Con Jesús por la mañana.
“Cuando una comunidad o una familia se abre al pueblo pobre con sus verdaderos problemas y necesidades, se deja entrar dentro una realidad dura, pero también salvadora. El pueblo no es solo carencia y necesidad; es también dignidad, justicia y fortaleza de vida" (B. González Buelta sj). El amor es acercarse a los que menos tienen, para “amar y compartir” y no sólo para “dar cosas”. Acércate a una persona que necesite de ayuda, habla con ella, escúchala. ¡Interésate por su vida! Ofrece lo que vivas por la intención del Papa para este mes.
Con Jesús por la tarde.
“Jesús le dijo: ¿Quién de los tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los asaltantes? Contestó: El que lo trató con misericordia. Y Jesús le dijo: ve y haz tú lo mismo” (Lc 10, 36-37). La misericordia ha de marcar tus actitudes con tus hermanos. ¿Ayudas a quien te lo pide? ¿Estás atento a las necesidades de los cercanos? Repite al ritmo de tu respiración: “Señor, dame la gracia de actuar siempre con misericordia”. Ten presente el propósito del día.
Con Jesús por la noche.
Explorar tu interioridad. Agradece el día que termina. ¿Qué sentimientos estuvieron presentes durante el día? ¿Qué temores tienes? ¿Cuáles son las situaciones que te hacen feliz? ¿Cuidas de aquello que te hace feliz?
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