Cristo observa las profundidades del hombre y conoce lo que hay detrás de cada palabra y cada acción. Cristo no puede ser engañado por lo que se ve, ni siquiera por lo que es evidente.
... porque el Señor ve lo más profundo del hombre y no la superficie, que son las apariencias que nosotros percibimos.
Cuando el hombre hace esto o aquello, cuando dice una palabra u otra, entendemos aquel hecho o aquella palabra en la medida de nuestro conocimiento.
Cristo observa las profundidades del hombre y conoce lo que hay detrás de cada palabra y cada acción. Cristo no puede ser engañado por lo que se ve, ni siquiera por lo que es evidente.
(Traducido de: Mitropolitul Antonie al Surojului, Bucuria pocăinței, Editura Marineasa 2005, colecția Viața în Hristos, p.27)
Fuente: Doxologia
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