Tal individuo se asemeja a un monstruo con muchas caras, opuestas entre sí, enfrentándose a Dios, a los demás y a todos los seres que existen.
Aquel que busca la honra de los hombres, que no es nada, y abraza el amor desmedido por los placeres del cuerpo, aferrándose a la avaricia y a la gula, o deviene en un ser diabólico, con su soberbia y orgullo, o se animaliza por medio de los placeres del vientre, o se convierte en una fiera con quienes le rodean, por su inhumana codicia.
Cuando esto ocurre, la persona renuncia a la fe en Dios, porque busca la honra de los demás, de acuerdo a las palabras de la Escritura; se aparta de la pureza y la inocencia, porque se enciende con la gula del vientre y los deseos del cuerpo, sometiéndoseles. Con esto, es sacada afuera del amor, porque se preocupa solamente por sí misma y no comparte sus bienes con su prójimo necesitado.
Tal individuo se asemeja a un monstruo con muchas caras, opuestas entre sí, enfrentándose a Dios, a los demás y a todos los seres que existen.
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