Con Jesús por la mañana.
“Los agricultores, gente sobria, y correcta... menos conocida que la escuadra de trabajadores de la industria, pero no menos laboriosa y tenaz, y con problemas ahora más urgentes e inaplazables… la gente del campo está más cerca de Dios, lo siente presente a su alrededor junto a sus familiares y en sus trabajos, en el silencio del alba de cada día, cuando el arduo trabajo anuncia un día lleno de fatigas" (Pablo VI). Busca a Dios en las cosas sencillas, el amanecer, el canto de un pájaro, los aromas, los encuentros. Ofrece tu día por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde.
“En aquella ocasión dijo: Te alabo Padre, Señor de Cielo y Tierra, porque ocultando estas cosas a los sabios y entendidos, se las diste a conocer a la gente sencilla” (Lc 10, 21). ¿Eres modesto en el trato con los hermanos? ¿Habitúas a pedir permiso, decir por favor y agradecer? ¿Valoras lo que cada uno puede dar o actúas con exigencia e impaciencia? Repite al ritmo de tu respiración: “Señor, dame a saborear la sencillez de corazón”, mientras continúas poniendo en práctica el propósito del día.
Con Jesús por la noche.
Ser más consciente. ¿Crees que vas creciendo interiormente? ¿Sientes que aumenta tu esperanza, tu amor y caridad? ¿Qué te llena la vida de plenitud? Entrega esta noche a tu Padre del cielo tus preocupaciones.
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