¿Quién eres tú, dulce luz, que me llenas y alumbras la oscuridad de mi corazón? Tú me gulas como mano materna y me dejas libre.Tú eres el espacio que rodea mi ser y lo encierras en sí. Si tú lo dejaras caería en el abismo de la nada, desde el cual tú lo elevas al ser.Tú, más cerca de mí que yo misma, y más Intimo que mí interior, y sin embargo inabarcable e incomprensible, que haces estallar todo nombre: Espíritu Santo, Amor eterno".
(Edith Stein, Werke, XI,
Durten/FriburgoBasilea-Viena 1987, 175)
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