lunes, 25 de abril de 2016

Experiencia de Avivamiento - Día 30

Comencemos nuestra experiencia...
+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
Envía, Señor Tu Espíritu,
todo será creado y renovarás la faz de la tierra.

Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
haz que apreciemos rectamente todas las cosas,
según Tu Santo Espíritu
y gocemos de Sus consuelos,
Por Cristo Nuestro Señor.
¡Amén!

Te pedimos, Señor, que esta Palabra se vuelva viva y eficaz
en nuestra vida y no vuelva a Tí, Señor sin producir en nosotros el efecto esperado.

Salmo 73, 25
"¿A quién sino a ti tengo yo en el cielo?
Si estoy contigo, no deseo nada en la tierra.".
El salmista expresa en esta oración cuán rendido su corazón se encuentra a Dios y, principalmente, demuestra la confianza en el poder y en la acción del Señor. Revela que nuestro único bien necesario es Dios Todopoderoso. Vale la pena averiguar qué espacio y grado de importancia el Señor ocupa en nuestra vida.

Hoy es un día importante porque necesitamos asumir esta verdad: Dios está a nuestro lado, a nuestro favor en el Cielo, no es indiferente, está atento a todo lo que vivimos, escucha nuestra oración, nuestro lamento y nuestro clamor. Al asumir eso, le damos espacio para hacer una gran obra en nuestra vida, y esto se vuelve imprescindible. La gran invitación es el de adorar solamente a Dios y tener la plena consciencia de que existe un único y verdadero Señor, y sólo a Él prestaremos culto: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El es accesible y acoge nuestra adoración.
Dios quiere hacer de cada uno de nosotros hombres y  mujeres adoradores.
Quien no adora no va a aguantar este tiempo de prueba que vivimos, en que todo es muy fácil y accesible, en que el pecado es naturalizado y Dios ridiculizado. Tal vez vos y yo tengamos tiempo para hacer muchas cosas durante el día y no ofrecemos ningún espacio para adorar al Señor Dios.
Permitamos que este deseo de Dios crezca en nuestros corazones y que el Espíritu Santo nos lleve a desearlo por encima de todo y de todos. Es el camino que necesitamos recorrer, vivir, buscar y en el perseverar.
Adorar todos los días, colocar a Dios en primer lugar y hacer la sublime experiencia de no desear a nadie más sobre la tierra más allá de Él. Esto nos hará caminar en una libertad muy grande, en felicidad plena, en una experiencia extraordinaria de gracia del Señor.
Somos invitados por Dios a abrirnos a esta gracia y de ella tomar todos los frutos y bendiciones.
Que Dios sea el Todo en nuestra vida, que a El direccionemos todos nuestros afectos y nuestro amor.

Mortificación
Dale un tiempo de tu día a la adoración de Jesús rindiéndote totalmente a Él.

Oración de clamor
Mi Señor y mi Dios, quiero, cada día más, creer que te tengo a Tí de mi lado, y que me sustentas en todos los momentos para no perderme. Tengo Tu presencia conmigo y sé que Te levantas en mi favor, en mi defensa. Quiero apasionarme por Ti otra vez y no quiero que nadie ocupe Tu lugar en mi vida.
Confieso que, en muchos momentos, dejé de desear y adoré falsos dioses y a mi mismo.
La tentación de la idolatría es constante, pero hoy quiero asumir que solo te tengo a Ti, no hay otro.
Quiero adorarte con toda intensidad desde mi corazón, y si todavía existe un espacio en él ocupado por falsos dioses, quiero hoy renunciar para que sea ocupado solamente por Tí, Señor.
Te pido, Espíritu Santo de Dios, que coloques en mi corazón el deseo de adorarte.
Quiero postrarme todos los días en rendición y adoración, quiero vivir para Ti, no permitas que me pierda en los quehaceres y me aparte. 
Sé que la adoración es lo que me hará resistir en los días malos y me ayudará a permanecer fiel hasta el fin. Pues Tu Palabra atestigua que aquel que persevera hasta el fin será salvo. 
Despiértame, Señor, para la adoración  y para colocarte encima de todo y de todos, y que mi mayor decisión y opción sea por Tí.
Sé que hasta el deseo de adorarte viene de Ti, cámbiame, quiero volver al primitivo fervor, a aquel tiempo en que yo sólo tenía ojos para Ti, que buscaba con intensidad, no imponía condiciones, estaba totalmente rendido a Ti.
Sólo Tú, Señor y Dios, eres el Señor que puede hacerme experimentar esta disposición nuevamente.
Te alabo, te adoro, glorifico, exalto, mi Señor y mi todo,
mi esperanza,
mi refugio,
mi torre fuerte.
Quiero decirte que mi corazón se rinde en adoración.
No tengo otro bien más allá de Ti, no hay nada ni nadie que quiera más.
Adorado seas, mi Señor y mi Dios.
Recibe mi alabanza, mi adoración, mi rendición.
Sé adorado y glorificado hoy y siempre.
Amén.
Aleluia!
Gloria a Dios!

Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.

Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.


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