Cuando tenemos la coraje de dejar a Dios
transformar nuestro corazón,
todas las cosas van cambiando en nuestro entorno.
Todo empieza en el fondo del corazón, donde todo se hace y se deshace, especialmente cuando se trata de perdonar y dar perdón.
“No esta en nuestro corazón no poder sentir y olvidar la ofensa; pero el corazón que se entrega al Espíritu Santo que transforma la herida en compasión y purifica la memoria, transformando la ofensa en intercesión”
(CIC 2843).
¿Vamos hoy abrir nuestro corazón para Jesús y dejarlo entrar?
Que Jesús, nos pueda dar un nuevo corazón capaz de amar y perdonar.
¡Jesús, yo confío en ti!
Luzia Santiago
Cofundadora de la Comunidad Canción Nueva
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