viernes, 9 de diciembre de 2011

De Corazón a Corazón





Carta del párroco,
Pbro. Mariano Marracino
Viernes de Adoración - Diciembre 2011


Queridos hermanos:


Decía el Beato Juan Pablo II:
“quién diga que no tiene tiempo para Dios, lo que le falta no es tiempo,
sino amor…”
La calidad del verdadero corazón cristiano se entiende siempre a la luz del silencio de
la oración; pues, nuestra obra de fe debe nacer, vivir y morir en la oración. Ella es la fuente de donde mana nuestra vida y sin ella carece de sentido todo nuestro trabajo, nuestros sacrificios y nuestras iniciativas.
Es de la oración más profunda y sincera donde se recogen los frutos más dulces de la Iglesia. Esta Iglesia que necesita ser misionera, anunciadora de una Verdad que no le pertenece, pero que la realiza.
Es por ello que, si su palabra y su predicación no brotan del silencio de la oración, corre el peligro de no llevar la verdad al hombre de hoy, sino vaciar su significado de salvación y misericordia.
Este momento de oración frente a Jesús presente en el sacramento de la Unidad es un testimonio de comunión ante el mundo. Él mismo nos invita a dejar nuestras ocupaciones que creemos “urgentes”
para descansar un momento en su pecho, escuchando el ritmo de su corazón bondadoso.
Qué bueno y cuánto gozo hay en poder tener un día de oración, de contemplación silenciosa del Misterio. Esta intimidad con Dios nos introduce en nuestra propia intimidad, nos ayuda a conocerlo y conocernos, nos devuelve esa esperanza que nos hace libres y nos ayuda a enfrentar la vida cotidiana con otro espíritu.
Mi deseo también es que estos viernes de oración sean el espacio necesario para responder a su llamada: “vengan a mí los que estén afligidos o agobiados, que yo los aliviaré”. Porque sólo Él puede calmar el corazón sediento, darle sentido al sacrificio y poner la verdadera alegría en nuestro interior.
Que la Navidad que se aproxima ilumine nuestras vidas y nuestras familias, para poder ver en el pesebre de Belén la riqueza de Dios, el amor hecho carne entre los hombres y la misericordia infinita del Padre que nunca abandona a sus hijos.
En el Señor Jesús, el Niño Santo…….


Pbro. Mariano Marracino

No hay comentarios:

Publicar un comentario