¡Buen día, Soplo del Dios Viviente!
¡Buen día, Espíritu Santo!
Con cantos de gozo, levantamos y construimos nuestro día!
Te aclamamos con la tierra entera:
¡Ven!
¡Ven que te necesitamos!
Tú eres el Único Bueno!
Tú eres el Santo!
Reconocemos en Ti al Dios de Toda Bondad,
al Rico en Misericordia,
al que de la nada hizo todo;
al que con Mano Poderosa nos rescata,
al que con Amor Materno nos acuna,
al que con Amor Paterno nos protege...
Siembra en la mañana Tu Paz,
esparce en el día Esperanza,
fortalece en todo momento nuestra débil Fe,
y, al final del día, danos la gracia de cantar
¡Grande es Tu Amor que no pasa!
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