miércoles, 25 de enero de 2017

Evangelio según San Marcos 16,15-18. 
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación." El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán". 

RESONAR DE LA PALABRA
Carlos Latorre, cmf
Queridos amigos:
En medio de la agitación que sigue a su arresto, Pablo logra hablar con el oficial romano y demostrar que él no es un cabecilla revoltoso contra el Emperador, sino un respetable ciudadano romano nacido en Tarso.
En su discurso Pablo deja claro que su misión y envío a las naciones  lo ha recibido del mismo Jesús después de su conversión en el camino de Damasco. Y esta conversión sucedió cuando se encontró cara a cara con Jesús resucitado. El diálogo de Pablo con Jesús es realmente emocionante. Aquí nace de verdad un nuevo apóstol: ¿Qué debo hacer, Señor?
En el texto del evangelio de Marcos se acentúa la incredulidad y la misión de los discípulos. Cristo resucitado libera a los suyos de su ceguera dándoles el encargo de abrir los ojos a los demás. Nos sorprende la confianza tan grande de Jesús en aquellos hombres que Él había elegido, pero que seguían llenos de dudas. Su palabra será fecunda porque es el mismo Jesús el que habla por su boca.
Todo cristiano, también nosotros hoy día, somos enviados a proclamar la buena noticia de la resurrección del Señor y a sembrar el mensaje de Jesús en  nuestra familia, nuestros ambientes, nuestras comunidades. La Palabra de Dios es vida y cuando se comparte, es fuente de alegría para quien la escucha con corazón abierto.
San Pablo no sólo es ejemplo de un cambio radical de vida y sentimientos, sino también de perseverancia y fortaleza en el camino emprendido. ¡Cuántos sufrimientos le esperan en su entrega a la evangelización. En una de sus cartas escribe: “tres veces me azotaron con varas, una vez me apedrearon; tres veces naufragué y pasé un día y una noche en alta mar.
Cuántos viajes, con peligros de ríos, peligros de asaltantes, peligros de parte de mis compatriotas, peligros de parte de los extranjeros, peligros en ciudades, peligros en descampado, peligros en el mar, peligros por falsos hermanos. Con fatiga y angustia, sin dormir muchas noches, con hambre y con sed, en frecuentes ayunos, con frío y sin ropa.
Y además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí la carga cotidiana, la preocupación por todas las Iglesias” (2 Cor 11, 25-28). ¡Qué grande fue este apóstol de Jesús!
¿Qué significa Pablo en la vida y propagación del cristianismo?  San Pablo llevó el mensaje de Jesús hasta los confines del mundo entonces conocido. Él nunca se cansó de predicar, ni siquiera cuando estuvo preso en la cárcel de Roma. ¿Qué nos enseña a los cristianos de hoy este hombre que decía: “Para mi la vida es Cristo” y, “Ay de mi si no anuncio el evangelio?
En estos tiempos modernos San Pablo estaría metido de lleno en el internet y en los medios de comunicación difundiendo el mensaje de Jesús a manos llenas.
Hoy culmina el Octavario de Oración por la unión de los cristianos que comenzó el pasado 18 de enero. Es una gracia tan grande que sólo la oración humilde de los cristianos puede llegar a conseguir ese don: la unidad en la fe y en el amor de todos los que creemos en Jesús. Miremos cómo actúa el Papa Francisco cuando visita, acoge, reza con toda clase de cristianos y miembros de otras religiones. Y a todos pide que recen por él. Y a los que se consideran sin religión, les dice con toda sencillez “si no pueden rezar por mí, tírenme buenas ondas”, como decimos nosotros en Argentina, es decir, deséenme el bien.
Tu hermano en la fe
Carlos Latorre
Misionero claretiano
fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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