Señor Jesucristo, en tu amor y misericordia, derrama Tu Preciosa Sangre sobre nosotros para que ningún demonio o espíritu incorpóreo pueda tomar represalias contra nosotros.
María, rodéanos con tu manto, impidiendo que cualquier espíritu vengador tenga autoridad sobre nosotros.
San Miguel, rodéanos con tu escudo, para que ningún espíritu maligno pueda vengarse de nosotros. Reina del Cielo y San Miguel, envía las legiones de ángeles bajo tu mando para luchar contra cualquier espíritu que busque hacernos daño.
Todos ustedes, santos del cielo, impidan que cualquier espíritu vengador nos influya. Señor, Tú eres el Juez Justo, el vengador de los malvados, el Abogado de los Justos, rogamos en Tu misericordia, que todo lo que pedimos a María, a los ángeles y a los santos del cielo también sea concedido a todos nuestros seres queridos, a todas nuestras posesiones, a aquellos que oran por nosotros y sus seres queridos, para que por amor a Tu Gloria, podamos disfrutar de Tu perfecta protección.
Amén.
(adaptado de Chadd, Laity, p. 37)
No hay comentarios:
Publicar un comentario