamos al cuerpo el honor de proporcionar un primer y sólido peldaño en nuestra ascensión espiritual. La Iglesia está llena de gente estupenda que se pasa una parte de la vida tratando de llegar a orar sin lograrlo. ¿No será que hacen demasiado el ángel, o sea, que cuentan demasiado con los solos recursos del espíritu? ¿Y el cuerpo?, ¿qué hacen con él? Abandonado a sí mismo, ¿qué otra cosa podría hacer sino dormir o molestar? Y sin embargo, ese grosero y maleducado, con su misma ingenuidad nos podría haber enseñado muchas cosas. Para evitar las coces del hermano asno (como llamaba Francisco de Asís al cuerpo), ¿no se les ha ocurrido nunca pensar que también podrían montarse sobre él? ¡Le encanta ofrecer amistad en cuanto nota que estamos bien montados! Sí, el cuerpo puede rezar".
Víctor Poucel
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