El temor de Dios nos da el valor para vencer el miedo a cualquier cosa de este mundo.
Al igual que los sapos asustan a los niños, lo mismo hacen las sombras con los soberbios. No es posible que quien en verdad siente temor de Dios se asuste por nada, si afirma que fuera de Dios no le teme a nada más. El temor de Dios nos da el valor para vencer el miedo a cualquier cosa de este mundo.
Además, el temor de Dios no es literalmente “temerle” a Él, Quien podría hacernos algún mal, y mucho menos temerle a cualquier otra cosa, si sabemos que Dios nos cuida y que, si perdiéramos nuestra vida presente, alcanzaremos otra en el Cielo, llena de todas las bondades.
El que confía en Dios, entonces, no siente ningún miedo. Al contrario, aquel que le teme a las cosas de este mundo y no confía más que en sus propias fuerzas, siempre está lleno de temores. Ni su propio “yo” ni las cosas del mundo son una garantía contra las aflicciones y los problemas.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, notele 55-553 la Sfântul Ioan Scărarul, Scara dumnezeiescului urcuș, traducere, introducere şi note de Pr. Prof. Dumitru Stăniloae, în „Filocalia”, vol. IX, Editura Institutului Biblic și de Misiune al Bisericii Ortodoxe Române, Bucureşti, 1980, pp. 255-256) Fuente Doxologia
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