martes, 24 de enero de 2017

Meditación: Marcos 3, 31-35


San Francisco de Sales

Durante su ministerio público e incluso después de su muerte acusaron a Jesús de estar insano o poseído por un demonio y que actuaba por el poder de Satanás. Pero las declaraciones del Señor desmienten tales acusaciones y contienen además una enseñanza positiva en la que afirma que los cristianos fieles forman parte de la familia de Dios. ¿No nos sentimos todos reanimados cuando leemos o escuchamos las palabras de Jesús?

En cuanto a la mención de los hermanos de Jesús, algunos se preguntan si esto cuestiona en algo la creencia católica en la virginidad perpetua de la Virgen María. El Catecismo de la Iglesia Católica da la respuesta a tal pregunta:

“La liturgia de la Iglesia celebra a María como la Aeiparthénon, es decir, la ‘Siempre virgen’. A esto se objeta a veces que la Escritura menciona a hermanos y hermanas de Jesús. La Iglesia siempre ha entendido estos pasajes como no referidos a otros hijos de la Virgen María. En efecto, Santiago y José ‘hermanos de Jesús’ (Mateo 13, 55) son los hijos de una María discípula de Cristo que se designa de manera significativa como ‘la otra María’ (Mateo 28, 1). Se trata de parientes próximos de Jesús, según una expresión conocida del Antiguo Testamento.” (CIC 499-500).

Es importante entender bien la respuesta de Jesús respecto a su madre y sus parientes. Él dijo que todo el que hiciera la voluntad de Dios era su hermano, su hermana y su madre, pero sería un error considerar esta respuesta como un menosprecio principalmente a María, porque ella fue sin duda la discípula modelo, como lo señalaron los Padres del Concilio Vaticano II:

“A lo largo de su predicación acogió las palabras con que su Hijo, exaltando el reino por encima de las condiciones y lazos de la carne y de la sangre, proclamó bienaventurados a los que escuchan y guardan la Palabra de Dios (Marcos 3, 35), como ella lo hacía fielmente (Lucas 2, 19. 51). Así avanzó también la Santísima Virgen en la peregrinación de la fe, y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz, junto a la cual, no sin designio divino, se mantuvo erguida” (Lumen Gentium 58)
“Padre eterno, queremos hacer tu voluntad y ser miembros fieles de tu gran familia. Concédenos, Señor, imitar las virtudes de la Virgen María, modelo del discipulado, que fue absolutamente fiel a escuchar y guardar tu palabra.”
Hebreos 10, 1-10
Salmo 40(39), 2. 4. 7-8. 10-11

fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros

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