martes, 10 de octubre de 2017

¡Qué cosas tan maravillosas suceden en el Santo Altar durante la Divina Liturgia!

¡Cómo vuelan, hijo mío, los ángeles! Y cuando el sacerdote dice: «Por las oraciones...», los Poderes Celestiales parten y el Santo Altar queda en una profunda paz.”














Mi padre espiritual decía:

“Los hombres, hijo mío, están ciegos y no ven lo que sucede en el Santo Altar durante la Divina Liturgia. Una vez, oficiándola, sentí que no podía efectuar el Traslado de los Santos Dones debido a lo que veía en aquel instante. El coro repetía: «Nosotros, que místicamente representamos a los querubines...», cuando, en un momento dado, sentí que alguien me empujaba por el hombro. Pensé que se trataba del cantante de la iglesia, y me dije: «¡Bendito de él! ¡Cuánta irreverencia! ¡No le basta con entrar, sino que además viene y me empuja!». Me volteé para verlo... y lo que ví fue la enorme ala que un Arcángel había posado sobre mi hombro, conduciéndome para hacer la Gran Entrada.

¡Qué cosas tan maravillosas suceden en el Santo Altar durante la Divina Liturgia! Hay veces en las que no puedo permanecer de pie, y mejor me siento. Algunos de los otros oficiantes creen que tengo problemas de salud, pero lo que pasa es que ellos no saben lo que veo y escucho. ¡Cómo vuelan, hijo mío, los ángeles! Y cuando el sacerdote dice: «Por las oraciones...», los Poderes Celestiales parten y el Santo Altar queda en una profunda paz.”

(Traducido de: Un Stareţ sfânt – fericitul părinte Iacov Egumen al Sfintei Mănăstiri „Cuviosul David”, Editura Bunavestire - Bacău 2002) - Fuente: Doxologia

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