“Confiado en tu palabra, echaré las redes.” (Lucas 5, 5).
La madre Teresa de Calcuta sintió que Dios le pedía que comenzara una nueva orden religiosa para atender a los más pobres de los pobres, aunque ella ya había hecho sus votos perpetuos con las Hermanas de Loreto. Cuando les presentó la propuesta a sus superioras, éstas pensaron que la idea era descabellada, por lo que le pidieron que tuviera paciencia, esperara, escribiera los méritos de su plan y sopesara con calma sus posibilidades de éxito.
En un nivel puramente humano, el consejo de pesca que Jesús, que era carpintero, le dio a Pedro, que era un pescador experimentado, le debe haber parecido a éste algo ingenuo. Las condiciones distaban mucho de ser ideales y sus compañeros ya estaban cansados; pero tanto Simón Pedro, tal como la Madre Teresa, escuchó, obedeció y el resto ya es sabido. La pesca increíble que logró Simón no se debió a que tenía buena carnada, ni fue la temperatura del agua ni la destreza de los pescadores. La pesca milagrosa se dio simplemente porque obedecieron al Señor.
Y ¿cómo es tu situación, querido amigo? Probablemente tus vecinos se sorprenden cuando ven que te levantas temprano el domingo para ir a Misa, en lugar de dormir hasta tarde, y seguramente tus compañeros de trabajo se admiran de que no expresas disgusto ni murmuras contra alguien que te ha tratado injustamente. Pero tú actúas así porque sabes que eso es lo que Jesús quiere.
Tal vez no estés llamado a comenzar una nueva orden religiosa, como la Madre Teresa, pero cada día tienes decisiones que tomar, y cada una es una oportunidad para confiar en Dios y pedirle sabiduría, y cada “sí” que le das al Señor abre una puerta para que él actúe en tu vida y en la de tus seres queridos y cercanos.
Esto es lo mejor de seguir a Cristo: Le damos el sí, por débil que sea, y él nos responde con un sí mucho más grande y nos llena de su amor; nos da la fuerza necesaria para hacer una diferencia en nuestros hogares y con nuestros amigos.
Quiera el Señor que todos confiemos en él lo suficiente como para “echar las redes” donde él nos diga.
“Amado Jesús, confío en tu infinita sabiduría, tu fidelidad y tu amor. Enséñame, Señor, a ser dócil a tus inspiraciones y tus instrucciones.”Colosenses 1, 9-14
Salmo 98(97), 2-6
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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