domingo, 14 de mayo de 2017

Meditación: Juan 14, 1-12


Quinto Domingo de Pascua

Lejos de significar desgracia y fracaso en su misión, la muerte de Jesús fue un testimonio de cuánto lo amaba el Padre a él y a todos nosotros. Resucitado a la gloria del Padre, Jesús es la “Piedra viva” (1 Pedro 2, 4) establecida por Dios para todo el género humano.

Dios ha decidido congregar a su pueblo para que lo conozca, lo ame y comparta con él su vida. En Cristo, todos nosotros formamos un “linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada a Dios” (1 Pedro 2, 9). Sí, el Todopoderoso nos invita a ser “piedras vivas”, sólidamente establecidas y fieles a Cristo, la Piedra principal, y así llegar a ser el templo espiritual de Dios, la Iglesia, cuya cabeza es Cristo y cuyo pueblo somos todos los fieles.

¿Cómo podemos afianzarnos en Cristo, la Piedra principal? El principio es el Bautismo y la fe. Luego, nos mantenemos unidos a él mediante la oración, los sacramentos y el servicio al prójimo, y también cuando confesamos que él es nuestro Señor y Salvador, que vive para siempre y que es nuestra única fuente de salvación. Así despertamos a la vida de Dios y llegamos a ser piedras vivas unidas a Cristo, firmemente edificadas en su Iglesia. Si creemos en el Señor y le obedecemos, jamás seremos avergonzados ni defraudados (1 Pedro 2, 6). Cuando nos asalte la duda o la inseguridad, podemos encontrar la paz recordando esta magnífica verdad y depositando en ella nuestra confianza.

Jesús se fue a prepararnos un lugar para que estuviéramos con él, y él mismo es el camino hacia ese lugar. Ahora y siempre podemos tener parte en la vida de Cristo, porque él, que es el Camino, está siempre dispuesto a tendernos la mano. Él, que es la Verdad, nos enseña y nos conduce en forma infalible por la senda recta y, por ser la Vida, nos confiere valentía y fortaleza para la travesía.
“Amado Jesús, Señor y Salvador nuestro, que ya pasaste de la tierra al cielo; ahora, por estar ya unidos a ti, establecidos y edificados en ti, queremos subir contigo a la casa de nuestro Padre. Gracias, Señor.”
Hechos 6, 1-7
Salmo 33(32), 1-2. 4-5. 18-19
1 Pedro 2, 4-9

fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros

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