miércoles, 10 de mayo de 2017

Meditación: Juan 12, 44-50


San Damián de Veuster

Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no siga en tinieblas. (Juan 12, 46)

Jesús nos dice: “Querido hermano mío, hermana mía, ¡ven a mí! ¡Entra en mi luz! Ven a mi luz para que veas el camino que debes recorrer para llegar a la salvación. Muchas veces tienes decisiones importantes que tomar, pero no tienes que tomar todas esas decisiones tú sólo y sin ninguna ayuda. Ven bajo mi luz, para ayudarte a encontrar el camino correcto. Permíteme mostrarte las esperanzas, los planes y los sueños que tengo para ti. Sé que muchas veces tú piensas: ‘¿Voy por el camino correcto? ¿Es esto lo que se supone que yo haga en mi vida?’ No te dejes abrumar por las preocupaciones, ven a mi luz y yo te ayudaré.

“Ven a mi luz para que disfrutes del calor de mi amor. Allá afuera, en la oscuridad, hace frío. Ven y recibe la calidez de mi amor. No dudes pensando si eres digno de venir, no hagas una lista de todas las cosas que tienes que resolver primero. Tu venida a mí no depende de lo bueno o malo que hayas hecho; depende de mi misericordia, y yo ya he hecho todo lo necesario para que tú vengas a mi lado. Ya soporté el dolor de la cruz, ya resucité de entre los muertos, y ya ascendí al cielo y derramé mi gracia en tu corazón. Así que ¡ven! Entra en mi luz y deja que mi amor brinde calor a tu corazón.

“Entra en mi luz, porque allí no podrá encontrarte ningún pecado. Mi luz es pura, sagrada y verdadera. Así que, ven a la luz y deja que tus pecados queden expuestos para poder limpiarte y purificarte completamente. Tú piensas: ‘¿Cómo puedo deshacerme de esto que me ha tenido atado durante tanto tiempo?’ Pero aún no has experimentado el alivio que sentirás al ver que los años de culpa y vergüenza se queman ante mi luz, para que tú puedas brillar en el mundo con una nueva mentalidad y un nuevo corazón. Así que, ¡ven y recibe mi luz purificadora!

“Si tienes formas de actuar que son contrarias a mi espíritu de honestidad, sencillez y humildad, créeme que si te entregas a mí de todo corazón, encontrarás una paz, libertad y felicidad muy superiores a lo que has conocido hasta ahora.”
“Amado Jesús, tú eres la luz del mundo, a ti quiero ir para que me llenes de tu luz y tu amor. Haz que tu luz disipe toda la oscuridad que haya en mí y para que los demás deseen venir a ti también.”
Hechos 12, 24—13, 5
Salmo 67(66), 2-3. 5-5. 8

fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros

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