miércoles, 5 de abril de 2017

Quitando pesos


En nuestras vidas y a lo largo de nuestra vida, existen situaciones, tiempos, experiencias, realidades que se convierten en una pesada carga, una pesada mochila difícil de soportar.
La vida de Job nos acerca la historia de alguien que, torturado por los sinsabores, llega al extremo de maldecir el día de su nacimiento:

«¡Maldito sea el día en que nací!
Maldita la noche en que anunciaron:
“¡Fue niño!”
 ¡Que borren del calendario ese día!

¡Que nadie se acuerde de él,
ni siquiera el Dios del cielo!

El tormento no da respiro a su corazón:
¿Por qué nos deja nacer Dios
si en la vida sólo vamos a sufrir?
¿Por qué deja seguir viviendo
a los que viven amargados?

Dolorosas experiencias como la de Job pueden acompañar la noche y el día de nuestro corazón, de nuestra mente, de nuestro espíritu. No se trata de pequeñas porciones de nuestro tiempo sino de una cadena de horas transformadas en días, meses y hasta años.

¿Haz procurado dormir con una mochila colgada sobre tus hombros?
¿Has encontrado descanso cuando el peso de la tribulación te gobierna?
¿Has tenido la experiencia de querer incorporarte cuando un terrible peso se cierne sobre tus espaldas?

Sin dudas una mochila pesada puede llegar incluso a encorvar el caminar del más robusto.
¿De qué esta llena tu mochila?
¿Qué conservas sobre tus espaldas y lo llevas incorporado como si se tratase del caparazón de una tortuga?

“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo os los haré descansar  nos dice el Señor y nos lo recuerda Mateo. (cfr. Mat 11,28)

Señor, en medio de mis tribulaciones,
Cuando el peso del dolor, del abandono y la soledad
dobla mi espalda y me sumerge en el abismo de la amargura
clamo Tu Auxilio y Tu Misericordia:
¡Ven con poder a Salvarme!
Dame vida, Vida Divina.
Vida Plena. Vida de Gracia.
Amén

Miguel Angel Yunges

Comunidad Piedras Vivas

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