Sólo Él puede entrar en nuestra conciencia, tocar nuestro corazón y consolar nuestra alma.
Aquel que creó nuestros corazones y que conoce todo lo que hay en nuestra vida (Salmos 32, 15), es el Único que puede sanar el corazón de cada uno de nosotros. Sólo Él puede entrar en nuestra conciencia, tocar nuestro corazón y consolar nuestra alma. Si Él no consuela nuestros corazones, los consuelos humanos se demuestran inútiles; de igual forma, cuando Dios nos consuela, nadie podría ya dañarnos, aunque nos ataquen miles y miles de personas. Cuando Dios fortalece el corazón, desaparece todo titubeo, toda vacilación.
(Traducido de: Sf. Ioan Gura de Aur, Omiliile despre pocăinţă, omilia a patra, p. 72) - Fuente: Doxologia
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