viernes, 20 de enero de 2017

Meditación: Marcos 3, 13-19


San Fabián

Un matrimonio decidió adoptar un hijo. La agencia les presentó un álbum lleno de fotos de los bebés que esperaban ser adoptados y les pidió elegir a uno de ellos. Cuando los ojos de la mujer se posaron sobre una niña en particular, ella supo en su corazón que esta era la criaturita que Dios había elegido para su familia.

Unos años más tarde, al enterarse de este suceso que le contaban sus padres adoptivos, la hija se sintió abrumada: su madre natural la había protegido hasta darla a luz; sus padres adoptivos la habían escogido entre muchos otros bebés. ¡Y ahora, aquí estaba ella, una chica viva, sana y muy amada!

Hoy, el Evangelio nos relata cómo fue que Jesús escogió a sus Doce Apóstoles. De todos los cientos o miles de seguidores que tenía el Señor, estos fueron los hombres que él escogió como discípulos preferidos. ¿Quién habría pensado que Jesús escogería a personas de tan distintas condiciones para que fuesen sus amigos íntimos? A medida que los apóstoles pasaron más tiempo con Jesús, lo fueron conociendo mejor y entendiendo su identidad.

Jesús llamó a los doce apóstoles y nos llama a nosotros también. Cualesquiera sean nuestras ocupaciones, educación o afiliación política, Jesús quiere enviarnos a predicar el Evangelio de la salvación y llevar el mensaje del amor y la misericordia a todos. Esta fue la misma autoridad que él delegó en sus apóstoles y, cuando ellos fueron ungidos por el Espíritu Santo, pudieron proclamar el Evangelio con claridad y autenticidad.

¿Quieres tú ser discípulo de Cristo? La verdad de tu respuesta dependerá del tiempo y la energía que dediques a conocer y obedecer al Señor haciendo oración y estudiando su Palabra. En efecto, si pasas tiempo en la presencia de Dios y ayudas a quienes tienen problemas, incluidos los pobres y los necesitados, crecerás en el entendimiento del amor de Dios y de la misión que él nos encarga a todos los fieles de ser embajadores de Cristo en la tierra. Con la iluminación que él nos concede para predicar la buena nueva y demostrar el amor de Dios a los demás, seremos buenos testigos del amor y la resurrección de Cristo.
“Padre eterno, con los apóstoles compartimos una herencia común de unidad por medio de la fe en Jesucristo, tu Hijo amado. Permite que también seamos compañeros suyos y colaboradores en la propagación del Evangelio.”
Hebreos 8, 6-13
Salmo 85(84), 8. 10-14

fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros

No hay comentarios:

Publicar un comentario